Huelga en la Ópera de París
a Ópera de París es una institución pública, industrial y comercial de la que forman parte la Ópera Garnier, inaugurada en 1874 –modelo de nuestro Palacio de Bellas Artes, que encontró en su edificación un problema similar al de éste, es decir: agua, la que en la ciudad gala fue bombeada durante la construcción para finalmente quedar como un reservorio del que se sirven desde entonces los bomberos. Y, con aquella, la Ópera de la Bastilla, inaugurada en el bicentenario de la revolución francesa, en 1989, por el presidente François Miterrand, que deseaba ofrecer al pueblo una ópera moderna a precios bajos, pues tiene capacidad para 4 mil personas.
Esta institución cultural ha dado a sus trabajadores estatutos desconocidos en otras partes, como son el reconocimiento de garantías sociales para los trabajadores de la escena
: seguridad social y seguro de desempleo, entre otras, o bien el reconocimiento para los técnicos de la tramoya y el vestuario
de una carga de tareas “pesadas y penosas –al mismo título que las de los mineros o los bomberos–”, mereciendo la jubilación a la edad de 55 años desde hace decenios.
No obstante, la ola neoliberal francesa (y europea) que ha dado como una de las respuestas a las crisis económicas la elevación de la edad para jubilarse, ya alcanzó a estos trabajadores, pero de una manera más dura: porque si la mayoría de los trabajadores han debido aceptar una prolongación de dos años más de labores para tener derecho a su pensión completa, los que antes eran considerados por sus trabajos pesados y penosos, hoy deben aceptar trabajar no dos sino siete años más.
En este otoño de 2011, la apertura de la temporada ya se vio afectada con la anulación de las funciones de ballet Fedra y Psiquis, y ya se ven venir otros casos, como al menos tres representaciones de la ópera Fausto, si se unen a la huelga las cajeras afectadas por la reorganización
de los horarios de taquilla.
Yuriria Iturriaga