Padrón único de beneficiarios:
perspectiva de la transparencia en el agro
FOTO: International Maize and Wheat Improvement Center |
Ana Joaquina Ruiz Guerra
En términos de transparencia y acceso
a la información, uno de los
grandes problemas que ha presentado
el seguimiento y monitoreo
de los recursos agrícolas ha sido la inexistencia
de un padrón único de beneficiarios. La
falta de esta información impide a cualquier
ciudadano, e incluso a la propia autoridad,
conocer con puntualidad qué beneficiarios
han recibido apoyos a lo largo del tiempo,
por diferentes programas y en diferentes vías.
Para el futuro de los programas agrícolas resultará
prioritario contar con este padrón en
aras de lograr la mayor transparencia, evitando
duplicidad de la información y el mal uso
de los recursos.
Este problema ha sido puesto sobre la mesa
por el equipo técnico de la página web www.
subsidiosalcampo.org.mx, pues, al sistematizar
la información de los padrones de beneficiarios
de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa),
para colocarlos en un formato amigable
a la ciudadanía, se encontraron diversas inconsistencias
en los mismos. Particularmente
llamaba la atención la dificultad de transparentar
los recursos a partir de la existencia de
múltiples claves para diversos beneficiarios.
Lo cual, impedía conocer si beneficiarios
que parecían similares, pero diferenciados
por alguna letra o alguna denominación (en
caso de ser personas morales) dentro del mismo
programa, estaban recibiendo recursos
duplicados; o bien, si algunos beneficiarios
recibían apoyos desde diversos programas.
La existencia de claves múltiples para un
mismo productor no sólo es un problema
de concentración de recursos en grandes
beneficiarios, también impide a la autoridad
conocer quiénes son los beneficiarios principales
totales de sus programas y cuáles son
los beneficios en términos de productividad
de esta inversión pública, y le incapacita para
frenar los abusos, como el caso de funcionarios
públicos que reciben apoyos.
Así pues, es imperativo el establecimiento de
un Padrón Único de Beneficiarios, que, según
la obligación establecida en el Presupuesto
de Egresos de la Federación (2011), debe estar
listo a más tardar el 31 de diciembre de este
año. Este padrón es el elemento innovador
del sistema pues agrupará a los beneficiarios
de 13 dependencias gubernamentales, y se detallarán
los recursos fiscales destinados a los
11 productos básicos y estratégicos.
Desde 2007 se establecía en el Presupuesto
de Egresos de la Federación (PEF) la obligación
de establecer el Registro de Beneficiarios
del Sector Agropecuario y Pesquero,
a publicarse en la página electrónica de la
Sagarpa, que incorporaría a los beneficiarios
de todos los programas del Programa Especial
Concurrente para el Desarrollo Rural
(PEC). Sin embargo, apenas en el PEF 2011
es que se materializa tal planteamiento a
partir del Sistema de Rendición de Cuentas.
Según el decreto del PEF 2011, el Padrón Único
de Beneficiarios incorporará los siguientes
elementos: clave o número de registro de beneficiario;
región geográfica (entidad federativa,
municipio y localidad); actividad productiva;
ciclo agrícola; eslabón de la cadena de valor;
concepto de apoyo, y monto fiscal otorgado.
Cuando se trate de bienes públicos, se considerará
beneficiario a aquellas personas con las
que se concerte la realización de acciones para
alcanzar los objetivos correspondientes.
El primer avance del Sistema de Rendición de
Cuentas se ubica dentro de la página electrónica
de la Sagarpa, a partir de dar click en el vínculo
de Informes sobre el Sistema de Rendición
de Cuentas. En éste, se coloca su presentación
general, un apartado que explica cómo leer la
información presentada, reportes gráfico-estadísticos,
un primer avance sobre los padrones
de beneficiarios y los catálogos del Sistema.
Es de destacarse el enorme avance que está
haciendo la Sagarpa para concentrar en un
solo padrón único a los beneficiarios de todos
los apoyos destinados a la población del
medio rural. Sin embargo, aún quedan interrogantes
y, esperamos, se subsanen cuando
dicho padrón sea presentado en su totalidad.
Por ejemplo, sería interesante saber si se incluirán
los nombres de los beneficiarios, y si se integrará
la información en una sola base de datos
que pueda ser consultada o si tienen que descargarse
cada uno de los padrones (como hasta
ahora, según el avance presentado). También
sería importante conocer si la información permitirá
que la clave de beneficiario sea la misma
para todos los programas, o si tendrá un identificador
por programa, lo cual hará que sea
distinta en cada caso. Sería destacable conocer
también, si se hará un padrón único a partir de
2011 o se hará en retrospectiva también. Una sugerencia
más es la utilización de formatos para
un procesamiento más sencillo, en lugar de colocar
la información en formatos PDF.
