Washington, 21 de septiembre. Los riesgos para la estabilidad del sistema financiero mundial aumentaron sustancialmente en los últimos meses, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI). La crisis que se gestó en la banca estadunidense hace tres años creció hasta convertirse en un problema de naturaleza política, incrustado en los centros de decisión de Europa y Estados Unidos, sostuvo.

El organismo, promotor de las recetas privatizadoras en las naciones en desarrollo, consideró que una de las salidas a los problemas de deuda pública de algunos países europeos pasa por la inyección de recursos públicos a los bancos privados.

Un nuevo colapso financiero no es remoto, apuntó el organismo al presentar su Reporte sobre la estabilidad financiera mundial, en el contexto de la reunión anual del FMI y el Banco Mundial. Los avances que se lograron para estabilizar el sistema financiero después de la caída de la banca de inversión estadunidense en el otoño de 2008 –que fue el preámbulo de la mayor recesión de la economía global desde la Segunda Guerra Mundial– se han revertido, sostuvo José Viñals, director de asuntos financieros del organismo.

El tiempo se agota para encontrar una salida a la crisis planteada por la sostenibilidad de la deuda en varios países europeos y su efecto en los balances de los bancos acreedores, sostuvo el organismo.

Nos hemos movido a una nueva fase política de la crisis y varios choques han golpeado al sistema financiero internacional, entre ellos los inequívocos signos de una desaceleración de la economía mundial, la reciente turbulencia en los mercados financieros de la zona del euro y la reducción en la calificación de la deuda de Estados Unidos, resumió Viñals en una conferencia de prensa, durante la reunión anual del FMI y el Banco Mundial, que se realiza esta semana.

Los centros generadores de inestabilidad financiera están en Estados Unidos y en la eurozona, mencionó el directivo del FMI. Puso número a las pérdidas que los bancos acreedores de los países europeos con problema de deuda tendrían que asumir, en caso de un recrudecimiento de la crisis: de 200 mil millones y hasta 300 mil millones de euros, anticipó. No es poca cosa: es un monto entre 30 y 45 por ciento del producto interno bruto de un país como México.

Esos 200 mil millones de euros son un cálculo del riesgo que ha sido importado por los bancos de la Unión Europea a consecuencia de los riesgos crediticios más altos en algunos países europeos, como son los tres del programa de ajuste (Grecia, Irlanda y Portugal) más Bélgica, Italia y España, planteó Viñals.

La suma mencionada es una fuente de pérdida potencial de los bancos, añadió.

Los bancos franceses y alemanes son los principales acreedores de Grecia, país que por ahora se halla al borde del abismo financiero por el aumento en el costo de su deuda, las dificultades para obtener un nuevo desembolso de la Unión Europea y el FMI y la falta de liquidez. El gobierno griego reconoció hace dos semanas que sólo tiene dinero en caja para pagar a los empleados públicos y pensionistas un mes más.

La crisis que puede afectar a los bancos europeos no es del todo ajena a América Latina. El FMI advirtió que la fuerte presencia de los bancos españoles puede elevar los riesgos que enfrenta la región en la actual fase de la crisis financiera.

Recursos públicos para bancos

Una de las opciones que abrió Viñals para los bancos europeos acreedores de las naciones de la eurozona afectadas por el aumento de su deuda pública es recurrir a la utilización de recursos públicos.

Para capitalizarse los bancos pueden emplear sus utilidades, reservas o recurrir a los mercados de capital. Si ello no es suficiente, se requiere hacer algo porque lo peor es que los bancos corten el crédito. En ese caso, se deben utilizar, como complemento de los fondos privados, inyecciones de capital con recursos públicos, bajo ciertas condiciones porque nadie quiere que el sector público se quede en los bancos por mucho tiempo, dijo.