17 de septiembre de 2011     Número 48

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Padrón único de beneficiarios:
perspectiva de la transparencia en el agro


FOTO: International Maize and Wheat Improvement Center

Ana Joaquina Ruiz Guerra

En términos de transparencia y acceso a la información, uno de los grandes problemas que ha presentado el seguimiento y monitoreo de los recursos agrícolas ha sido la inexistencia de un padrón único de beneficiarios. La falta de esta información impide a cualquier ciudadano, e incluso a la propia autoridad, conocer con puntualidad qué beneficiarios han recibido apoyos a lo largo del tiempo, por diferentes programas y en diferentes vías. Para el futuro de los programas agrícolas resultará prioritario contar con este padrón en aras de lograr la mayor transparencia, evitando duplicidad de la información y el mal uso de los recursos.

Este problema ha sido puesto sobre la mesa por el equipo técnico de la página web www. subsidiosalcampo.org.mx, pues, al sistematizar la información de los padrones de beneficiarios de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), para colocarlos en un formato amigable a la ciudadanía, se encontraron diversas inconsistencias en los mismos. Particularmente llamaba la atención la dificultad de transparentar los recursos a partir de la existencia de múltiples claves para diversos beneficiarios. Lo cual, impedía conocer si beneficiarios que parecían similares, pero diferenciados por alguna letra o alguna denominación (en caso de ser personas morales) dentro del mismo programa, estaban recibiendo recursos duplicados; o bien, si algunos beneficiarios recibían apoyos desde diversos programas.

La existencia de claves múltiples para un mismo productor no sólo es un problema de concentración de recursos en grandes beneficiarios, también impide a la autoridad conocer quiénes son los beneficiarios principales totales de sus programas y cuáles son los beneficios en términos de productividad de esta inversión pública, y le incapacita para frenar los abusos, como el caso de funcionarios públicos que reciben apoyos.

Así pues, es imperativo el establecimiento de un Padrón Único de Beneficiarios, que, según la obligación establecida en el Presupuesto de Egresos de la Federación (2011), debe estar listo a más tardar el 31 de diciembre de este año. Este padrón es el elemento innovador del sistema pues agrupará a los beneficiarios de 13 dependencias gubernamentales, y se detallarán los recursos fiscales destinados a los 11 productos básicos y estratégicos.

Desde 2007 se establecía en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) la obligación de establecer el Registro de Beneficiarios del Sector Agropecuario y Pesquero, a publicarse en la página electrónica de la Sagarpa, que incorporaría a los beneficiarios de todos los programas del Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural (PEC). Sin embargo, apenas en el PEF 2011 es que se materializa tal planteamiento a partir del Sistema de Rendición de Cuentas.

Según el decreto del PEF 2011, el Padrón Único de Beneficiarios incorporará los siguientes elementos: clave o número de registro de beneficiario; región geográfica (entidad federativa, municipio y localidad); actividad productiva; ciclo agrícola; eslabón de la cadena de valor; concepto de apoyo, y monto fiscal otorgado. Cuando se trate de bienes públicos, se considerará beneficiario a aquellas personas con las que se concerte la realización de acciones para alcanzar los objetivos correspondientes.

El primer avance del Sistema de Rendición de Cuentas se ubica dentro de la página electrónica de la Sagarpa, a partir de dar click en el vínculo de Informes sobre el Sistema de Rendición de Cuentas. En éste, se coloca su presentación general, un apartado que explica cómo leer la información presentada, reportes gráfico-estadísticos, un primer avance sobre los padrones de beneficiarios y los catálogos del Sistema.

Es de destacarse el enorme avance que está haciendo la Sagarpa para concentrar en un solo padrón único a los beneficiarios de todos los apoyos destinados a la población del medio rural. Sin embargo, aún quedan interrogantes y, esperamos, se subsanen cuando dicho padrón sea presentado en su totalidad.

