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El músico cantó desde los clásicos sesenteros hasta temas de Regalo

Recital poético y calmo ofreció Pablo Milanés en el Auditorio

Se despidió, pero ante la constante petición del público, regresó varias veces al foro

Cerró con Yo pisaré las calles nuevamente

 
Periódico La Jornada
Martes 18 de octubre de 2011, p. a10

Amo esta isla, soy del Caribe; jamás podré pisar tierra firme, porque me inhibe, cantó Pablo Milanés la noche del pasado domingo en concierto que ofreció en el Auditorio Nacional, donde desde la primera melodía, Vengo naciendo, marcó la ruta del tono Milanés actual: poético y calmo.

En las letras se encuentran los vaivenes de la vida, del amor y de los procesos sociales.

Amo esta isla es la reafirmación topológica, el entorno ambiental y el ritmo de las olas, aunado a poder caminar por las calles con libertad. Fue una noche de interpretación de viejas melodías, si las ubicamos en los años 60 del siglo pasado, hasta unas de nuevas, del disco Regalo. Unas y otras conforman una obra magna que muestra el desarrollo de Milanés como solista, integrante de grupos como el semilla Los Bucaneros o el dueto con Silvio Rodríguez.

Nacido en Bayano en 1943, fundó con Silvio Rodríguez y Noel Nicola el movimiento de la nueva trova cubana.

De diferentes puntos del foro se oyeron solicitudes de sus fieles. Muchos querían escuchar Pobre del cantor, las más combativas, aquellas que prendían y hacían apretar los puños a los ceceacheros, por la rabia provocada ante el golpe militar chileno contra el gobierno de la Unidad Popular comandado por Salvador Allende. “Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada…”

Pablo centró el recital en sus temas de amor, que muestran otros ángulos sobre las situaciones de pareja. Hay dolor por el abandono, pero también dignidad. Para no caer en la monotonía se escuchan sus musicalizaciones a poemas del poeta José Martí.

Foto
Yolanda fue cantada a coro en el concierto que ofreció el domingo en el recinto de ReformaFoto Fernando Aceves

Una mujer sentada frente al escenario no dejaba de gritar ¡Te amo, Pablo!, lo cual hizo reír a varios y al propio artista, quien más bien procuraba hacer mutis.

Su interpretación de Los días de gloria fue un boleto para un  viaje a los días de niñez y juventud que no volverán. El valor de la vida, que más se disfruta y entiende cuando ya se acaba… o falta poco.

Nostalgia, Búsqueda, Canción, El amor de mi vida, El tiempo, el implacable, La soledad…

Yolanda fue cantada a coro, uno de sus máximos éxitos en México, en gran parte debido a la versión de Guadalupe Pineda. A ésta siguió El breve espacio, que hizo expresar a un chavo: ¡No mames!, pues no esperaba oírla esa noche.

Se despidió, pero ante la gritería de ¡otra, otra!, regresó varias veces.

El público cantó de pie Para vivir, ese consejo hecho canción, que hace pensar que del amor no por fuerza debe nacer un nuevo niño. Cosas del fracaso de la planificación familiar, que nunca podrá contra la calentura.

Cerró más que ad hoc con Yo pisaré las calles nuevamentre, de lo que fue Santiago ensangrentada, hoy vigente, dada la lucha de los estudiantes chilenos por una educación gratuita y de calidad.