Guadalajara, 29 de octubre. Nadie esperaba el caudal de medallas ganadas por México en la edición 16 de los Juegos Panamericanos: unas preseas estaban cantadas y otras se obtuvieron de forma inesperada, pero todas tienen igual mérito y valor en una delegación pintada de rosa, con guerreras que se entregaron plenamente en jornadas de ensueño en casa.

Las 42 medallas de oro, 40 de plata y 50 de bronce, para un total de 132, jamás se habían logrado; principalmente las doradas. Las estimaciones de los dirigentes fueron rebasadas.

El problema es, como ya se sabía, que los deportes no olímpicos, como la pelota vasca –que regresó al programa panamericano tras el pleito entre Mario Vázquez Raña y José Musi, quien dejó la federación–, el racquetbol y el squash han aportado 14 de las 41 preseas áureas.

Esto significa que los buenos resultados obtenidos en Panamericanos no se reflejarán en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El repunte, entonces, es a nivel continental, mientras en el plano internacional México seguirá igual que siempre.

Entre las disciplinas en las que sí se ha respondido están clavados, gimnasia (cinco medallas) y atletismo (tres), aunque este último quedó lejos del pronóstico de 15 a 18 medallas hecho por el presidente de la federación correspondiente, Antonio Lozano.

La principal decepción en el atletimo fue la debacle de Éder Sánchez en 20 kilómetros de marcha, sobre quien se tenían muchas esperanzas.

Canotaje y taekwondo, pese a los dos títulos de José Everardo Quirino e Irma Contreras, no cumplieron. Ambos deportes fueron dominados por Cuba, que de paso arrebató el campeonato. En cambio, pentatlón moderno, con Óscar Soto y Tatiana Vega, brillaron con el primero y segundo lugares y el pase a la justa olímpica de Londres 2012, que también consiguió el canoísta michoacano.

México ha organizado tres justas panamericanas y –por supuesto que no es coincidencia– en esas tres ocasiones ha tenido sus mejores participaciones.

En los juegos de la ciudad de México 1955, los segundos que se realizaron, el país tuvo su mejor desempeño, al ubicarse en la tercera posición.

En Guadalajara 2011 los nacionales lograron el cuarto lugar, mismo puesto que obtuvieron en las ediciones de Chicago 1959 y ciudad de México 1975.

El lado femenino

Las mujeres siempre han sacado la casta en los certámenes internacionales, pero en estos juegos deslumbraron con determinación, coraje y fuerza hasta el último aliento.

Hay que destacar el ejemplo de las basquetbolistas, quienes se rompieron el alma en la duela cuando nadie daba un peso por ellas –se decía que iban a ser eliminadas en los primeros juegos–, mientras la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) negociaba los cientos de miles de dólares que exigía el seguro para que Eduardo Nájera jugara, y finalmente, al no cubrirse ese requisito, éste no participó.

Las basquetbolistas llegaron en camión, pero se regresaron con el corazón hinchado de orgullo y sin su capitana Érika La Cucha Gómez, quien se retiró envuelta en lágrimas con la plata alcanzada. Les supo a oro puro esa final contra Puerto Rico ante un fiel y numeroso público que las acompañó en todos los partidos y supo reconocer su esfuerzo.

En otro deporte de conjunto, el más popular del país, el Tri se llevó los honores en el futbol, para sorpresa de muchos y del propio entrenador, Luis Fernando Tena, quien al principio ni siquiera se atrevió a comprometerse con la medalla de oro, que finalmente sí consiguió la Sub 22 y sus tres refuerzos, entre ellos el polémico portero Jesús Corona.

El futbol varonil conquistó su cuarta dorada en la historia de la cita continental, mientras el Tri femenil también aportó lo suyo con un tercer lugar, medalla que prometió Maribel Domínguez nomás para sacarnos la espina del Mundial.