Por ejemplo, sería interesante saber si se incluirán los nombres de los beneficiarios, y si se integrará la información en una sola base de datos que pueda ser consultada o si tienen que descargarse cada uno de los padrones (como hasta ahora, según el avance presentado). También sería importante conocer si la información permitirá que la clave de beneficiario sea la misma para todos los programas, o si tendrá un identificador por programa, lo cual hará que sea distinta en cada caso. Sería destacable conocer también, si se hará un padrón único a partir de 2011 o se hará en retrospectiva también. Una sugerencia más es la utilización de formatos para un procesamiento más sencillo, en lugar de colocar la información en formatos PDF.

En términos de rendición de cuentas, también será fundamental conocer qué pasará con aquellos beneficiarios que concentran el mayor monto de recursos o quienes tengan conflicto de interés. ¿Cuáles serán las consecuencias efectivas para establecer un claro Sistema de Rendición de Ciuentas? En fin, hay dudas, pero no podemos dejar de reconocer el gran avance que representará dicho padrón para el futuro del agro mexicano en términos de transparencia.

Investigadora de Fundar-Centro de Análisis e Investigación, AC

 

Eliminar los viejos vicios del corporativismo

Apuesta de la CNC si el PRI gana la presidencia

De recuperar el Partido Revolucionario Institucional (PRI) la Presidencia de la República a partir del 2012, la Confederación Nacional Campesina (CNC) aspira a corregir errores del pasado, “dejar atrás los vicios del corporativismo”.

FOTO: Archivo

Si bien esta central –nacida en 1938 e identificada históricamente como la base rural del priismo y la fuente del voto verde clientelar– mantiene y mantendrá su fi delidad al PRI, “tendrá que haber una nueva forma de interlocución política, de entendimiento con el gobierno” y lo mismo deberá ocurrir con otras estructuras, como sindicatos y grupos afi nes al PRI.

De acuerdo con Gerardo Sánchez García, quien preside la CNC desde enero de este año, “cuando regrese el PRI a los Pinos, cuando regresemos a ser gobierno, indiscutiblemente que la CNC va a conservar su independencia, su iniciativa propositiva (…) y podremos detonar algunas experiencias exitosas en benefi cio de los campesinos del país. Creo que dificilmente podremos regresar a la etapa del fortalecimiento del corporativismo, a abdicar a ciertos derechos y a que nuestra organización pierda su independencia.

“Esta vez tenemos la oportunidad de redefinir políticas públicas; modernizar a la organización, como lo estamos haciendo ahora; conservar la independencia, y sobre todo consolidar con claridad lo que debe hacerse en favor de los hombres y las mujeres del campo y donde nuestra organización tiene que jugar un rol importante como protagonista de esta nueva estrategia”.

Según el dirigente –que concibe a la CNC como de izquierda y al PRI de centro-izquierda–, la Confederación ha interpretado “lo que nos han dicho los campesinos y campesinas a lo largo y ancho del país” y con ello, en su pasado congreso nacional, en agosto, en el Estado de México, “aprobamos ya una nueva declaración de principios, un nuevo programa de acción, nuevos estatutos y una nueva plataforma electoral campesina”. Entonces, “tenemos claridad de lo que queremos, a dónde vamos, cuál es el rol que le corresponde jugar a la CNC en este proceso de transición y cómo poner de manifi esto los intereses que estamos defendiendo y que nos exige nuestra gente”.

Entre los elementos de política pública para el campo que impulsa hoy la CNC, está una innovación del programa social Oportunidades, para “no apostar los recursos sólo a la dependencia (al asistencialismo); tenemos que ver cómo involucramos medidas que nos permitan generar empleo en las zonas de alta y muy alta marginación del país, y que éste a su vez nos permita romper con el círculo vicioso de la pobreza y la marginación.

