Francisco Chavolla Ramos y Rodrigo Aguilar Martínez, responsables de las dimensiones Familia y Vida, respectivamente, dependientes de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), invitaron a cardenales, obispos, arzobispos, sacerdotes, consagrados y laicos a defender la vida desde la concepción-fecundación en todos los espacios en que les sea posible.

En un escrito les recomiendan ofrecer la intención de la misa por este trabajo en favor del reconocimiento de la existencia de un ser humano desde el momento de su concepción, y en este sentido sugieren que los señores sacerdotes exhorten en todas las misas, especialmente la dominical, a hacer oración por la vida e integrar en la homilía la enseñanza de la Iglesia sobre el evangelio de la vida.

También los instan a orar por todos aquellos a quienes Dios ha llamado para servir al pueblo mexicano: por los gobernantes en sus diversos niveles y poderes, para que estén llenos de sabiduría, paz y fortaleza en el servicio en favor de la vida de todos los mexicanos, así como a rezar el rosario encomendando a la Virgen María de Guadalupe su intercesión para que sepamos llevar a cabo el anuncio, la celebración y el servicio del Evangelio de la vida como un proceso permanente.

En el texto expresan que el escrito se emitió con motivo de la discusión que hubo esta semana en la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto de las reformas constitucionales en Baja California y San Luis Potosí en favor del reconocimiento y protección de la vida de un ser humano desde el momento de la concepción-fecundación.

Agregan: Sólo siguiendo este camino se podrá alcanzar la justicia, un desarrollo con rostro humano, la libertad verdadera y la paz y felicidad que tanto necesitamos como nación, y recuerdan que la vida es central en el mensaje de Jesús y en el Concilio Vaticano II se enseñó que la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables.

Explican que por esa razón todo lo relacionado con la vida digna del hombre es un asunto de importancia fundamental para los discípulos de Jesucristo y por ello todo bautizado debe empeñarse con decisión en el trabajo de respetar, defender, amar y servir a la vida, a toda vida humana.

Añaden que salvaguardar la vida es una tarea que corresponde en particular a los responsables de la vida pública, llamados a servir al hombre y al bien común. Tienen el deber de tomar decisiones valientes en favor de la vida.