Se estrenó en México la ópera que compuso el músico húngaro a los 13 años
Así, el festival se suma a las celebraciones por el bicentenario del natalicio del compositor
Lunes 24 de octubre de 2011, p. a13
Guanajuato, Gto., 23 de octubre. Con el estreno en México de la ópera Don Sanche ou Le Chateau d’Amour y un recital a cargo del pianista australiano Leslie Howard, el Festival Internacional Cervantino se sumó ayer a las celebraciones mundiales por el bicentenario del natalicio del compositor húngaro Franz Liszt.
La interpretación de Don Sanche en su versión de concierto estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes (OSA), dirigida por Román Revueltas, quien estuvo acompañado por el Coro de Ópera de la OSA, a cargo de Francisco López Mora.
Los solistas invitados fueron el tenor László Boldizsár, el barítono Peter Kálmán y la mezzosoprano Viktória Mester, los tres de Hungría, así como las mexicanas Verónica Alexanderson (mezzosoprano) y Lourdes Ambriz (soprano).
Autor a los 13 años
Considerada por los críticos como una ópera bien lograda y con una enorme intuición musical y dramática
, la pieza fue escrita por Liszt cuando tenía 13 años de edad. Se trata de su única ópera, con una respetable inventiva melódica
que narra un complejo triángulo amoroso medieval.
El día dedicado al autor nacido en Raiding, entonces imperio austriaco, el 22 de octubre de 1811, se inició al mediodía con el recital a cargo de Howard, quien presentó un programa conformado por Deux Légendes, Sonata para piano en si menor, Romancero español (dedicada a la reina Isabel II de España) y Fantasía sobre temas del Fígaro y del Don Juan, de Mozart.
Antes, en charla con la prensa, el intérprete afirmó que recientemente un investigador encontró obra de Liszt en un sótano abandonado.
Se comprobó que pertenecen a él porque ahí había también un piano que tenía dentro un rosario roto, en vida el compositor escribió en una carta narrando que se le había caído y quebrado su pieza religiosa, fue así que se investigó y se comprobó que era de él
, dijo Howard.
Agregó que entre estos hallazgos se comprobó que Liszt fue diplomático para el Vaticano, “viajaba todo el tiempo y llevaba documentos consigo, gracias a la experiencia que tuvo por el mundo sabía a quién dirigirse socialmente, y fue una de las personas más conocidas del siglo XIX.
También fue de los más fotografiados; ya maduro era un hombre canoso con ojos muy nobles. Hay miles de fotos de él que plasman esa parte de su carácter serio y religioso, pues era franciscano
, concluyó el pianista.