De acuerdo con Sánchez García, se requiere un cambio radical de la visión gubernamental del campo. “La CNC ha reiterado la necesidad de replantear las políticas públicas para el agro, en razón de la pulverización del sector primario del país y de una serie de problemas adicionales. Nos interesa que el sector primario pueda contribuir de manera significativa al crecimiento del PIB. Ha sido un batallar constante con el gobierno desde la lucha presupuestal para darle recursos al campo, que año con año tenemos que estar lidiando y defendiendo un proyecto diferente al que el presidente de la República nos envía”.

–Pero la visión neoliberal, tecnócrata, de desmantelamiento del aparato público de apoyo al agro, de olvido de los campesinos, viene desde gobiernos priistas, de Miguel de la Madrid y de Salinas.

–Desde luego que, como todo un sistema político, el mexicano se debilita, se fortalece y si perdimos nosotros en su oportunidad la Presidencia de la República, fue consecuencia de los errores, del alejamiento del partido respecto de la sociedad, a lo mejor del desgaste del propio modelo económico, y esto tiene que ser un referente para el PRI, que le permita relanzar su propuesta y desde luego ejercer un gobierno eficiente, moderno y que responda a los intereses que hoy está demandando la sociedad.

La CNC, dijo, busca “la planeación estratégica; la participación decidida de los diferentes grupos; el rediseño de la política pública; el que fortalezcamos de verdad –de carne y hueso– los diferentes órganos de decisión del sector agropecuario; que modernicemos la toma de decisiones, que haya una corresponsabilidad entre gobierno y sociedad. En la CNC estamos haciendo ejercicios de esta naturaleza que nos han permitido, al interior de nuestra organización, presentar una cara diferente y fortalecer nuestra central campesina” (Lourdes Edith Rudiño).

Sierra Norte de Puebla

Defender el futuro, la vida y la tierra

Milton Gabriel Hernández García

El futuro de la vida campesina y de los pueblos indígenas de la Sierra Norte de Puebla se avizora incierto. Ciudades Rurales, invasión de maíz transgénico, disputa por la custodia de las semillas nativas y transferencia de tecnologías para la agricultura campesina. La estrategia de desarrollo que se instrumenta en la región para abatir la “baja productividad” implica un proceso de “modernización sustentable de la agricultura tradicional”.

Desde la perspectiva de los sujetos sociales de la región, nos encontramos frente a una dialéctica que se caracteriza por visiones encontradas en torno a la construcción del desarrollo. Una que promueve el desplazamiento de la agricultura diversificada para orientarse hacia el monocultivo, promovida por las agencias externas de desarrollo. Otra que se afianza en la recuperación de los saberes y las tecnologías “nativas”, a partir del manejo indígena y campesino de los “recursos naturales” para seguir preservando la agricultura ecológica totonaca y nahua.

Es así que frente a lo que se mira como amenazas a la agrobiodiversidad regional, al territorio compartido y al modo de vida campesino, emergen propuestas desde abajo que no renuncian al pasado. Un ejemplo de ello es lo que se construye en torno a la Unidad Indígena Totonaca Náhuatl (Unitona), organización regional que a partir de una experiencia de lucha de diez años se posiciona de cara al futuro y frente a un cúmulo de adversidades como las ya mencionadas.

En los meses recientes, producto de una serie de talleres comunitarios, así como de asambleas locales y regionales, la Unitona ha logrado estructurar el proyecto “Desarrollo con autodeterminación para la vida digna de los pueblos indígenas de la Sierra Norte de Puebla”, el cual se despliega en varias dimensiones, como derechos indígenas, territorio, agrobiodiversidad, prevención de la violencia, cargos comunitarios, servicios colectivos, educación comunitaria, economía solidaria, impartición de justicia, recuperación de la memoria histórica, sistemas normativos y medicina tradicional, entre otras. A continuación se describen algunas de ellas:

En lo que respecta al impulso a la productividad, las organizaciones locales que integran a la UNITONA promueven la recuperación de técnicas históricas de cultivo y manejo de la milpa. Esto supone la diversificación agroecológica y la asociación complementaria de cultivos, la recuperación, conservación y mejoramiento campesino de las semillas nativas y la conservación comunitaria de suelos y agua. Además de la promoción de la toma de acuerdos para renunciar a la utilización de agroquímicos, se multiplican de manera vertiginosa a nivel regional los procesos locales de producción de biofertilizantes, de saneamiento y limpieza de ríos, manantiales y de manejo agrosilvopastoril sustentable.

