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Ver día anteriorDomingo 30 de octubre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Producto e inversión en Estados Unidos
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ace tres días se dieron a conocer los primeros datos oficiales sobre la dinámica económica estadunidense del tercer trimestre de este año. En lo fundamental sobre la evolución de su producto y de su inversión. Lo primero que sobresale es su excesivamente lento dinamismo económico, que inmediatamente se traduce en una más lenta recuperación. Ya sólo esto da idea de la hondura de la crisis estadunidense. En realidad de la crisis mundial. Ya señalábamos en una nota anterior que nunca en la historia económica de nuestros vecinos, un expulsado de su trabajo había tardado tanto en encontrarlo: 40.5 semanas, es decir, casi 284 días.

Recordemos que atrás de ésta y otras características de la ocupación y del empleo está la inversión, su volumen y su estructura, determinantes del nivel de la actividad económica y de la preminencia de una u otra esfera de esta actividad económica. Finalmente, es la inversión la que determina el nivel de la actividad económica, pero también el tipo de ocupación y empleo que una economía puede ofrecer. Asimismo la mayor o menor calidad de esta ocupación y este empleo. Los datos oficiales más recientes muestran que el producto trimestral de nuestros vecinos creció poco en el tercer trimestre de 2011.

Vale la pena hacer dos observaciones sobre este crecimiento: 1) medido como lo hacemos en México, es decir, considerando el valor constante del producto del tercer trimestre de 2011 contra el valor constante del producto del tercer trimestre del 2010, fue de sólo 1.6 por ciento; 2) es un crecimiento igual al del segundo trimestre de este 2011, pero menor al del primero y del cuarto de 2010. En el segundo trimestre de 2010 el producto estadunidense había crecido 3.5 por ciento. En el último trimestre del año de la llamada recuperación, 3.1 por ciento. Más allá del enredo de números y tasas, esto significa que nuestros vecinos han crecido cuatro trimestres a tasas cada vez menores. O sea, que llevan un año en un proceso de desaceleración casi persistente. Y digo casi porque, efectivamente, el trimestre que acaba de concluir no registraron una tasa menor que la del segundo trimestre de 2011. Sólo igual. Con ello, en el periodo enero-septiembre el crecimiento anual de su producto es de sólo 1.8 por ciento. Esperaban crecer más de 2 por ciento.

Incluso alcanzar –de nuevo– 3 por ciento, como lo habían logrado en 2010. Pero no. ¿Qué ha pasado con la inversión? Lo primero a notar es que en este tercer trimestre de 2011 registra –una vez más– un crecimiento negativo. Levemente negativo (menos 0.1 por ciento), pero negativo. Recordemos algo. Luego de trece trimestres de crecimiento negativo –del cuarto de 2006 al cuarto de 2009– la inversión en el vecino país había vuelto a crecer. Incluso –como nos tiene acostumbrado este indicador saltarín– llegó a tasas de casi 20 por ciento anual, en los trimestres segundo y tercero de 2010. Pero a finales de 2010 lo empezó a hacer a tasas dada vez menores hasta llegar al tercer trimestre de 2011 cuando –como he comentado– nuevamente registró números negativos.

¿Qué otra característica nos muestra el comportamiento de la inversión y, en cierto sentido, el futuro próximo de la economía de nuestros vecinos y –también en cierto sentido– de la nuestra? Su peso relativo en el producto. Ha descendió y no se ha recuperado. En términos anuales la economía estadunidense registra la época de menor peso relativo de la inversión en el producto. En 2010 representó 15.8 por ciento del valor agregado estadunidense. No había sido menor de 20 por ciento de 2003 a 2009. Incluso en la retracción económica de 1991 en que la economía vecina registró un crecimiento negativo en su producto, la inversión sólo bajó un poco, y representó 19.5 por ciento del producto. En esta crisis bajó casi cinco. Fue de 20.9 por ciento del producto en 2006. En el mejor de los casos, en 2011 conservará esa participación de 2010. Pero todo hace pensar que se tardará un poco más en recuperarse de esa caída.

En estos momentos un punto porcentual del PIB estadunidense equivale a 150 mil millones de dólares. Así, la caída de la inversión representa un retiro de no menos de 750 mil millones de dólares del impulso económico cotidiano. Y esto se traduce en menor actividad económica. ¿Qué tan menor? Pues eso depende de los niveles de capacidad instalada alcanzados. En el caso de Estados Unidos –para bien y para mal– muy altos. Por eso, precisamente, ha sido posible una cierta recuperación con menor inversión. Ya se utiliza 77 por ciento de esa capacidad instalada. Se había caído a 67 por ciento en el momento más duro de la crisis, en el segundo trimestre de 2009. Pero eso no puede durar mucho, de forma que si no hay recuperación sólida de la inversión, no habrá recuperación similarmente sólida del producto y, menos aún, del empleo y del ingreso. Si solamente consideramos estos indicadores ¿cuál sería el momento en que pudiéramos decir que la economía vecina mejora?

Cuando la inversión recupere –una vez más– esos cinco punto del producto que ha perdido. Dado el movimiento del mercado mundial de dinero y el tremendo endeudamiento estadunidense, eso puede tardar más años que los inicialmente imaginados. Las situaciones de Grecia en particular y de la Unión Europea en general no son sino un ligero indicador de las tremendas dificultades que experimenta la economía mundial para salir del atolladero en que está. Sí, sólo un atisbo de las enormes dificultades, como lo muestra hoy la economía de nuestros vecinos. Sin duda.