En términos de rendición de cuentas, también
será fundamental conocer qué pasará
con aquellos beneficiarios que concentran el
mayor monto de recursos o quienes tengan
conflicto de interés. ¿Cuáles serán las consecuencias
efectivas para establecer un claro
Sistema de Rendición de Ciuentas? En fin,
hay dudas, pero no podemos dejar de reconocer
el gran avance que representará dicho
padrón para el futuro del agro mexicano en
términos de transparencia.
Investigadora de Fundar-Centro de
Análisis e Investigación, AC
Eliminar los viejos vicios del corporativismo
Apuesta de la CNC si el PRI gana la presidencia
De recuperar el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) la Presidencia de la República
a partir del 2012, la Confederación
Nacional Campesina (CNC) aspira a corregir
errores del pasado, “dejar atrás los vicios
del corporativismo”.
FOTO: Archivo |
Si bien esta central –nacida en 1938 e identificada históricamente como la base rural
del priismo y la fuente del voto verde clientelar–
mantiene y mantendrá su fi delidad al
PRI, “tendrá que haber una nueva forma de
interlocución política, de entendimiento con
el gobierno” y lo mismo deberá ocurrir con
otras estructuras, como sindicatos y grupos
afi nes al PRI.
De acuerdo con Gerardo Sánchez García,
quien preside la CNC desde enero de este
año, “cuando regrese el PRI a los Pinos,
cuando regresemos a ser gobierno, indiscutiblemente que la CNC va a conservar
su independencia, su iniciativa propositiva (…) y podremos detonar algunas experiencias
exitosas en benefi cio de los
campesinos del país. Creo que dificilmente
podremos regresar a la etapa del fortalecimiento del corporativismo, a
abdicar a ciertos derechos y a que nuestra
organización pierda su independencia.
“Esta vez tenemos la oportunidad de redefinir políticas públicas; modernizar a la
organización, como lo estamos haciendo
ahora; conservar la independencia, y sobre
todo consolidar con claridad lo que debe
hacerse en favor de los hombres y las mujeres
del campo y donde nuestra organización
tiene que jugar un rol importante como protagonista
de esta nueva estrategia”.
Según el dirigente –que concibe a la CNC como de
izquierda y al PRI de centro-izquierda–, la Confederación
ha interpretado “lo que nos han dicho
los campesinos y campesinas a lo largo y ancho
del país” y con ello, en su pasado congreso nacional,
en agosto, en el Estado de México, “aprobamos
ya una nueva declaración de principios, un
nuevo programa de acción, nuevos estatutos y
una nueva plataforma electoral campesina”. Entonces,
“tenemos claridad de lo que queremos, a
dónde vamos, cuál es el rol que le corresponde jugar
a la CNC en este proceso de transición y cómo
poner de manifi esto los intereses que estamos
defendiendo y que nos exige nuestra gente”.
Entre los elementos de política pública para
el campo que impulsa hoy la CNC, está una
innovación del programa social Oportunidades,
para “no apostar los recursos sólo
a la dependencia (al asistencialismo); tenemos
que ver cómo involucramos medidas
que nos permitan generar empleo en las
zonas de alta y muy alta marginación del
país, y que éste a su vez nos permita romper
con el círculo vicioso de la pobreza y la
marginación.
De acuerdo con Sánchez García, se requiere
un cambio radical de la visión gubernamental
del campo. “La CNC ha reiterado la
necesidad de replantear las políticas públicas
para el agro, en razón de la pulverización
del sector primario del país y de una
serie de problemas adicionales. Nos interesa
que el sector primario pueda contribuir
de manera significativa al crecimiento del
PIB. Ha sido un batallar constante con el
gobierno desde la lucha presupuestal para
darle recursos al campo, que año con año
tenemos que estar lidiando y defendiendo
un proyecto diferente al que el presidente
de la República nos envía”.
–Pero la visión neoliberal, tecnócrata, de
desmantelamiento del aparato público de
apoyo al agro, de olvido de los campesinos,
viene desde gobiernos priistas, de Miguel
de la Madrid y de Salinas.
–Desde luego que, como todo un sistema
político, el mexicano se debilita, se fortalece
y si perdimos nosotros en su oportunidad
la Presidencia de la República, fue consecuencia
de los errores, del alejamiento del
partido respecto de la sociedad, a lo mejor
del desgaste del propio modelo económico,
y esto tiene que ser un referente para
el PRI, que le permita relanzar su propuesta
y desde luego ejercer un gobierno eficiente,
moderno y que responda a los intereses que
hoy está demandando la sociedad.
La CNC, dijo, busca “la planeación estratégica;
la participación decidida de los diferentes
grupos; el rediseño de la política pública;
el que fortalezcamos de verdad –de carne
y hueso– los diferentes órganos de decisión
del sector agropecuario; que modernicemos
la toma de decisiones, que haya una
corresponsabilidad entre gobierno y sociedad.
