El panorama electoral de 2012 está así, según el presidente Felipe Calderón: “un candidato (a titular del Ejecutivo) que parece invencible, un partido que ya se asume como ganador inefable, y en el Partido Acción Nacional (PAN) un proceso realmente democrático e incierto en su resultado” para elegir abanderado. Es igual que en 2006, señaló, con la única diferencia de que algunos aspirantes son distintos a los de ese año.

Así se expresó durante el foro de The Economist México 2011: La transformación desde abajo, donde mantuvo un diálogo aderezado de bromas con Tom Wainwright, jefe de la oficina de la publicación.

En su respuesta, Calderón también aludió al final del proceso panista que es totalmente diferente a lo que la gente pensaba, y enseguida aclaró: estoy hablando de la campaña de 2006.

–Entonces no ha cambiado nada –repuso Wainwright.

–Los candidatos, pero lo demás está más o menos igual –contestó.

También le tocó enfrentar el cuestionamiento de una joven respecto a las acciones de su gobierno para combatir la corrupción y terminar con el riesgo al que se enfrentan los servidores que se niegan a involucrarse en ella, como fue, aseveró, el caso de su padre, quien murió en 1994 cuando perseguía a presuntos narcotraficantes y responsables de trata de personas.

Calderón sostuvo que éste es un problema que viene de lejos. No apareció en este gobierno, y se detuvo porque la chica insistió sobre si él ha perdido a algún familiar por causa de la violencia. Más todavía, la joven le recordó las acusaciones que se hicieron respecto a los presuntos beneficios que recibió su cuñado Diego Hildebrando Zavala para la obtención de contratos con Petróleos Mexicanos.

El mandatario subrayó que más allá de si ha perdido o no algún familiar o si hay amenazas sobre él o su familia, lo primero es entender la naturaleza del problema. En cuanto a su cuñado, afirmó que ninguna de las denuncias hechas se sostuvo posteriormente.

El presidente Felipe Calderón durante su participación en un foro organizado por The EconomistFoto Yazmín Ortega Cortés

No hubo nadie que presentara evidencias de lo que fue una gran calumnia. Tampoco lo hizo, abundó, la persona que dijo que tenía encuestas que iba 10 puntos arriba de mí y que seis años después no ha mostrado y tampoco ha demostrado ninguna evidencia de lo otro.

A diferencia de foros anteriores en los que también ha participado el Presidente, en esta ocasión no hubo discurso inicial y el moderador inició directamente con las preguntas, aunque con algunos tropezones por las fallas en el micrófono que tenía el michoacano y que también le sirvió para bromear. “Han de ser americanos (los micrófonos)”, expresó.

En otro tema, el periodista de The Economist le cuestionó sobre el planteamiento de algunos ex presidentes de América Latina (Ernesto Zedillo, de México, y César Gaviria, de Colombia, entre otros) para despenalizar el consumo de drogas.

Calderón rechazó tal posibilidad porque, aseguró, no traería ningún resultado significativo; en cambio, cuestionó la propuesta de los ex mandatarios: hubiera sido deseable que todos ellos hubieran actuado como presidentes, o hubieran puesto en práctica lo que ahora dicen, cuando ya están fuera de sus respectivos gobiernos. Yo prefiero más bien actuar ahorita, subrayó.

Antes se había referido a las acciones realizadas como parte de la estrategia contra el crimen organizado, entre otras, la detención de 21 de los 37 criminales más buscados del país, el decomiso de 120 mil armas, cientos de millones de dólares y 600 aviones. No ha sido suficiente, apuntó, porque “estos señores reciben 10 o 15 billones de dólares al año de los consumidores americanos”.

Enseguida insistió en la necesidad de que el gobierno estadunidense tome las medidas para abatir el consumo de estupefacientes porque allá consumen la droga que está llenando de muerte a México y a América Latina.