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El escritor presentará Imbéciles anónimos, su primera novela, en el Palacio de Bellas Artes

Los jóvenes van a encontrar un modo de rebelarse: Mariano Leyva

El libro surgió del enojo y contra la inevitabilidad de la realidad, asevera

El autor explora el rompimiento generacional entre los que eran jóvenes en el 68 y los nacidos en los años 70

 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de septiembre de 2011, p. 4

Cuatro desconocidos, inadaptados; un asesinato que cambia todo en un segundo. Una novela que nació del enojo frente a mi realidad, a lo que estaba sucediendo, o frente a una situación en la que parece que no pasa nada, en la que parece que los de esta generación se rinden por completo ante la inevitabilidad de la realidad, expresa José Mariano Leyva, quien el domingo 9 de octubre presentará Imbéciles anónimos, su primera novela, en el Palacio de Bellas Artes.

Si tuviera que sintonizar la novela con algún sentimiento “tendría que ser con el enojo; es muy visceral. Obviamente la versión publicada ya está depurada, arreglada, mejor armada. Es de una generación que no encuentra la manera de rebelarse, pero al mismo tiempo es un poco tratar de expugnar y ver si realmente no se están rebelando o si esa rebelión está tomando nuevas maneras.

Creo que es una época muy anestesiada, de personas muy anestesiadas, cuyos nortes son sobre todo la fama y el dinero y no mucho más, de una sociedad que juega dobles juegos muy difíciles de ver.

Hartazgo por tanta risa e ironía

Imbéciles anónimos, publicada por Mondadori, obtuvo el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero 2009 y es también una obra del rompimiento generacional entre aquellos que eran jóvenes en 1968 y los que nacieron en los años 70.

“Lo que es interesante preguntarse –prosigue José Mariano Leyva– es qué demonios pasó: de una generación que era tan crítica a una que parece no serlo tanto. O tal vez es todo lo contrario: la generación del 68 era tremendamente crítica respecto de la política y de contenidos muy concretos, y el día de hoy mi generación es acérrimamente crítica frente a todo, de tal forma que nada se sostiene.

“Ya no hay tabúes de ningún tipo: ni sexuales ni ideológicos ni políticos ni sociales, y entonces eso también te da la impresión de ser un eterno desierto donde nada se sostiene. No por nada creo que la ironía es el tono de los pasados 30 años en el mundo, el cagarse de risa de todo, lo cual es muy sano, siempre denota inteligencia, agudeza, pero la verdad es que yo como escritor llego a un punto en que me harto de tanta risa, de tanta ironía.

El libro es un poco poner de frente a las dos generaciones, qué pasó en ese tránsito, por qué los hijos de aquellos críticos de repente nos volvimos una cosa bastante más maleable, señala Leyva.

Me niego completamente a no hacer nada. Creo que el hecho incluso de escribir un libro como éste, de escribir, o la gente que se dedica a la cultura, tiene muchísimo que ver ahí, sobre todo en épocas donde en el país se cree que la cultura es un lujo y no se dan cuenta de que es uno de los asuntos medulares para regresar al humanismo y entender al otro y terminar con esto. No es un artículo de lujo; es justamente lo que les falta, gente que no lo va a entender nunca, pero a pesar de eso creo que sí hay maneras de rebelarse: ya no son los jóvenes que salen a la calle, aunque siguen saliendo. Creo que hay nuevas formas de rebeldía y que hay que poner atención, y la verdad es que en el fondo, aunque parezca un pesimista, todo pesimista encierra un optimista, y sí creo que los jóvenes van a encontrar una manera de rebelarse.

Foto
José Mariano Leyva durante la entrevista con La JornadaFoto Roberto García Ortiz

Por dialogar y escuchar al otro

El enfrentamiento generacional es apenas una parte de la novela, en la que también se entremezclan el consumo de drogas, la falta de identidad, la homosexualidad o bisexualidad, así como otros gustos sexuales, pero no es un libro de moralejas. Si acaso tuviera alguna intención, Imbéciles anónimos propone debates inteligentes entre dos personas que piensen diferente, asevera José Mariano Leyva.

Por eso, agrega, la literatura nos sirve para todo, pero en esencia para entender al otro en un momento en que al parecer lo único que interesa es la conquista: vencer al otro o alcanzar la fama.

Creo que la literatura o la buena literatura, al menos eso esperaría, permite ese tipo de diálogos, abrir puertas, escuchar, estar de acuerdo.

José Mariano Leyva estudió historia para convertirse en novelista, pero primero se decantó hacia el ensayo y en este género publicó El complejo Fitzgerald: la realidad y los jóvenes escritores a finales del siglo XX y El ocaso de los espíritus: el espiritismo en México en el siglo XIX.

Creía que la historia, que obviamente me fascina, ofrece un trasfondo muy interesante, pero siempre quise escribir novela. Ésta en realidad es mi tercera novela, las otras dos las tengo en un cajón, jamás las saqué; eran mamotretos de 400 páginas, pero con un poco de suerte más adelante verán la luz. Hoy escribo una novela y un ensayo, no sé cuál va a ganar, cuál estará listo primero.

La presentación de Imbéciles anónimos será el 9 de octubre, a las 12 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Participarán José Joaquín Blanco, J.M Servín y el autor.