En la CNC estamos haciendo ejercicios
de esta naturaleza que nos han permitido,
al interior de nuestra organización, presentar
una cara diferente y fortalecer nuestra
central campesina” (Lourdes Edith Rudiño). |
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Sierra Norte de Puebla
Defender el futuro, la vida y la tierra
Milton Gabriel Hernández García
El futuro de la vida campesina y de
los pueblos indígenas de la Sierra
Norte de Puebla se avizora incierto.
Ciudades Rurales, invasión de
maíz transgénico, disputa por la custodia de
las semillas nativas y transferencia de tecnologías
para la agricultura campesina. La estrategia
de desarrollo que se instrumenta en
la región para abatir la “baja productividad”
implica un proceso de “modernización sustentable
de la agricultura tradicional”.
Desde la perspectiva de los sujetos sociales
de la región, nos encontramos frente a una
dialéctica que se caracteriza por visiones
encontradas en torno a la construcción del
desarrollo. Una que promueve el desplazamiento
de la agricultura diversificada para
orientarse hacia el monocultivo, promovida
por las agencias externas de desarrollo. Otra
que se afianza en la recuperación de los saberes
y las tecnologías “nativas”, a partir del
manejo indígena y campesino de los “recursos
naturales” para seguir preservando la
agricultura ecológica totonaca y nahua.
Es así que frente a lo que se mira como
amenazas a la agrobiodiversidad regional, al territorio compartido y al modo de vida
campesino, emergen propuestas desde abajo
que no renuncian al pasado. Un ejemplo de
ello es lo que se construye en torno a la Unidad
Indígena Totonaca Náhuatl (Unitona),
organización regional que a partir de una
experiencia de lucha de diez años se posiciona
de cara al futuro y frente a un cúmulo de
adversidades como las ya mencionadas.
En los meses recientes, producto de una serie
de talleres comunitarios, así como de asambleas
locales y regionales, la Unitona ha logrado estructurar
el proyecto “Desarrollo con autodeterminación
para la vida digna de los pueblos
indígenas de la Sierra Norte de Puebla”, el cual
se despliega en varias dimensiones, como derechos
indígenas, territorio, agrobiodiversidad,
prevención de la violencia, cargos comunitarios,
servicios colectivos, educación comunitaria,
economía solidaria, impartición de justicia,
recuperación de la memoria histórica, sistemas
normativos y medicina tradicional, entre otras.
A continuación se describen algunas de ellas:
En lo que respecta al impulso a la productividad,
las organizaciones locales que integran a la
UNITONA promueven la recuperación de técnicas
históricas de cultivo y manejo de la milpa.
Esto supone la diversificación agroecológica y
la asociación complementaria de cultivos, la recuperación,
conservación y mejoramiento campesino
de las semillas nativas y la conservación
comunitaria de suelos y agua. Además de la promoción
de la toma de acuerdos para renunciar
a la utilización de agroquímicos, se multiplican
de manera vertiginosa a nivel regional los procesos
locales de producción de biofertilizantes,
de saneamiento y limpieza de ríos, manantiales
y de manejo agrosilvopastoril sustentable.
La defensa del “maíz de la vida”, definido
como el fundamento de la construcción de la
autonomía, es uno de los ejes sustantivos de la
plataforma de lucha de la Unitona. A partir de
un proceso orientado hacia la “recuperación
de la espiritualidad del maíz”, la organización
promueve la revaloración de la comunalidad
que hasta hace unos 50 años se practicaba en
la sierra en torno a la producción colectiva del
maíz nativo. Esto se realiza a partir de la puesta
en marcha de parcelas comunitarias con las
distintas variedades de maíz local que los campesinos
han mejorado incesantemente a partir
de un proceso histórico de larga duración. La
multiplicación de las Ferias Regionales del
Sagrado Maíz apuntala la concientización,
el intercambio campesino de semillas y sobre
todo la preservación de la agrobiodiversidad
regional, sustento de la seguridad alimentaria.
Articulando las dimensiones de vivienda y
biodiversidad, la Unitona, con el apoyo del
Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento,
AC (Copevi), ha dedicado importantes
esfuerzos a la promoción y edificación de
“viviendas ecológicas” en distintos municipios
que son parte de su radio de influencia.
Estas viviendas se construyen con materiales
y diseños arquitectónicos locales y cuentan
con algunas innovaciones ecotecnológicas.
El proyecto histórico de Unitona y de otras
organizaciones de la región apuntala procesos
de construcción de autonomía desde
abajo, desde la articulación de la defensa del
territorio, de la biodiversidad y de la política
comunalitaria. De tal manera que esta propuesta
de futuro que se fragua en la región
parte de la recuperación de un elemento fundamental:
la memoria histórica.
