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Carlos Bonfil coordina ¡Hoy grandioso estreno!..., que se presentará en Morelia

Importante, recuperar la memoria del cine como un ejercicio de resistencia cultural
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 18 de octubre de 2011, p. 9

Morelia, Mich., 17 de octubre. Como parte de las actividades del Festival Internacional de Cine de Morelia se presentará el libro ¡Hoy grandioso estreno! El cartel cinematográfico en México, coordinado por Carlos Bonfil, edición que da cuenta de la historia del cartel a lo largo de la evolución del cine mexicano. En entrevista, el colaborador de La Jornada precisó: No es para abuelitas, sino para que los jóvenes conozcan su pasado; les da claves para que interpreten su realidad e identidad y que la cultura se vea como algo vivo, no como una mercancía, como la quieren ver algunos empresarios cinematográficos.

La obra, en la que participan además Rafael Barajas El Fisgón, Federico Dávalos Orozco, Francisco Peredo, Gustavo Agrasánchez Jr, Roberto Fiesco, Rafael Aviña, Alejandro Magallanes y Miguel Ángel Arciniega, no pretende ser el libro definitivo del cartel en México, porque, comenta el entrevistado, “ya existían otras ediciones muy importantes, aunque son difíciles de conseguir, ya que son de coleccionistas. Lo que aportaría a esos trabajos sería una visión global de toda la cartelística desde el cine silente hasta nuestros días, desde las primeras publicidades cinematográficas hasta películas recientes, como Norteado y Luz silenciosa.

“Esta labor, que al principio resultaba ambiciosa, pensamos que tendría que ser colectiva, reunir a varios especialistas de diversas disciplinas; entonces reunimos a investigadores académicos, coleccionistas, diseñadores y al dibujante notable El Fisgón para que hablara de otro dibujante notable: Chango Cabral. Esto en lo que se refiere a la investigación. Después fue ilustrarlo, así que la curaduría también tendría que ser colectiva: le pregunté a cada uno de los curadores cuáles eran los carteles que les gustaría incluir; me dieron una lista y de ahí hice la investigación para localizar 500 carteles; se seleccionaron 150. Claro, además la gran lucha de conseguir los derechos patrimoniales de cada uno de los incluidos; esto tomó más de dos años para que quedara blindado de toda demanda, porque la recolección de textos se hizo en tres meses.

–Háblenos del significado del libro.

–Me parece importante por recuperar la memoria del cine mexicano y no a manera de ejercicio nostálgico, lo cual no tiene ningún sentido, sino de resistencia cultural; ver quiénes somos, de dónde venimos, cómo podemos entender el cine actual, sus glorias y sus fracasos a partir del patrimonio fílmico y, por supuesto, evitar que se pierda. Es un intento por contribuir a que no se borre de la memoria el cine nacional, preservar esa memoria que, por cierto, es responsabilidad absoluta de las instituciones culturales. El cine mexicano debe ser cultura viva.

Foto
Carlos BonfilFoto Iván Sánchez

“Muchos de los cineastas y guionistas del cine mexicano actual desconocen este patrimonio. Muchos jóvenes piensan que el cine comenzó con Pulp fiction; otros arrancan desde Amores perros cuando se trata del cine nacional. Se trata de que los jóvenes sepan que hay cine mexicano antes de Amores perros y de Pulp fiction.

Lo nutrieron los intelectuales españoles

–¿Hubo una especie de escuela mexicana del cartel o se siguieron tendencias?

–El cartel mexicano se nutrió de los intelectuales españoles que llegaron con el exilio; enriqueció lo que había en la cartelística del cine. Con ellos el cartel mutó; ya no sólo el cartel es el rostro de una estrella, sino todo un postulado estético a una figura, como María Félix, Dolores del Río, o el cartel que era sólo la orden de un productor para poner en valor la estrella que iba a vender una película ahora se vuelve un trabajo artístico. Cuando viene el crepúsculo de la época de oro del cine mexicano, a finales de los años 50, se comienza hacer otro tipo de cartel, en las décadas de 1970 y 1980, esto es, el cartel de autor, en el que, como las grandes figuras han envejecido o muerto, son las temáticas las que toman el primer plano; entonces vemos películas como Canoa, Frida, Cuartelazo... que exigen que se diseñe de otra manera que sea un concepto, en el cual el diseñador decide interpretar, exponer su visión de la película. De manera coloquial sería: los diseñadores salen del clóset, afirman su personalidad artística.

“También hay un híbrido de lo que fue el cartel figurativo, ese que hacía una estilización de los rostros porque tenía sentido hacerla y la herencia del cartel conceptual... actualmente asistimos al regreso del figurativo, como el de Rudo y Cursi, donde se ve a Gael García y Diego Luna como si fueran Dos tipos de cuidado, como si fueran Pedro Infante y Jorge Negrete; pero hay otros que prolongan lo conceptual, en los que los diseñadores dan su punto de vista, como el diseñador de la cubierta del libro, Alejandro Magallanes, en el cartel de Mil nubes de paz... da su punto de vista y su concepto muy personal.”