Desde hace más de una semana Jerszy Hausleber se debate entre la vida y la muerte. Se encuentra grave, por momentos estable y en cualquier momento se nos puede ir, informó su hijo Andrés.

El llamado padre de la caminata en México, quien en agosto cumplió 81 años –45 de ellos desde su arribo a la capital del país con un grupo de entrenadores polacos contratados por el Comité Olímpico local de cara a la justa veraniega de 1968–, ha recibido muestras de apoyo de sus medallistas.

A partir de 2010 y en meses recientes el Profe ha recibido una serie de reconocimientos en varios estados de la República. Hace menos de 20 días estuvo en la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos (ENED) en un gimnasio que lleva su nombre.

Desde el quinto piso del hospital de cardiología, en el área de terapia intensiva, del Centro Médico Siglo XXI, Andrés, uno de sus hijos, está al pendiente de su salud, luego de relevar a su madre, Bozena Kozlowska, y su hermano, Tomás.

Recibió el Águila Azteca

La salud de Hausleber empeoró al paso de los años. Se sobrepuso a una cirugía de corazón abierto y sufría de ambas piernas, se apoyaba en un bastón, pero jamás dejó de caminar.

Su situación económica vino en descenso. Todos sabían que el bono de 70 mil pesos que se le dio cuando recibió el Águila Azteca, en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se fue reduciendo y a cambio se le dio un pequeño lugar y un escritorio en una oficinita, diría el Profe, en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, donde en la actualidad tiene el cargo de asesor.