El cuerpo de Marisol Ortiz fue hallado el jueves en una zanja; se ignora el paradero de su hijo
La última vez que la vieron con vida fue el 1º de octubre, dice cura
Silencio de la PGJE sobre el caso
Sábado 15 de octubre de 2011, p. 26
Tultitlán, Méx., 14 de octubre. Hace 15 días la hondureña María Marisol Ortiz Hernández llegó a la Casa del Migrante San Juan Diego, en la colonia Lechería, de este municipio, empujando una carriola en la que llevaba a su hijo de entre 10 meses y un año de edad. Ahora, ella está muerta y se desconoce el paradero del niño.
El cuerpo de la mujer de 33 años fue localizado la tarde del jueves en una zanja en la zona de las vías del tren, y este viernes fue identificado por el sacerdote Hugo Raudel Montoya Ontiveros, encargado del refugio para indocumentados.
El párroco relató que María Marisol arribó a la Casa del Migrante el viernes 30 de septiembre, acompañada de su hijo. Entre las 19 y 19:50 horas de ese día permaneció en el albergue, donde pidió apoyo para ser repatriada a Honduras.
La migrante mostró a Moya Ontiveros un permiso del Instituto Nacional de Migración (INM) para permanecer temporalmente en territorio nacional. Debido a que su estancia en México era legal, no podía ser repatriada.
Minutos antes de las 20 horas del 20 de septiembre, María Marisol salió del refugio llevándose a su hijo en la carriola. Media hora después fue vista en el templo del pueblo de San Francisco Chilpan, a menos de un kilómetro de la Casa del Migrante.
En entrevista colectiva, Montoya Ontiveros recordó que el sábado 1º de octubre, la hondureña acudió nuevamente al albergue. Pidió apoyo económico para trasladarse a Nezahualcóyotl, donde dijo tener conocidos. Le dí cien pesos; esa fue la última vez que la vimos
, narró el sacerdote.
El pasado jueves, en una zanja de tres metros de profundidad, en la esquina que forman avenida 11 de julio y cerrada de La Cruz, fue encontrado el cadáver de la migrante. Estaba semidesnuda y tenía huellas de estrangulamiento.
El encargado de la Casa del Migrante de San Juan Diego dijo estar preocupado por el destino del hijo de María Marisol, pues no se sabe qué pasó con él.
Recordó que el niño lloró mucho durante su estancia en el albergue y dijo que es importante que la procuraduría de la entidad tenga conocimiento del hecho para localizar al menor. El consulado hondureño ya fue notificado.
Hasta la fecha, la procuraduría mantiene hermetismo sobre el caso. Agentes ministeriales de la dependencia vigilan el lugar del hallazgo del cadáver.
El cuerpo de María Marisol fue localizado a 50 metros de donde fue hallado sin vida el indígena guatemalteco de 19 años, Julio Fernando Cardona Agustín, el pasado 7 de agosto. El joven desapareció después de haber participado en la Caravana paso a paso por la paz, promovida por el sacerdote Alejandro Solalinde, defensor de los derechos humanos de los migrantes.
El caso de Cardona Agustín motivó señalamientos oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, que el 10 de agosto, en un comunicado, repudió el crimen de su connacional.
Además, señaló la posible participación de policías de Tultitlán en el homicidio. Inicialmente la procuraduría mexiquense guardó silencio, pero días después fueron detenidos dos policías municipales como copartícipes del homicidio.
La Casa del Migrante se ubica en la calle cerrada de La Cruz, a unos metros de las vías del tren de Lechería, que desde hace más de 30 años es zona de paso de indocumentados centroamericanos, principalmente, que se internan al país por la frontera sur, viajando como polizones en trenes, procurando llegar a Estados Unidos.
Autoridades de la Comisión de Derechos Humanos del estado de México estiman que por esa área cruzan al menos 2 mil migrantes al mes. En su trayecto al vecino país, son víctimas de extorsiones, persecución y secuestros.
La Casa del Migrante San Juan Diego fue fundada el 19 de enero de 2009. Ahí, cientos de refugiados acceden a alojamiento y ayuda humanitaria.
Sin embargo, habitantes de Lechería pugnan porque el albergue sea reubicado, pues se quejan del arribo de bandas de traficantes de personas que operan en su comunidad, donde enganchan
a indocumentados para llevarlos a la frontera norte.
En agosto pasado, vecinos trataron de cerrar y desalojar la Casa del Migrante. Autoridades municipales y estatales acordaron con los colonos impulsar un proyecto para reubicar el albergue; sin embargo, hasta ahora no hay propuestas.