Los efectos de la desaceleración económica de Estados Unidos comenzaron a sentirse en México desde el mes pasado, porque se estancó la actividad manufacturera y terminó el oxígeno artificial que las finanzas públicas recibían del petróleo al estabilizarse su precio internacional, advirtió el Centro de Investigación en Economía y de Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México.

Pronosticó la caída del empleo en la industria al retraerse las exportaciones y en consecuencia también el mercado interno que se sustenta en ellas. Más aún cuando, recordó, la mitad de los puestos formales en ese sector es de subcontrato, es decir, empleo que no genera seguridades y no garantiza la permanencia de los trabajadores.

Hasta agosto, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) mostró crecimiento de 4.4 por ciento, que no es me- nor; sin embargo, es un paliativo insuficiente para solucionar los problemas más profundos de México: desocupación, pobreza y competitividad en los sectores productivos, indicó el CIEN, el cual dirige el investigador José Luis de la Cruz.

Repunte de indicador económico

Explicó que si el IGAE registró en agosto el repunte más importante desde febrero fue debido al crecimiento de casi 15 por ciento del sector agropecuario, cuya alta volatibilidad no le permite hacer posible una franca recuperación de la economía nacional.

En cambio, el comercio y los servicios crecieron 4.6 por ciento y la industria es el sector más preocupante, pues incluso con el crecimiento de 3.1 por ciento su tendencia ha cambiado a la baja. La mayoría de las ramas manufactureras muestran estancamiento o caídas desde la industria textil y transportes hasta la fabricación de computadoras y equipo eléctrico.

Por ello, el CIEN señaló que el sector externo comenzó un descenso en sus componentes más representativos, pues la salvaguarda que las manufacturas habían constituido se debilita por la desaceleración de Estados Unidos, principal socio comercial de México.

Es importante considerar los efectos nocivos que la desaceleración del sector manufacturero tendrá sobre el empleo y, en consecuencia, en el deterioro de variables como la pobreza y el aumento de la informalidad, insistió.

Además, la reducción de las importaciones en bienes de capital da cuenta de que las empresas han moderado sus compras de bienes y equipo, porque las únicas compras al exterior que se mantienen elevadas son los derivados del petróleo, como las gasolinas.

Ello anuncia que los directivos prevén un cierre de 2011 y un año nuevo poco positivos, puntualizó.