Una visión terrible y poética sobre la guerra y la vida de los niños soldados, la violencia, la injusticia, el dolor y la deshumanización en el mundo, de eso trata la obra El ruido de los huesos que crujen, de la dramaturga quebequense, Suzanne Lebeau, cuyo estreno en México será este jueves, con la Compañía Nacional de Teatro (CNT).

El montaje está dirigido en especial al público juvenil e invita a tomar conciencia sobre el mundo atroz en el que vivimos.

Con las actuaciones de Luisa Huertas, Diana Sedano y David Calderón, Lebeau lleva al límite la realidad de la vida, la infancia destrozada de miles de niños ante el silencio de las grandes potencias.

En conferencia de prensa, la dramaturga aseveró que los actores tienen la responsabilidad de hablar de la vida en todos los rincones que se han perdido a causa de la televisión, porque todos los días muestra muertos y maneja cifras, pero ya no conmueven.

“Tenemos la mala costumbre de tratar a los niños como si no fueran seres humanos, pero ellos viven las mismas emociones que nosotros los adultos.

Así que es importante darles la oportunidad de acercarse a un teatro que les habla de la vida, señaló Suzanne Lebeau, fundadora y directora artística –junto con Gervais Gaudreault–, de la compañía Le Carroussel.

La actriz Luisa Huertas consideró que la propuesta escénica de Lebeau llega al alma, al corazón del ser humano con un tema aparentemente local, pero que se convierte en universal: Los personajes Elikia y Joseph nos hacen recordar nuestra infancia y por eso conmueve la obra a todos los adultos.

En palabras del director de la CNT, Luis de Tavira, el espectador no saldrá del teatro después de ver la obra igual que cuando entró. Asistimos a un informe devastador de este drama que viven niños africanos, pero tan cercano a nuestra realidad porque aquí también hay niños de la guerra y cada cifra que escuchamos o leemos en los medios de comunicación oculta una vida personal.

Para el director de escena Gervais Gaudreault, en esta vida y en este mundo que puede ser tan duro, el teatro es un espacio para ir al encuentro con el otro y sensibilizar al ser humano.

En la obra, los personajes centrales viven la huida, las dudas, los miedos y el regreso a una vida civil en la que los menores pueden crecer siendo niños, porque a decir de Lebeau, la esperanza existe en cualquier situación.

El ruido de los huesos que crujen se presentará del 29 de septiembre al 30 de octubre con funciones jueves y viernes a las 20 horas; sábados 13 y 19 horas, y domingos 13 y 18 horas, excepto del 6 al 9 de octubre, en la Sala de la Casa de la Compañía Nacional de Teatro (Francisco Sosa 159, barrio de Santa Catarina, Coyoacán). Entrada libre.