La decisión había sido tomada: vendría el retiro definitivo después de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.

Ahora, con cinco medallas conquistadas en su casa (dos de oro y tres de plata), la gimnasta Cynthia Valdez no está convencida de que ése sea el camino que deberá seguir de hoy en adelante.

La posibilidad de sumar otro logro, de convertirse en la primera mexicana en asistir a unos Juegos Olímpicos en gimnasia rítmica mediante una invitación especial la inquieta, pero aclara: Si decido retirarme no depende de la justa veraniega, sino de mi gusto por hacer este deporte.

“Hace algunos meses decía que ésta era la definitiva, pero después de disfrutar este momento, de estar con toda la gente que me apoya muchísimo, me pone a dudar…”

Con 15 años de carrera, la jalisciense confiesa: Asistir a unos Juegos Olímpicos es uno de mis grandes sueños, pero si no se puede, ni modo. Estoy satisfecha con mi trabajo.

La gimnasia rítmica, un deporte con hegemonía europea, dio un vuelco en México a partir de la aparición de Cynthia Valdez, hoy la mexicana que más medallas ha ganado en Juegos Panamericanos con 10 preseas –dos de oro, cinco de plata y tres de bronce– en tres ediciones.

El prototipo de gimnasta

La tapatía de esbelta figura, brazos y piernas largas fue la primera representante nacional con el prototipo físico que requiere esta disciplina, que demanda elasticidad de contorsionista, ligereza y concentración.

Hasta antes de Valdez, la yucateca Aicela Rosado fue la gimnasta mexicana más sobresaliente en esta especialidad, a pesar de su estatura promedio y un físico para desempeñar mejores resultados en la gimnasia artística: piernas cortas y musculosas, torso pequeño y cadera ancha.

Los mejores resultados que podía esperar México en este deporte con Valdez eran en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en los que peleaba un lugar en el podio con Cuba y Venezuela, países también lejanos al nivel que ostentan históricamente las rusas, búlgaras y bielorrusas.

La aparición de Cynthia en la Olimpiada Nacional –su primer escaparate– hizo olvidar a Rosado y obligó a otros estados a seleccionar más minuciosamente a las niñas que se inician en la gimnasia rítmica, como se hace en Europa.

En vísperas de sus 15 años Valdez se convirtió por primera vez en la reina de los Juegos Centroamericanos y del Caribe El Salvador 2002, con cuatro preseas de oro y una de plata, resultados que hasta entonces no había obtenido una mexicana, y que a la postre ratificó.

A partir de esta actuación la jalisciense no paró de crecer y rompió con todos los paradigmas para las gimnastas del país: más metales de oro en Centroamericanos, medallas panamericanas, top ten de la serie mundial de Grand Prix y el apoyo gubernamental en un deporte, en el que ningún país del continente, ni Estados Unidos ni Canadá, ha podido brillar a escala mundial.

He tenido varios momentos muy bonitos, importantes, no por el simple hecho de ganar una medalla, he tenido otros muy relevantes que igual los valoro, resalta.

Con el respaldo que pocos deportistas mexicanos pueden presumir sin haber llegado a ser los mejores del mundo en su deporte, Valdez conoció el hartazgo y en la plenitud de su carrera perdió la oportunidad de convertirse en la primera mexicana en asistir a unos Juegos Olímpicos.

Las medallas de oro que le habían colgado antes de llegar a Río de Janeiro las dejó ir para conformarse con platas y bronces. En el mundial de Patras, Grecia 2007, se ubicó en el lugar 48, lejos de la zona de clasificación a la justa veraniega.

Siento que me confíe, que no tenía mucha competencia, a veces iba sola, no había más gimnastas de buen nivel en México, llegue a sentir que lo tenía todo y a lo mejor ya no me esforcé tanto, acepta la gimnasta de 23 años.