Pumas rompió una mala racha de cinco partidos sin triunfo tras golear ayer 4-1 al Toluca, que comenzó dominando el partido, pero luego le invalidaron un tanto cuando tenía ventaja en el marcador y la historia cambió el rumbo, señaló el técnico choricero Héctor Hugo Eugui.

La primera llegada del cuadro auriazul hacia el marco de Alfredo Talavera comenzó apenas dio el silbatazo Erim Ramírez Ulloa, con pase de Carlos Orrantia que llegó a los botines de Francisco Palencia, pero el disparo de éste fue taponado por el portero del cuadro mexiquense.

La fiel porra felina elevó sus cánticos y se escucharon las infaltables goyas para el capitán, quien agradeció con un aplauso dirigido a las tribunas, en las que miles de aficionados contrastaban con el pequeño grupo rojo de descamisados de la Perra Brava, apostados en la cabecera sur del estadio Olímpico Universitario.

La acalorada tarde subió de intensidad con un descuido de la de Pumas, donde la ausencia de Marco Antonio Palacios se sintió, a pesar de los esfuerzos del paraguayo Darío Verón –que llegó a 300 partidos– por frenar a Isaac Brizuela, quien envió un excelente servicio al uruguayo Iván Alonso y con la zurda remató cruzado a la portería del otro Pikolín, Alejandro Palacios para inaugurar el marcador.

El conjunto de la UNAM comenzó a apretar en busca del empate con tiros de esquina, ante un Talavera que salvó su arco e inyectó de energía a sus compañeros para irse adelante, pero cuando el reloj marcaba el minuto 20 el silbante invalidó un gol a Brizuela en plena área marcando falta sobre Luis Fuentes, mientras Alonso quedaba tendido en el campo, lo que provocó irritación en la afición visitante y local, y como si se hubiesen puesto de acuerdo, las dos porras gritaron: puuuuutoooooooo.

A partir de ahí, el cuadro escarlata modificó su esquema y ni con el reaparecido Sinha volvió a representar peligro para el plantel de Guillermo Vázquez, quien salió con los ánimos por las nubes con la victoria que logró a media semana con el mismo cuadro frente a Toronto en la Concachampions.

La artillería anfitriona tuvo en los botines de Martín Bravo a su mejor hombre. El argentino logró una coordinación perfecta con Orrantia y aprovecharon el momento decisivo para buscar la igualada, que se concretó cuando éste, al recibir un servicio de Bravo, superó la defensa enemiga para rematar con la cabeza y enviar la pelota al fondo de la portería por el poste izquierdo.

A la media hora de juego Vázquez modificó su cuadro. Relevó a un lesionado Diego de Buen por el canterano Neftaly Teja, para hacer un ajuste en el medio campo y acomodar al equipo, explicaría después en la rueda de prensa.

Bravo se enfiló un par de veces solo hacia la meta de Talavera. En la primera chocó con el portero, quien recibió atención médica sin consecuencias, lo que hizo que el árbitro Ramírez diera cinco minutos de compensación en el primer tiempo.

Luego Bravo metería todo el acelerador y al entrar al área chica Édgar Dueñas lo jaloneó y el silbate marcó la pena máxima. El jugador sudamericano hizo efectivo el penal (2-1) con el que adelantó su regalo de cumpleaños.

El vigente campeón reforzó la reconciliación con su afición en la parte complementaria con el bombón que les concedió Dueñas, quien nuevamente provocó un penal contra su equipo al cometer falta sobre Palencia, que cobró con fina puntería Javier Cortés, para el 3-1.

El cómo no te voy a querer' se escuchó estruendosamente en las tribunas, donde el público exigía más goles a sus aguerridos pumas y la respuesta no tardó en llegar por conducto de otro canterano, David Izazola, quien había sustituido a Palencia, y con tres minutos en el campo de juego se lució con la cuarta anotación, y el grito del respetable pedía cinco, cinco, cinco.

Entre ovaciones de jugadores y público se despidió Pumas, mientras los choriceros salieron cabizbajos del terreno de juego y con otra derrota a cuestas, prolongando su sequía de seis años de no cantar victoria en el México 68.

Sin alardear del triunfo, Memo Vázquez destacó la disciplina que se vio en su equipo, ya que no hubo expulsiones como en partidos anteriores –suman cinco rojas–, además de estar agarrando ritmo y seguir en la misma línea para los siguientes compromisos en el torneo local y el del miércoles en Dallas en Concachampions.

En cambio, el profe Eugui, sin perder la mesura, admitió que Toluca dominó al principio, hubo dos errores, pero el gol que les anularon les cambió todo, aunque aclaró que respeta la decisión de los árbitros.

Dijo que pese a este descalabro no tiene miedo de dejar el timón, porque al único que le temo es a Dios y asumió su responsabilidad.