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Método, en la apropiación de hijos de prisioneros: ex jefe militar

Avances en los juicios de lesa humanidad, promete la Corte Suprema de Argentina
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 29 de septiembre de 2011, p. 23

Buenos Aires, 28 de septiembre. El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, Ricardo Lorenzetti, advirtió hoy que “no vamos a retroceder en los juicios de lesa humanidad, al advertir que el totalitarismo es una máquina que no descansa, después de ser increpado por un violento y pequeño grupo de hijos y familiares de ex militares de la pasada dictadura (1976-183).

El hecho se produjo durante la presentación de su libro Derechos humanos: justicia y reparación, que escribió junto a Alfredo Kraut en una sala llena donde estaban representantes de todos los organismos humanitarios, fiscales, jueces y personalidades .junto a Alfredo Kraut.

En un momento en que se destacaba el apoyo mundial a los juicios, el grupo de jóvenes y algunas mujeres, que mencionan como presos políticos a quienes están siendo juzgados y condenados por crímenes aberrantes, desapariciones forzadas, robos de niños nacidos en cautiverio, torturas y otras causas, comenzaron a gritar intentando detener el acto.

Lorenzetti continuó pidiendo tolerancia y repitiendo una y otra vez que no se retrocederá en los juicios, ya que se trata de una política de Estado respetada en todo el mundo, que forma parte del contrato social de los argentinos. Fue ovacionado por los asistentes, entre los que se destacaban decenas de cabezas cubiertas con pañuelos blancos.

El magistrado recordó que esto nació hace muchos años en las calles, comenzaron las madres, los hijos, las abuelas, los periodistas, los abogados, los organismos de derechos humanos. Generó un consenso que se trasladó a las instituciones que lo recibieroni y recordó las dificultades y obstáculos para llegar a este momento histórico.

También destacó que en todos los casos se respeta el debido proceso, el derecho a la defensa como no se respetó en otra época. No hay aquí leyes especiales. Todos los acusados tienen defensores y a quien no lo tiene se lo ha provisto el Estado. Es el debido proceso como nunca hubo y señaló que ” no hay país sin estado de derecho, no hay país sin tolerancia”.

La agresión contra el alto magistrado ocurrió un día despupes de que el ex jefe del ejército general Martín Balza, actual embajador en Colombia, confirmó que el robo de niños nacidos en cautiverio durante la pasada dictadura respondió a un plan sistemático y aseguró que no tiene ninguna duda de que existieron listas de desaparecidos, al declarar por teleconferencia desde Bogotá, en el juicio oral, donde se juzgan a los responsables de este delito de lesa humanidad.

Si ya se encontraron más de 100 niños, no se puede hablar de casos aislados, dijo Balza y añadió no fueron uno ni cinco. No fueron dos, ni cinco ni catorce: se está hablando de más de cien niños recuperados, de personas nacidas en cautiverio, creo que se debió no a una única decisión, la decisión existió en el proceder, hubo un método.

Balza fue el primer militar en un cargo alto que cuestionó a mediados de los años 90 la represión ilegal y que pidió perdón por lo actuado, lo cuál lo puso en la mira de sus ex camaradas militares y grupos de seguridad.

El punto central de su exposición fue lo relacionado al robo de niños que nacían de madres detenidas desaparecidas en el Hospital Militar de Campo de Mayo y también se refirió a un documento reservado, que ordenaba la destrucción de todo lo relacionado con la llamada lucha antisubversiva.

Este documento que conoció cuando ocupaba ya el cargo de jefe del ejército y que tenía fecha del 22 de noviembre de 1983, a unos días de la asunción del ex presidente Raúl Alfonsín, estaba firmado por el ya fallecido general Cristino Nicolaides quien ordenó a todas las zonas del ejército entregar esa información para destruirla.

Por mi experiencia en el ejército, si se ordenó incinerar ese material es por un motivo, y no tengo dudas de que ese motivo era borrar la memoria histórica.

Balza dijo no tener ninguna duda de que han existido listas de personas desaparecidas y recordó que en el libro del ex dictador Reynaldo Bignone, este aseguraba que había existido un pacto entre las tres fuerzas para no entregar esas listas.

También señaló que no estuvo en el país en los años más duros de la dictadura militar y que a comienzo de 1978 regresó para dedicarse a la enseñanza. Recordó que no tuvo ningún cargo operativo y que comenzó a conocer lo de los partos clandestinos por los testimonios y los medios.

Por mi experiencia, creo que los partos clandestinos respondieron a una sistematización. Eran varias mujeres parturientas que entraban al Hospital de Campo de Mayo, ingresaban al departamento de Epidemiología, no había registro de las mujeres ni de los nacimientos. Una orden no tiene que estar escrita, puede tener la misma validez si es oral y, en mi opinión, normas de esa naturaleza no podían ser impartidas por autoridades bajas. Debían de una autoridad superior, sobre todo teniendo en cuenta la personalidad de las autoridades, que en 1978, en momentos en que llegué a Campo de Mayo al Departamento de Enseñanza, eran (Santiago Omar) Riveros y (Antonio Domingo) Bussi, sostuvo Balza.

Al referirse a ellos dijo que mantenían un mando rígido y que no creía que ningún subalterno se animara a cometer estos delitos sin el consentimiento de sus superiores.

Habló durante tres horas en las que fue interrumpido varias veces por los defensores de los acusados que intentaban desacreditarlo.

Casi al final de su exposición el Martín Niklison, le preguntó si había sufrido represalias por sus posiciones públicas y Balza recordó las graves amenazas de muerte recibidas por su ya fallecida esposa y sus hijos.

Por otra parte, en Mendoza, el suboficial de inteligencia del ejército Luis Tejada que es juzgado junto a su esposa Raquel Quinteros por la apropiación del niño de seis meses Jorge Guillermo Aranda en 1979 dijo el lunes ante el Tribunal que lo tomó “porque el teniente coronel Juan Rodolfo Brocca, que era su jefe le dio la orden de que se hiciera cargo”.

El 31 de 2008 las Abuelas de Plaza de Mayo lograron encontrarlo cuando tenía 30 años. Era hijo del militante montonero Francisco Goya y la joven mexicana María Lourdez Martínez, que entraron en el país para la llamada ofensiva de esa organización entre 79-80 . Ambos fueron detenidos y luego desaparecidos en el lugar. El niño había nacido en Madrid en 1978 y le pusieron el apellido de la madre para protegerlo.