La orquesta finesa azoró al público del FIC
Domingo 16 de octubre de 2011, p. 6
Guanajuato, Gto., 15 de octubre. Todo primer encuentro siempre deja una huella indeleble; fue precisamente lo que ocurrió hoy en la mayoría del público que desbordó el Templo de la Valenciana para azorarse y conmoverse con el revelador concierto que brindó la Orquesta de Cámara Avanti!, de Finlandia, uno de los cuatro países invitados de honor de esta 39 fiesta cervantina.
Fue una actuación que en términos interpretativos y de estímulos emocionales se mantuvo en el cenit durante la hora y media que duró ese impactante encuentro con un repertorio poco conocido en nuestra geografía cultural.
La agrupación finlandesa –entre cuyos tres fundadores figura Esa-Pekka Salone, uno de los más relevantes músicos del panorama actual– preparó para la ocasión un generoso, variado y virtuoso programa integrado de forma exclusiva por música de compositores de épocas diversas, originarios de aquella nación nórdica .
Como era previsible, ese grupo de autores fue encabezado por Jean Sibelius (1865-1957), acaso el músico finés más conocido en el orbe, a cuya figura la orquesta dedicó la totalidad del segundo segmento de la presentación.
Atmósfera de melancolía
Avanti! dio muestras de su versatilidad y dominio de diversos formatos y repertorios al integrar fuese dueto o cuarteto, o actuar de manera solista, según lo requiriera la obra en turno.
El dulce y redentor sabor de la melancolía privó en las nueve piezas del programa, todas de excelsa factura, y que resultaron una grata revelación para la mayoría de los ahí reunidos, un incentivo para adentrarse y explorar el arte sonoro finlandés.
El concierto abrió con un cuarteto de cuerdas de Erik Tulindberg (1761-1814), una delicada y brillante partitura, en la que destacaron varios pasajes por sus delicadezas que de repente evocaron a Haydn.
La cohesión entre los intérpretes fue absoluta, logrando con ello una proyección emocional contagiosa, eléctrica y fascinante, como ocurrió en realidad durante toda la presentación con los demás músicos que intervinieron con ella.
De Bernhard Henrik Crusell (1775-1838) fue ejecutado su Cuarteto para clarinete en mi bemol mayor, obra de fina hechura y elegante humor, muy dentro de los parámetros mozartianos.
Tras un breve receso de 15 minutos, fue durante la segunda parte del programa donde el carácter revelador del concierto se acentúo más y el público mexicano pudo entrar en contacto con una cara poco conocida en estos lares de Jean Sibelius, cuyo nombre está más asociado a sus grandes poemas sinfónicos.
Esa otra faceta fue la de sus aspectos más íntimos, representada por sus canciones, de las cuales se interpretó media docena. La comunión entre la soprano Pia Freud y el pianista que la acompañó permitió disfrutar y embelesarse con piezas de profuso contenido dramático y gran claridad sonora: prístinas. Fue en esta parte donde más pudo percibirse el aspecto melancólico de la presentación, sin duda.
De ese mismo compositor se tocó Malinconia, obra para violonchelo y piano, impresionante
, en opinión de diversos espectadores, que se dijeron conmovidos por la potencia y febrilidad que Sibelius logra amalgamar con varios pasajes de hermosa delicadeza.
Gracias a Avanti! –que actuará también este domingo en el Auditorio de Minas, aunque con un programa únicamente de obras contemporáneas– fue posible en Guanajuato disfrutar de una generosa y variada muestra del sublime paisaje sonoro finlandés. Una huella indeleble.