En México, alrededor de 12 millones de personas viven zonas con bosques o selvas, pero sólo 2 mil 400 ejidos y comunidades aprovechan sus recursos forestales de manera sustentable a través del Buen Manejo Forestal Comunitario (BMFC).

Un ejemplo exitoso de este esquema es la comunidad de Amanalco, en el estado de México, la cual ha recuperado mil 500 hectáreas de bosque, en la última década, al frenar la expansión de la zona agrícola.

Los ejidatarios se mostraron satisfechos de su labor para cuidar el bosque, pues éste nos da oxígeno, agua y plantas medicinales y un empleo para educar a nuestros hijos.

Aseguraron que gracias al programa de aprovechamiento forestal con que cuentan han logrado evitar la migración, pues contamos con un trabajo y aunque el pago es poco, podemos sostener a nuestras familias sin arriesgarnos a ir a otro lado.

A partir de un plan de manejo forestal sustentable y ordenamiento territorial desarrollados por ellos mismos, los ejidatarios se sostienen del ingreso por la venta de materia prima o de su trabajo en aserraderos o como fleteros. Ahora cosechamos oxígeno, dijeron.

Su plan de manejo forestal sustentable se basa en cuatro directrices: aseguramiento de la cobertura forestal, protección del bosque a partir de obras de conservación de suelos, control de plagas e instalación de brechas, producción –que al terminar el ciclo de corte haya una superficie plantada mayor a la original–, y selección de los árboles que serán derribados (aquellos deformes, viejos o con plagas) para dejar los de mejor calidad para que sirvan de semilla.

La comunidad de Amanalco cuenta con torres de control de incendios y brigadas de protección del bosque equipadas para contener focos ígneos e integradas por ejidatarios, quienes reciben pago por ese servicio.

Asimismo, han desarrollado una unidad de manejo para la conservación de la fauna silvestre donde se reproduce el venado cola blanca, y el proyecto ecoturístico Corral de Piedra.

Tienen también un vivero para garantizar la reforestación y un aserradero donde trabajan la madera de los árboles aprovechados bajo el esquema de Buen Manejo Forestal Comunitario.

Entre las actividades que realizan para conservar la zona forestal de la comunidad (once mil hectáreas de las 22 mil que tiene el municipio) están la apertura y rehabilitación de brechas para prevenir incendios forestales, retirar maleza para permitir la regeneración natural del bosque y obras de conservación de suelos, entre otras.