Concluyen festejos por el centenario de la máxima casa de estudios
Viernes 23 de septiembre de 2011, p. 40
En el cierre de los festejos por el centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el rector José Narro Robles apremió a cambiar el ambiente de polaridad, miedo y desencanto en el que se ha sumergido México.
Convocó a la unidad y a generar un acuerdo construido desde la ciudadanía, al presidir la ceremonia de investidura con el grado de doctor honoris causa a 11 personalidades de las ciencias sociales, científicas, culturales y de las artes en el mundo.
Frente a estudiantes, académicos, autoridades universitarias, diplomáticos, ex rectores y políticos congregados en el Palacio de Minería para atestiguar la entrega del máximo reconocimiento, Narro se pronunció por edificar un mundo en el que los valores cívicos prevalezcan por encima de corrupción, impunidad y conductas indeseables
, donde la acción política no se base en el combate a la contraparte, bloquear al interlocutor o impedir que las propuestas del adversario puedan prosperar. Por el contrario, en esa sociedad todos se esmeran en construir acuerdos, en definir fórmulas para progresar, en delinear mejores leyes y programas para sacar a México adelante
.
Aseguró que esto ocurrirá con el apoyo del Estado a la educación, cultura y ciencia, rubros que carecen de una fuerte inversión federal.
No está demás insistir en la necesidad de dotar a nuestras instituciones de los recursos presupuestales requeridos, y de la certidumbre que darían los presupuestos multianuales
, para no quedar rezagados ante las tendencias que ya dominan el concierto internacional
.
Los honoris causa, dijo el rector, muestran cómo la universidad se hace de académicos de los más altos vuelos. Porque “nuestra casa de estudios no ha sido ni será una simple transmisora o productora de nuevos conocimientos.
Es una institución para la cual los problemas sociales o políticos implican, ante todo, un desafío en materia de educación
, resaltó.
En su discurso, enalteció la influencia de la UNAM en el último siglo de la historia nacional, aun con los momentos difíciles, internos y externos, que ha enfrentado en sus ayer cumplidos 101 años de existencia. Pero siempre, dijo, como una institución con alcance universal, dedicada a cultivar el saber; laica, apartada de dogmas y credos de cualquier signo; con plena libertad académica, formadora de valores y de ciudadanos libres, capaz de nacionalizar la ciencia y de mexicanizar el saber, como demandaba su Justo Sierra, su fundador
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