Mención aparte merece el boxeo femenil, que en Guadalajara 2011 realizó su presentación en Panamericanos. Las boxeadoras debutaron con metales, pese a no contar con fogueo y tener que entrenar con sparrings hombres. En general las mujeres alcanzaron preseas, y las que se quedaron con la manos vacías seguramente en la siguiente contienda serán victoriosas.

Cynthia Valdez, la consentida local, ganó cinco medallas en gimnasia, dos de oro y tres de plataFoto Ap

La cascada de metales

El papel calificado de histórico comenzó a escribirse con el gimnasta bajacaliforniano Daniel Corral, quien dio el oro 24 al representativo nacional para superar lo hecho en Mar del Plata, Argentina, 1995, cuando se consiguieron 23 preseas áureas.

Jueves glorioso el 27 de octubre, que no se olvidará al totalizar 31 doradas. Ese día se ganaron nueve áureas, la mayor cosecha jamás lograda en la llamada Fiesta de América.

Corral aportó dos primeros sitios en caballo con arzones y barras paralelas, además de que el oriundo de Ensenada consiguió algo insospechado: rompió una sequía de 44 años en que un gimnasta no subía a lo más alto del podio, después de Armando Valles en el lejano Winnipeg 1967.

El multicampeón de Olimpiadas Nacionales (tiene 72 preseas en su palmarés) fue el amuleto de la suerte en la gimnasia artística, que se sumó al primer lugar de Ana Estefanía Lago en manos libres para que su deporte quedara en segundo lugar del medallero con siete metales (3-1-3), detrás de Estados Unidos y por delante de Brasil, potencia en esta disciplina.

Cynthia Valdez, la consentida local, no sólo derrochó belleza en la gimnasia rítmica, ya que ella sola entregó cinco preseas, dos doradas, para inaugurar la pasarela de reinas, a la que se sumaron Paola Longoria en racquetbol (tres de oro), Samantha Salas, en squash, la clavadista Laura Sánchez y la fondista Marisol Romero (un par de títulos), así como Paola Espinosa (tres primeros lugares y un bronce).

En tiro con arco, la juvenil Alejandra Valencia echó abajo los pronósticos al ceñirse la corona individual, y fue el puntal para guiar al equipo femenil con otra áurea, al lado de Aída Román y Mariana Avitia.

Sus compañeros Juan René Serrano, Luis Eduardo Vélez y Pedro Vivas alcanzaron bronce por equipos, aunque el primero –abanderado tapatío– decepcionó en la ronda individual, al perder en las semifinales.

Aunque la mayoría de las competencias se realizaron en el municipio de Zapopan, Guadalajara –sede oficial– ya tiene un lugar en la historia de las justas continentales.

Los problemas de organización

Los deportistas mexicanos, principales protagonistas –que dieron luz en 16 días de competencias que este domingo llegan a su fin–, opacaron las fallas de organización, entre ellas los problemas para conseguir boletos y las largas filas que se veían en las diferentes competencias, mientras en las gradas se observaron asientos vacíos.

Los propios familiares de los atletas quedaron fuera de los eventos, mientras los boletos de cortesía que entregó el comité organizador a los 42 comités olímpicos de los países participantes para sus delegaciones quién sabe qué destino tuvieron, aunque Felipe Muñoz, presidente del Comité Olímpico Mexicano, al menos aceptó que su hermano Francisco Javier los revendió. Éste fue detenido y salió libre tras pagar fianza.

En las zonas VIP figuraban políticos, directivos y ex medallistas con gafete oficial, acompañados de esposas, hijos, nietos y amigos. La historia de siempre de los que no compiten y pasean a costa de los impuestos pagados por los mexicanos.

Será mejor invertir en el relevo generacional, que el próximo año tendrá participación en los Juegos Olímpicos de Londres y después en la justa centroamericana de Veracruz 2014, los continentales de Toronto 2015 y la veraniega en Río de Janeiro 2016.

Estados Unidos, que sólo en algunos deportes envió a su primer equipo, continuó con su dominio en el medallero por delante de Cuba y Brasil. México desplazó a Canadá y salió del quinto lugar general.