Londres, 13 de octubre. Amnistía Internacional (AI) aseguró hoy tener pruebas de los malos tratos y torturas que los alzados en armas de Libia infligieron a militares del régimen libio, cuyas fuerzas mantuvieron este jueves la resistencia en las sitiadas localidades de Sirte y Bani Walid.

En una declaración condescendiente con los insurrectos –inusual en los documentos de la organización humanitaria–, AI dijo entender que las autoridades de transición están afrontando numerosos desafíos, pero si no hacen una ruptura clara con el pasado ahora, están enviando el mensaje de que tratar de este modo a los detenidos será tolerado en la nueva Libia.

AI instó al órgano representativo de los alzados a eliminar la mancha de las detenciones arbitrarias y el abuso a los detenidos.

Entre los más afectados, según el informe, figuran todos aquellos que se presume son mercenarios africanos que lucharon al lado del ejército gubernamental libio, que perdió el control de la capital a finales de agosto. En algunas casos hay pruebas claras de tortura para obtener confesiones o como forma de castigo, dijo.

Pese al apoyo de aviones bombarderos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, los contingentes armados de la oposición no han podido someter a los dos últimos bastiones de la resistencia del régimen de Muammar Kadafi, quien encabezó una revolución antimonárquica en 1969.

Al caer la noche en Sirte, los insurrectos se vieron obligados a retroceder dos kilómetros, a causa de un intenso fuego de artillería de las fuerzas kadafista.

Pensamos que todavía necesitamos tres días para capturarlos, reconoció un comandante insurrecto en la zona de batalla, Yahya Moghasabi. Otros insurrectos dijeron que su movimiento fue de carácter táctico.

El miércoles, los alzados dijeron que habían capturado a uno de los hijos de Kadafi, Mutassim, de 36 años, considerado el más conservador de la familia y contrario a las reformas propuestas en la última década por Seif Arab.

La versión fue difundida por el Consejo Nacional de Transición, desde su feudo en el puerto de Bengasi, al noreste de Libia, pero fue desmentida por sus hombres armados en el terreno.

Desde Londres, el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo informó que los pozos petroleros del nororiente de Libia alcanzaron ya una producción de 350 mil barriles diarios, de un millón 600 mil unidades, antes de que prendiera la revuelta con apoyo de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.