La mala administración y las drogas, ruina de la estrella del funk
Miércoles 12 de octubre de 2011, p. 9
Los Ángeles. Sly Stone, músico pionero que estuvo detrás de algunos de los mayores éxitos de la era del funk, en las décadas de 1960 y 1970, se ha unido a la gente de la calle cuyo himno entonó alguna vez. Se ha quedado sin casa y vive en una camioneta cámper estacionada en las calles ruinosas del centro-sur de Los Ángeles.
Cinco años después de la última vez que se le vio en público, el cantante ha aparecido en Crenshaw, que el filme Los chicos del barrio hizo famoso. La mala administración financiera, combinada con décadas de vigoroso abuso de las drogas, lo ha alejado de sus antiguos colegas y dejado prácticamente sin un centavo.
“Me gusta mi camionetita –declaró al New York Post, que lo rastreó hasta una calle de ese vecindario–. Lo que pasa es que no quiero regresar a un hogar fijo. No soporto estar en un solo lugar; tengo que moverme.” El periódico describió a Stone como mal vestido y con delusiones paranoicas.
Ganancías por decenas de millones de dólares
La historia de la caída de un hombre que generó ganancias por decenas de millones de dólares –gracias a éxitos tan perdurables como Family Affair y Dance To The Music– se lee como una fábula de celebridad mal empleada.
Stone, hoy de 68 años, vivió alguna vez en una vasta mansión que imitaba el estilo Tudor en Beverly Hills. En la apoteosis de su banda, Sly y la Familia Stone, organizaba fiestas extravagantes a las que asistían personajes como Janis Joplin, Stevie Wonder, Jimi Hendrix y Miles Davis.
Dejó el grupo en 1975, y durante la década de 1980 sólo tuvo apariciones esporádicas; ganó fama de ermitaño. Sus presentaciones en tribunales por faltas relacionadas con las drogas comenzaron a ser más frecuentes que sus conciertos. En una aparición extraordinaria en la entrega de los Grammys, en 2006 –su primera presentación desde 1987–, abandonó sin explicación el escenario en mitad de un popurrí de sus grandes éxitos.
Todavía en 2009 Stone recibía un ingreso decente de su catálogo del pasado, que le permitía vivir en una propiedad alquilada en el valle de Napa, en California, con su propio viñedo. Pero una disputa legal con su ex mánager Jerry Golstein, a quien el año pasado demandó por 50 millones de dólares, lo ha dejado en números rojos.
Además de la camioneta, entre los pocos bienes que le quedan está un Studebaker original, enfrente del cual posó esta semana para el Post, ataviado con casco y overol blanco.
El diario señaló que una pareja de ancianos lleva a Stone una comida caliente todos los días. El cantante se pasa los días haciendo música en una laptop, que contiene cientos de canciones inéditas. Por favor díganles a todos que me den trabajo, que toquen mi música
, suplicó.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya