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Ver día anteriorMartes 11 de octubre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a Morir

Calidez con lucidez

C

on relación al cuestionable recurso de proporcionar a viejos y a enfermos animales de compañía como medida terapéutica o de mejora de su calidad de vida, abordado en la columna anterior, Lorii Hernández, médico que atiende a adultos mayores, observa: “Para los ancianos la compañía de un perro o un gato es maravillosa, pero debo advertir sobre la situación de estos animalitos que dan amor y compañía a adultos mayores. Cuando éstos ya no pueden cuidar de sí mismos ni a su animal entonces son llevados al asilo o atendidos por cuidadoras, mientras los animalitos ocasionalmente son dejados en el hogar o dados en adopción a una familia. La realidad es que los sacrifican o los abandonan.

“Si la persona fallece, la situación para esos animalitos se complica. Como parte de mi trabajo voy a dar certificados de defunción y veo los platos de esos animales sin comida ni agua, asustados por extraños entrando y saliendo con su dolor y nerviosismo. No les importan. Los veo como perdidos en su propia casa que ya no será la de ellos. ¿Qué destino tendrá ese animalito?

Los animales de compañía no son juguetes que luego puedan ser desechados. Muchas veces el anciano no es consciente de su minusvalía y menos de que su tiempo de vida es más corto que el del animalito. No se deben dar a gente mayor que muy probablemente no podrá cuidarlos toda la vida o al que pueden hacer caer y con eso tienen para ser sacados de la casa. Hay que pensar muy bien antes, advierte Lorii.

Guillermo Pérez señala: “Entre la población que vive en condiciones marginales, los animales se adoptan o los animales (generalmente perros) adoptan a los humanos y juntos se buscan la vida de maneras inimaginadas. No pocas veces cuidan y calientan a sus amigos humanos mientras duermen juntos en alguna calle. Sin llegar a esos extremos de miseria humana y animal, los animales pueden proporcionar una compañía muy atenta que demande poco dinero y cuidados.

Se adaptan a horarios y costumbres de los humanos, están atentos a sus deseos, escuchan sus monólogos, dan y reciben caricias o los entretienen con sus monerías. Pueden ser auxiliar valioso en la sicoterapia asistida con animales, disciplina relativamente nueva, que ya tiene buena cantidad de resultados positivos documentados y que utiliza amplia variedad de animales, aunque perros y gatos, por su larga asociación con los humanos, suelen ser los más utilizados.