Error del PAN, haber conservado el viejo aparato priísta; se debe rectificar, señala
Viernes 28 de octubre de 2011, p. 4
Aspirante a la candidatura presidencial del PAN por segunda ocasión, Santiago Creel Miranda reconoce que los gobiernos emanados de su partido han cometido errores. Haber mantenido el aparato viejo del PRI en todas sus ramificaciones: en la economía, los sindicatos y las centrales campesinas, fue una equivocación que hay que rectificar, subraya.
La gente quiere un cambio y ese cambio puede venir también del PAN, estima el ex secretario de Gobernación, quien propone una modificación radical en la estrategia gubernamental contra el crimen organizado. En materia económica, considera de vital importancia acabar con los monopolios, y en el orden social, plantea desarrollar una revolución educativa en la que la dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo, ha demostrado que no tiene cabida, por lo cual ratifica que no promoverá una alianza con ella, pero sí con los maestros.
Abogado egresado de la UNAM y con estudios de posgrado en el extranjero, Creel Miranda forma parte de una familia ligada a los fundadores del PAN, en la que abrevó los principios y la doctrina de ese partido. No obstante, sus primeros pasos en la política los dio sin estar afiliado al blanquiazul. Primero en el Grupo San Angel y luego como consejero del Instituto Federal Electoral.
Ya con credencial del PAN, contendió por la jefatura de Gobierno de la ciudad de México, y de la mano del ex presidente Vicente Fox ocupó la Secretaría de Gobernación, a la que renunció para competir por la candidatura presidencial contra Felipe Calderón.
–¿Cuáles considera que son los principales problemas del país y cómo los resolvería? –se le pregunta en entrevista realizada en sus oficinas de Polanco.
–El problema de fondo en el país es su enorme desigualdad, mientras el más urgente es la violencia. El primero tiene que ver con el actual arreglo económico, en el que la política se ha enfocado más a generar un equilibrio en las finanzas públicas que a un crecimiento de la economía y una mejor distribución del ingreso y reparto de la riqueza del país. Ésta es una política que requiere cambios de fondo. En primer lugar hay que acabar con los monopolios; abrir la economía a la competencia, en particular los sectores altamente dominados por unas cuantas empresas y que absorben gran parte de la renta nacional. También se necesita establecer una política fiscal, monetaria y laboral que permita que los mercados funcionen de manera competitiva. Con una economía más dinámica se puede empezar a crecer y generar empleos.
–¿Qué propone para los 7 millones de jóvenes llamados ninis?
–Hay que mejorar la calidad de la educación, para que el estudiante arribe al mercado de trabajo en mejores condiciones; aumentar el número de becas, para que tengan una adhesión más firme a la escuela, y generar mayores puestos de trabajo. Esto se puede hacer con un manejo diferente de la economía.
–En materia de seguridad, ¿mantendrá la actual estrategia contra el crimen organizado?
–Hay que hacer cambios radicales, que implican privilegiar el objetivo principal de lo que debe ser la seguridad: bajar los niveles de violencia y vivir en paz. He venido planteando la creación de una secretaría de seguridad que coordine las operaciones que hoy están disgregadas, del Ejército, la Marina, la PGR, la Secretaría de Seguridad (Pública), la Policía Federal, el Cisen, Migración y Aduanas. También establecería una instancia adicional especializada; una DEA (agencia estadunidense antidrogas) mexicana, que combata lo que está desatendido: la economía del crimen. Las capturas son muy buenas, pero igual de bueno es capturar el patrimonio de los capos, que es la fuente del mal, con lo que se compra armamento y autoridades. El Ejército y la Marina no deben intervenir en seguridad pública, sino en seguridad nacional, y hay que sacarlos del proceso con calendario en mano.
–¿En qué fallaron los panistas? ¿Qué hicieron para que se pronostique el inminente regreso del PRI a Los Pinos?
–Los sondeos de opinión marcan una dirección, pero no es concluyente ni definitiva. Sucedió así en 2000 y en 2006. Lo que me dicen esos estudios es que la gente quiere un cambio, y ese cambio puede venir también del PAN, aprovechando las cosas buenas que se han hecho, pero planteando cambios de fondo como los que he señalado. Entendido el humanismo moderno como el auténtico bien común. Tenemos muchas banderas para con nuestra propia ideología hacer avanzar la lucha contra la desigualdad y la violencia. Los errores hay que reconocerlos. Eso es difícil, pero mucho más difícil es rectificarlos. Yo no voy a ser alguien que disfrace errores y menos los esconda. Los errores que hemos cometido, como el caso de la alianza con Elba Esther Gordillo, tenemos que enmendarlos.
–¿Por qué ahora sí hay que confiar en sus planteamientos?
–El hecho de que uno haya cometido errores no quiere decir que estos deban persistir. Se hicieron cosas muy buenas, pero el mantenimiento del aparato viejo del PRI, en todas las ramificaciones, en la economía, en los sindicatos, en centrales campesinas, fue un error y hay que rectificarlo. Tengo el ánimo para ello. Hay cosas que se pueden impulsar, pero requieren un proceso de maduración. No hubiera sido posible en los primeros años de gobierno; hubo muchos imponderables, muchas dificultades. Pero tenemos esa experiencia que podemos aprovechar.
–¿No cree que su vínculo con el ex presidente Vicente Fox pese en su contra a la hora de la votación para elegir candidato presidencial del PAN?
–No. Tengo una relación de afecto con él, pero no estoy de acuerdo con lo que dice, con el pacto con los criminales, la legalización de las drogas o que el PRI va a ganar.
–¿Y su enemistad con Felipe Calderón?
–Ni es tanto como se dice. No soy del grupo calderonista ni estoy en su contra. Ha habido cosas buenas de su administración que me gustaría fortalecerlas, pero también hay cosas que no han podido consolidarse, que me gustaría cambiar, y tengo el valor, el carácter, la determinación para hacer esos cambios. No voy a estar haciendo compromisos para que las cosas queden igual. Con nadie. Absolutamente con nadie.