Lunes 26 de septiembre de 2011, p. 9
El bono demográfico que tanto presume Felipe Calderón como una de las ventajas competitivas de México se esfuma por muchas razones. Una de ellas es la epidemia de sobrepeso y obesidad, que paradójicamente afecta más a adultos desnutridos en su niñez.
El estudio Desnutrición y obesidad en la pobreza: el alto riesgo de perder el bono demográfico, de Abelardo Avila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, indica que la condición indispensable para aprovechar el bono demográfico es que en 2020 la generación joven esté bien alimentada, sana y educada.
Pero la situación actual no puede ser más ominosa
. Millones de niños crecen en situación de pobreza; en sus primeros años de vida la desnutrición limita gravemente su desarrollo; en la edad escolar las deficiencias del sistema educativo no les permiten adquirir los conocimientos necesarios y el entorno escolar obesogénico propicia que adquieran estilos de vida que los conducirán precozmente a la obsesidad y a las enfermedades consecuentes, cuyo tratamiento será incosteable por el sistema de salud.
Concluye: no aprovechar el bono demográfico no sólo cancelará la posibilidad de acceder al desarrollo. El envejecimiento de la población en condiciones de subdesarrollo tendría consecuencias catastróficas y haría absolutamente inviable el país.