La defensa del “maíz de la vida”, definido como el fundamento de la construcción de la autonomía, es uno de los ejes sustantivos de la plataforma de lucha de la Unitona. A partir de un proceso orientado hacia la “recuperación de la espiritualidad del maíz”, la organización promueve la revaloración de la comunalidad que hasta hace unos 50 años se practicaba en la sierra en torno a la producción colectiva del maíz nativo. Esto se realiza a partir de la puesta en marcha de parcelas comunitarias con las distintas variedades de maíz local que los campesinos han mejorado incesantemente a partir de un proceso histórico de larga duración. La multiplicación de las Ferias Regionales del Sagrado Maíz apuntala la concientización, el intercambio campesino de semillas y sobre todo la preservación de la agrobiodiversidad regional, sustento de la seguridad alimentaria.

Articulando las dimensiones de vivienda y biodiversidad, la Unitona, con el apoyo del Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento, AC (Copevi), ha dedicado importantes esfuerzos a la promoción y edificación de “viviendas ecológicas” en distintos municipios que son parte de su radio de influencia. Estas viviendas se construyen con materiales y diseños arquitectónicos locales y cuentan con algunas innovaciones ecotecnológicas.

El proyecto histórico de Unitona y de otras organizaciones de la región apuntala procesos de construcción de autonomía desde abajo, desde la articulación de la defensa del territorio, de la biodiversidad y de la política comunalitaria. De tal manera que esta propuesta de futuro que se fragua en la región parte de la recuperación de un elemento fundamental: la memoria histórica.

Tal memoria señala que si “durante muchos soles nuestros pueblos han soportado la carga de ser indios, si por muchas lunas hemos estado en la oscuridad que se nos ha impuesto, sumidos en la marginación y la discriminación, si nuestras flores se habían marchitado y nuestros cantos habían enmudecido, nuestros pueblos han dicho con firmeza: ¡ya basta! Que nuestros dioses sigan iluminando al pueblo en este camino que nos hará libres. Si con el nombre de indios nos humillaron, con ese nos levantaremos y venceremos”.

Profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia

¿Qué queremos para el campo?

Juan Arturo León López

Académico del Departamento de Relaciones Sociales de la UAM-Xochimilco

1) A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se generó una gravísima crisis social, económica, productiva y medioambiental, y ahora hay una permanente conflictividad que se acentúa en varios momentos, como en 2007 con el encarecimiento de la tortilla, o con la helada de principios del año que –por la falta de equidad en la aplicación de subsidios al campo– generó enormes ganancias a quienes han sido benefi ciarios de esta política: un puñado de productores de Sinaloa. Hablemos del maíz. Somos autosufi cientes en maíz blanco, con una producción de unos 20 millones de toneladas y un consumo de 17 millones, aunque somos deficitarios en maíz amarillo. Pero cuando analizamos la estructura productiva, vemos que la autosufi ciencia del maíz blanco ocurre porque cuatro estados de la República producen 63 por ciento del grano. Y Sinaloa solo produce el 23 por ciento del total, tiene el 79 por ciento de las tierras de riego para el maíz blanco y recibe el grueso de los subsidios a pesar de tener sólo 1.8 millones de las unidades de producción rural del país, del total nacional de cuatro millones. Vemos que las políticas para el agro, determinadas por el TLCAN, sólo favorecen a los grandes productores. La producción nacional no es apoyada, sólo la de unos cuantos. Se dice que hay 300 mil productores en México que son excedentarios, pero los subsidios sólo apoyan a cien mil, y 70 por ciento de ellos está en Sinaloa. No sé cuál sería el punto crítico de esto, sería mayor concentración, pero lo que hay ya es un exceso.

