Jueves 22 de septiembre de 2011, p. 25
Palermo, 21 de septiembre. Las autoridades de Italia prometieron este miércoles despejar una pequeña isla sureña de inmigrantes después de que cientos de norafricanos se enfrentaron con los residentes y la policía por segundo día.
Lampedusa, situada a mitad de camino entre Sicilia y el continente africano, ha sido el punto de entrada a Europa de cientos de pequeñas embarcaciones a menudo sobrecargadas de personas procedentes de Túnez y Libia.
Las tensiones comenzaron el martes, cuando algunos inmigrantes prendieron fuego a un centro de detención en la isla como protesta por los planes de repatriación forzosa. El miércoles volvieron a registrarse enfrentamientos entre inmigrantes y residentes de la isla.
La subsecretaria de Interior Sonia Viale condenó la violencia y dijo que los planes de repatriación deben seguir adelante, después de que las autoridades locales hicieran amargas críticas sobre la inactividad del Gobierno.
En las próximas 48 horas, todos los inmigrantes ilegales presentes en Lampedusa serán transferidos de la isla y después repatriados
, dijo la funcionaria en un comunicado.
Lampedusa normalmente es una isla tranquila que vive de la pesca y el turismo, pero se ha visto transformada por la crisis, que la ha colocado bajo una creciente tensión.
En ocasiones, los 5 mil habitantes de la isla se han visto superados en número por los inmigrantes, la mayoría hombres jóvenes que buscan trabajo en Europa.
La situación es trágica. Estamos cansados de ser explotados por este gobierno
, dijo el alcalde Bernardo de Rubeis a la cadena SkyTG24, añadiendo que la isla ha recibido a más de 55 mil inmigrantes desde principios de año.
Nos enfrentamos a mil 500 delincuentes que (...) han puesto en peligro las vidas de nuestros ciudadanos y de la policía (...) Pedimos (al Gobierno italiano) que vacíe la isla de inmediato y no aceptaremos a un sólo inmigrante más
, afirmó.
Italia quiere restaurar los acuerdos migratorios previos a que las revueltas de la primavera árabe
derrocaran al régimen de Túnez, y ha fomentado programas de repatriación voluntaria en los que se ayuda a los inmigrantes a volver a sus casas.
Los inmigrantes que llegan a Lampedusa permanecen en centros de recepción antes de ser trasladados al continente, desde donde muchos intentan llegar a otros países europeos, como Francia. Otros han sido enviados de vuelta contra su voluntad.
Los residentes llevan meses ofreciendo comida e incluso cobijo a los miles de inmigrantes acampados en la isla.
Pero el incesante flujo de llegadas y el temor a las repatriaciones forzosas han calentado los ánimos.
El martes, unos mil 200 inmigrantes fueron trasladados a un campo deportivo después de que el centro de recepción fuera incendiado. Los enfrentamientos con los residentes estallaron después de que nativos de Lampedusa lanzaran piedras y algunos de los inmigrantes respondieran, según autoridades locales.
El primer ministro, Silvio Berlusconi, ordenó que miles de inmigrantes fueran enviados el año pasado al continente en un intento de despejar la isla. Pero los barcos siguen llegando.
Italia ha acusado al ex líder libio Muammar Kadafi de enviar miles de personas desesperadas a intentar la travesía, en la que más de mil 500 personas han muerto, según estimaciones del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.