La cabeza de Moreira
Ala dura resiste
Sigue alianza FC-MEC
Toma federal de estados
iguiendo el breviario del priísmo clásico habría de considerarse que solamente necesita respaldo político lo que carece de él. Tal vez por ello es que ocho ex presidentes del comité nacional del PRI se han asumido como sostén del actual ocupante de ese cargo, contra quien se han multiplicado las exigencias de renuncia en función del desmesurado endeudamiento que se produjo en Coahuila durante el lapso de dominio político que Humberto Moreira ha ejercido en la entidad norteña hasta la fecha (aunque para efectos tácticos de colocación de su hermano Rubén como virrey heredero se hubiese habilitado a una figura de paja, Jorge Torres, como mandatario sustituto).
Aun cuando se multiplican las voces de elite que aseguran que el mencionado Moreira dejará la presidencia del PRI en cuestión de días, tal vez apenas se instale el nuevo consejo político nacional, ciertas figuras influyentes al interior de ese partido consideran que ceder la cabeza del coahuilense constituiría un regalo indebido al panismo que con similares prendas de alta corrupción sobre algunos de sus personajes más distintivos ha encabezado las faenas de denuncia de las trampas y excesos que con cargo al erario se habrían hecho en Coahuila, no sólo en materia de endeudamiento institucional sino también de transferencia de riqueza pública a negocios privados de un probable prestanombres del propio Moreira.
En particular, conceder al PAN la caída de Moreira en estos momentos significaría en Michoacán un aliciente de primera magnitud a la campaña de Luisa María Calderón, llamada Cocoa, como si a fin de cuentas se estuviera frente al cumplimiento de promesas de intercambio fraternal de plazas: en Coahuila, el compadrísimo panista Guillermo Anaya hubo de aceptar el triunfo de Rubén Moreira, y en Michoacán el priísta Fausto Vallejo podría ser llevado al sacrificio en aras de que la hermana del ocupante de Los Pinos se hiciera de la gubernatura. Gobierno por gobierno, hermana por hermano.
La reticencia del ala dura a la salida de Moreira tiene, además, una explicación de índole corporativa. Moreira es un presidente nacional del PRI a imagen y semejanza de sus congéneres ex gobernadores que tienen colas tan largas como la del coahuilense, o peores. El bailarín de Insurgentes Norte representa el triunfo, y la muy bien equipada promesa de continuidad victoriosa, de un conjunto de prácticas oscuras que, comprometidas con Enrique Peña Nieto, consiguieron en 2009 un avance tan amplio como extraño en la integración de la nueva cámara de diputados (y en varios estados cuyas gubernaturas habían perdido). Con ríos de dinero proveniente de sus erarios y mediante mapachería de gran calibre, esos gobernadores se ganaron los lugares que hoy algunos de ellos ejercen en el CEN del PRI en representación grupal.
El calderonismo apuesta a la repetición, mejorada, del esquema de defraudación electoral que aplicó en 2006 (encuestas manipuladas para dar sorpresas
, alineamiento mediático conforme a esas tendencias
, pactos desesperados con los poderes fácticos y en especial las televisoras, manejo cibernético hildebrándico, uso del aparato federal en apoyo al candidato convenido y mapachería luego convalidada judicialmente). El PRI, por su parte, apuesta a la repetición del modelo 2009, con los ex mandatarios como expertos ejecutores. Por ello, con Moreira o sin él, seguirá adelante el proyecto y el pacto de los ahora ex gobernadores encargados de lo electoral.
En San Lázaro, mientras tanto, se vivía ayer una nueva demostración de la unidad operativa que conforman las fuerzas del ebrardismo-chuchista con el panismo-calderonista. Entrampados varios asuntos en la cámara de diputados, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Armando Ríos Píter, llevado allí por Marcelo Ebrard, fue acusado de boicotear la sesión de la que esperaban el surgimiento de acuerdos para que en el pleno se facilitara el nombramiento de los tres consejeros faltantes del IFE. El PAN y el PRD, dominado éste en varias instancias por Chuchos y por afines al jefe del gobierno capitalino, están aliados también para votar a favor en el asunto de la presunta reforma política, en especial en el engañoso rubro de la relección consecutiva de legisladores y presidentes municipales (lo cual, sin acompañarlo de la figura de la revocación de mandato, es una treta de presunta democracia). Lo que hoy es posible ver en San Lázaro es un asomo de los arreglos en curso entre esos bandos, el del calderonismo y el del marcelismo, con la vista puesta en 2012 y en una alianza antiPRI de PAN y PRD.
Hoy habrá de darse un paso más en la toma federal de los estados. Tomando como punto de referencia la evidente pérdida de control de los mandos estatales frente a bandos sublevados del narcotráfico (fuese por descomposiciones genuinas o inducidas), Los Pinos va imponiendo mandos únicos al frente de fuerzas conjuntas que responden no a las instancias locales sabidamente ineficaces, sino a las instancias que directamente dependen de Felipe Calderón. En Veracruz, con la genuflexión del filofranquista gobernador Javier Duarte, la Marina ha sido puesta a cargo de un programa integral de sometimiento que tratará de exterminar a los zetas o, como ha sucedido en otros lugares, echarlos provisionalmente a otras entidades federativas (que se irán descomponiendo hasta que sea necesario otro proyecto de salvación con mando federal único, que a su vez... etcétera). Hoy se anunciará un eslabón más de la cadena, con el proyecto Guerrero en Paz que podría estar a cargo de la SPP federal, con la anuencia del rápidamente desfondado gobernador de la entidad, el peñanietista Ángel Aguirre Rivero.
Y, mientras Felipe se pone moño rosa en el chaleco, en el contexto de la lucha contra el cáncer de mama, y pide sonriente que no vayan a pensar otra cosa, ¡hasta mañana, lamentando la muerte de Steve Jobs, uno de los pocos hombres que han podido modelar al mundo a partir de sus ideas!
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