Bruce Beutler y Jules Hof
Ralph Steinman, quien murió el viernes pasado, mereció el galardón por su descubrimiento de las células dendríticas
El comité hará una excepción y lo entregará de manera póstuma
Martes 4 de octubre de 2011, p. 2
Estocolmo y Washington, 3 de octubre. El Premio Nobel de Medicina 2011 fue concedido hoy a científicos que hicieron importantes descubrimientos relacionados con esta defensa natural del organismo.
El estadunidense Bruce Beutler y el francés Jules Hoffmann comparten la mitad del premio, que recibieron por la descripción de los mecanismos de la inmunidad innata.
Ralph Steinman, el biólogo celular canadiense, debería recibir la otra mitad del premio, por su descubrimiento de las células dendríticas, especie de centro de mando del sistema inmune. Pero poco después de que se dieron a conocer los nombres de los ganadores, se informó que murió el 30 de septiembre pasado, lo que abrió un debate, ya que el premio Nobel no se puede conceder de forma póstuma.
El comité Nobel en Estocolmo, Suecia, dijo que se mantendrá la concesión del galardón, a pesar de que normalmente los premios no se entregan de manera póstuma.
Acabamos de recibir la información. Ahora sólo podemos lamentar que él no pueda experimentar la alegría
de la noticia, dijo Goeran Hansson, presidente de la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska, a la agencia de noticias sueca TT.
De acuerdo con el reglamento del comité, el trabajo realizado por una persona fallecida no será considerado para un premio. Sin embargo, si un galardonado falleciera antes de que haber recibido el premio, el galardón podrá ser entregado
a quien lo represente.
De todas maneras, la Fundación Nobel resolvió hacer una excepción y no quitárselo.
Cáncer de páncreas
La Universidad Rockefeller, donde trabajaba Steinman, informó que el científico murió de cáncer de páncreas el viernes pasado, a los 68 años.
La institución privada, dedicada a las ciencias biomédicas situada en Manhattan, en la que Steinman comenzó a trabajar en 1970 como becario posdoctoral y fue nombrado director del Centro Christopher Browne de Inmunología y Enfermedades Autoinmunes en 1998, dijo que se enteró de su muerte el lunes.
Steinman descubrió en 1973 lo que quería saber. Debido a que las células descritas por él tienen extensiones, las llamó células dendríticas, del latín dendriticus (ramificado).
Se forman a partir de precursores de la médula ósea. A través de la sangre llegan a casi todos los órganos, como pulmones, piel, tracto digestivo, corazón o hígado. En particular hay muchas células dendríticas en las mucosas, las zonas de contacto con el exterior.
Allí captan agentes patógenos o fragmentos de ellos, los degradan y los presentan en su superficie.
Ésta es una de las señales de alarma más importantes de la biología: si otras células del sistema inmunológico se encuentran con células dendríticas activadas, reconocen y recuerdan los fragmentos presentados. A partir de allí buscan los correspondientes microorganismos.
De esta manera, las células dendríticas explican
a sus ayudantes qué deben buscar y eliminar.
Esta hipótesis fue recibida en principio con escepticismo, pero fue demostrada y figura en los libros de texto.
Y aún más: muchos médicos intentaron dirigir a las células dendríticas con una vacuna de precisión contra los enemigos del hombre, como células cancerígenas o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
El plan era exponer a las células dendríticas fragmentos artificiales de los agentes patógenos, para alarmar de forma artificial al sistema inmunológico.
Por tanto, el trabajo de Steinman abrió al mismo tiempo una nueva rama de la medicina de ese sistema de defensas del organismo.
Además, los conocimientros sobre las células dendríticas proporcionan bases para luchar contra las enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunológico ataca al propio cuerpo y a sus tejidos.
Las células dendríticas ofrecen la respuesta inmune específica, adquirida tras el nacimiento.
Por otro lado se encuentra la inmunidad innata, objetivo de estudio de Beutler y Hoffmann.
Ya desde el primer día de nacido, las células del sistema inmune del bebé se pueden defender de agentes extraños. Sin mucha explicación, estas células reconocen pautas frecuentes en agentes patógenos. Por tanto, para activar la defensa inmune innata no hace falta una presentación de células dendríticas. Para ese entrenamiento
, los animales y humanos recién nacidos no tienen tiempo.
Con varias artimañas genéticas, el cuerpo deja que en muchas de las células del sistema inmunológico crezca gran cantidad de receptores diferentes. Debido a su cantidad, es muy alta la probabilidad de que una de esas células reconozca a un agente extraño.
Éstos se delatan por los hidratos de carbono o grasas presentes en su superficie, que prácticamente no sufrieron cambios a lo largo de la evolución.
Beutler y Hoffman hallaron en la mosca de las frutas y ratones la primera molécula receptora, los receptores similares a Toll
(TLR, por sus siglas en inglés), con los que el sistema inmunológico innato reconoce los peligros.
Entre tanto, se conocen alrededor de una decena de TLR en el hombre y los animales. Las personas con moléculas TLR defectuosas tienen mayor riesgo de sufrir determinadas infecciones.
Los descubrimientos, que fueron distinguidos con el Premio Nobel 2011, proporcionaron nuevos conocimientos sobre la activación y función del sistema inmunológico. Estos hacen posible nuevos métodos para la prevención y tratamiento de enfermedades, como por ejemplo vacunas mejoradas contra infecciones o para atacar tumores
, según señaló el jurado del Nobel en Estocolmo.
El profesor de genética Urban Lendahl, vicejefe del Comité Nobel de Medicina, también alabó el trabajo de los científicos: Toda la industria de las vacunas en el mundo emplea sus conocimientos
.
Para crear una vacuna sobre la base de células dendríticas, éstas son aisladas de los pacientes y se les unen partes reveladoras de células cancerígenas o agentes patógenos.
Esto está actualmente en fase de prueba en el contexto de varios proyectos de investigación.