2) Quisiera una renegociación del TLCAN, pero eso es un sueño guajiro, pues los tratados son la política de vanguardia del capital mundial en términos de relación con la acumulación de capital. Habría que negociar, y se requiere la coordinación de fuerzas sociales que impulsen esto. Además se requiere un fomento real a la agricultura. Pudiera parecer una política trasnochada, arcaica, que la agricultura fuera un factor de desarrollo, pero si uno observa la experiencia de la Política Común Europea, es viable apostar por la autosuficiencia alimentaria y la elevación del nivel de vida de los productores para convertirlos en ciudadanos participes de las ganancias, de la acumulación. Hoy la mayoría de los productores mexicanos no tiene esa posibilidad. Ya ni se les considera productores, sino marginados o consumidores. Por eso la gran migración. Debe también haber una transformación institucional, para ejecutar una política de Estado que de verdad busque mejorar las condiciones de vida y de producción de mucha gente que hoy resiste, que está presente en la agricultura y que sobrevive por el arraigo al campo porque no tiene alternativa más que emigrar.

3) Cualquier académico, cualquier ser humano debería tener más cercanía con el campo, investigar, aportar información, análisis y propuestas; impulsar organización, y acompañar los procesos sociales, lo cual hemos estado haciendo nosotros desde siempre.

Milton Gabriel Hernández

Profesor de la Licenciatura en Antropología Social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH)

1) Desde hace mucho tiempo el campo mexicano sufre una profunda crisis; tiene que ver con la forma como se confi guró la relación del Estado posrevolucionario con el mundo rural, con el campesinado; décadas de políticas contradictorias han generado los efectos que hoy testificamos. Han sido políticas dirigidas desde el Estado sin considerar la perspectiva de los sujetos que viven en el campo, y propician desigualdad social. Hay un empobrecimiento impresionante; migración; violencia; erosión de la diversidad biocultural, y fenómenos antes impensables, como el reclutamiento de campesinos y campesinas jóvenes y no tan jóvenes al crimen organizado y al narco. La crisis es por tanto social ambiental, cultural y productiva.

2) Quisiera que no desapareciera la forma de vida campesina, y parece que eso ya es mucho decir pues en la actualidad los procesos económicos empujan a la población rural a un exilio forzado por la pobreza y la violencia. Quiero un futuro donde haya campesinos y campesinas, pero no en el sentido como muchos los toman –como los pobres, o los sujetos a los que hay que llevarles el desarrollo porque son incapaces de generarlo ellos mismos–. Es decir, que puedan seguir reproduciendo su forma de vida de una manera digna. Hoy vemos políticas que atentan contra el modo de vida campesino, como son las ciudades rurales en Chiapas y en Puebla. La dispersión territorial en que viven los campesinos es asociada automáticamente con pobreza. Entonces se piensa que la solución para llevarles el “desarrollo” es concentrarlos en un núcleo poblacional compacto, con servicios, sin considerar la vinculación que tienen con la tierra, con sus ancestros, con los panteones, las iglesias, etcétera.

3) Desde la ENAH estamos replanteando la discusión antropológica en torno a la forma de vida campesina. Hay algunos proyectos de investigación enfocados a eso y a comprender la importancia del campesinado en la sobrevivencia de la humanidad y de cara a la crisis ambiental contemporánea. Hay que seguir discutiendo sobre el tema, pues a pesar de toda esta circunstancia adversa, persiste y resiste la forma de vida campesina. Necesitamos fortalecer también el debate en distintos espacios, en la agenda política, en las academias, en las organizaciones sociales, etcétera. En la ENAH tenemos un seminario de investigación sobre etnoecología: indagamos las formas de relación que tienen los pueblos indígenas y campesinos con la naturaleza y nos damos cuenta no por la teoría, sino por el trabajo de campo, que evidentemente ésta es mucho más sustentable, más racional, respecto de la visión dominante occidental.