Con talento y generosidad corresponde a tanto joven que lo sigue, dijo Vicente Rojo
Leer sus libros para publicarlos en Ediciones Era fue algo deslumbrante, apuntó Neus Espresate
Es un editor humanista, especie en extinción, aseveró el catalán Malcolm Otero Barral
Sábado 8 de octubre de 2011, p. 3
Jalapa, Ver., 7 de octubre. Sergio Pitol, escritor, traductor, editor. Facetas reconocidas y sacadas de la memoria de sus grandes editores: Neus Espresate, de Ediciones Era; Joaquín Díez-Canedo, del Fondo de Cultura Económica (FCE); Agustín del Moral, de la Universidad Veracruzana (UV), y el catalán Malcolm Otero Barral, nieto de Carlos Barral, uno de los grandes editores de la posguerra. Un encuentro único.
Todos presentes en un homenaje que se rindió al ganador del Premio Cervantes 2005, en el Teatro del Estado, como uno de los primeros actos dentro del programa del Hay Festival que se desarrolla en esta ciudad, donde Pitol radica desde hace varios años.
Entre el público, en su mayoría estudiantes universitarios, estuvo Vicente Rojo, quien junto con Neus Espresate y José Azorín, fundaron Ediciones Era, donde Pitol publicó sus primeros trabajos: hoy el catálogo del sello cuenta con 14 de sus libros.
Es muy conmovedor verlo tantísimos años después, mantenerse firme, creativo y en realidad es un resumen de lo que ha hecho toda su vida. Que lo siga tanto joven y tantos editores, eso es algo importante para cualquier autor: tener un equipo de editores como éste es formidable, y él les ha correspondido con mucha generosidad y mucho talento
, dijo Vicente Rojo a La Jornada. Entre el público también acompañaron a Pitol, Elena Poniatowska, Bárbara Jacobs, Margo Glantz, Sandra Lorenzano, y el actual director de Era, Marcelo Uribe.
Olfato de editor
“En Era publicamos primero No hay tal lugar y después El tañido de una flauta. Ahí comenzó toda la historia”, relató la mítica editora Neus Espresate. “Cuando se fue a Europa trajo una gran cantidad de obra y en un año publicamos seis títulos, y eso es mucho para una editorial chiquitica que publicaba 20 títulos al año. Seguimos publicándolo, entre ellos su novela magistral El arte de la fuga, aunque lo que se nos escapó, y nos duele, es El mago de Viena”.
Neus, cuya voz pocas veces se escucha en público, también habló de esa experiencia placentera que, como editora, es leer una y otra vez a los autores durante el proceso de edición, y eso con Sergio es fantástico. Lo leías una y otra vez y cada vez te gustaba más. Leerlo era algo muy deslumbrante
y también nos propuso traducciones de autores completamente desconocidos.
A lo largo de los años se ha mantenido la publicación de los libros de Pitol y de otros, como Poniatowska o José Emilio Pacheco, y eso se debe a que comenzaron a publicarles sus primeros libros, éramos muy jóvenes
, dijo la editora, y lo hermoso de que lo hayamos podido hacer es la confianza que nos han dado los autores
, sobre todo dentro de esa industria enloquecida que es la rama editorial
en nuestros días.
Aun cuando estuviese fuera de México, Sergio Pitol era un personaje siempre presente en las reuniones que hacían sus amigos, entre ellos Juan García Ponce, recordó Díez-Canedo, quien antes de dirigir el FCE estuvo al frente de la editorial de la UV, ahora a cargo de Agustín del Moral, quien habló de la colaboración que se ha mantenido con Sergio Pitol desde hace ya varios años y que ahora se concreta con la Biblioteca del Universitario.
Tanto Díez-Canedo como Del Moral destacaron el trabajo, casi desconocido de Pitol como editor. Por ejemplo, elige los libros que se van a publicar para esa colección universitaria, escribe las presentaciones de los volúmenes y designa a los prologuistas, y en sus manos está también la selección de las ilustraciones.
Tiene olfato de editor
, dijo Del Moral, al hacer segunda de una frase que dijo minutos antes Barral, quien calificó al autor de Trilogía de la memoria como un editor humanista, que es hoy una especie en extinción. Hoy existe un editor comercial
, por ello es necesario tener personas que vean en la cultura un concepto más amplio, y que se den cuenta de que la maquinaria editorial es un instrumento, no un fin
.
Sergio Pitol estuvo en España en uno de los periodos más interesantes del tardofranquismo, un mundo gris, represivo, donde se produjo, especialmente en Barcelona, un movimiento cultural irrepetible. Es que nunca se va a dar nada como en aquellos años, que por miles de cosas azarosas se juntó mucho talento y ganas de combatir al régimen mediante la cultura. Sergio llegó en un momento en que había personas que sabían reconocer el talento. Eso hace que su relación con España esté enmarcada en un momento mágico. De haber llegado hoy se habría topado con mercachifles
.
En el Teatro del Estado se reconoció también la generosidad de Sergio Pitol (Puebla, 1933), quien donó a la UV los varios miles de volúmenes que integran su biblioteca personal, y por dirigir la Biblioteca del Universitario, una colección que este año contará con 40 volúmenes, los cuales se entregan de manera gratuita a los universitarios.
Al finalizar el homenaje, Sergio Pitol firmó decenas de libros a esos lectores que apenas lo descubrens y a quienes lo siguen desde hace varios años. Todos en fila a la espera de llevarse un libro con su nombre y la firma de este autor canónico de la letra castellana.