Tal memoria señala que si “durante muchos
soles nuestros pueblos han soportado la carga
de ser indios, si por muchas lunas hemos
estado en la oscuridad que se nos ha impuesto,
sumidos en la marginación y la discriminación,
si nuestras flores se habían marchitado
y nuestros cantos habían enmudecido,
nuestros pueblos han dicho con firmeza: ¡ya
basta! Que nuestros dioses sigan iluminando
al pueblo en este camino que nos hará libres.
Si con el nombre de indios nos humillaron,
con ese nos levantaremos y venceremos”.
Profesor de la Escuela Nacional
de Antropología e Historia
¿Qué queremos para el campo?
|
Juan Arturo León López
Académico del Departamento de Relaciones Sociales de la UAM-Xochimilco
1) A partir de la firma del
Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN) se generó
una gravísima crisis social, económica,
productiva y medioambiental, y ahora
hay una permanente conflictividad que
se acentúa en varios momentos, como en
2007 con el encarecimiento de la tortilla,
o con la helada de principios del año que
–por la falta de equidad en la aplicación
de subsidios al campo– generó enormes
ganancias a quienes han sido benefi ciarios
de esta política: un puñado de productores
de Sinaloa. Hablemos del maíz. Somos
autosufi cientes en maíz blanco, con una
producción de unos 20 millones de toneladas
y un consumo de 17 millones, aunque
somos deficitarios en maíz amarillo.
Pero cuando analizamos la estructura productiva, vemos que la autosufi ciencia del
maíz blanco ocurre porque cuatro estados
de la República producen 63 por ciento
del grano. Y Sinaloa solo produce el 23 por
ciento del total, tiene el 79 por ciento de
las tierras de riego para el maíz blanco y
recibe el grueso de los subsidios a pesar
de tener sólo 1.8 millones de las unidades
de producción rural del país, del total nacional
de cuatro millones. Vemos que las
políticas para el agro, determinadas por el
TLCAN, sólo favorecen a los grandes productores.
La producción nacional no es
apoyada, sólo la de unos cuantos. Se dice
que hay 300 mil productores en México
que son excedentarios, pero los subsidios
sólo apoyan a cien mil, y 70 por ciento de
ellos está en Sinaloa. No sé cuál sería el
punto crítico de esto, sería mayor concentración,
pero lo que hay ya es un exceso.
2) Quisiera una renegociación del TLCAN,
pero eso es un sueño guajiro, pues los tratados
son la política de vanguardia del capital
mundial en términos de relación con la
acumulación de capital. Habría que negociar,
y se requiere la coordinación de fuerzas
sociales que impulsen esto. Además se
requiere un fomento real a la agricultura.
Pudiera parecer una política trasnochada,
arcaica, que la agricultura fuera un factor
de desarrollo, pero si uno observa la experiencia
de la Política Común Europea,
es viable apostar por la autosuficiencia
alimentaria y la elevación del nivel de vida
de los productores para convertirlos en
ciudadanos participes de las ganancias,
de la acumulación. Hoy la mayoría de los
productores mexicanos no tiene esa posibilidad.
Ya ni se les considera productores,
sino marginados o consumidores. Por eso
la gran migración. Debe también haber una
transformación institucional, para ejecutar
una política de Estado que de verdad busque
mejorar las condiciones de vida y de
producción de mucha gente que hoy resiste,
que está presente en la agricultura y
que sobrevive por el arraigo al campo porque
no tiene alternativa más que emigrar.
3) Cualquier académico, cualquier ser
humano debería tener más cercanía
con el campo, investigar, aportar información,
análisis y propuestas; impulsar
organización, y acompañar los procesos
sociales, lo cual hemos estado haciendo
nosotros desde siempre. |
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Milton Gabriel Hernández
Profesor de la Licenciatura en Antropología Social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH)
1) Desde hace mucho tiempo el campo
mexicano sufre una profunda crisis;
tiene que ver con la forma como
se confi guró la relación del Estado
posrevolucionario con el mundo rural,
con el campesinado; décadas de políticas contradictorias han generado los
efectos que hoy testificamos. Han sido
políticas dirigidas desde el Estado sin
considerar la perspectiva de los sujetos
que viven en el campo, y propician
desigualdad social. Hay un empobrecimiento
impresionante; migración; violencia;
erosión de la diversidad biocultural,
y fenómenos antes impensables,
como el reclutamiento de campesinos y
campesinas jóvenes y no tan jóvenes al
crimen organizado y al narco. La crisis
es por tanto social ambiental, cultural
y productiva.
2) Quisiera que no desapareciera la forma
de vida campesina, y parece que eso
ya es mucho decir pues en la actualidad
los procesos económicos empujan a la
población rural a un exilio forzado por
la pobreza y la violencia. Quiero un futuro
donde haya campesinos y campesinas,
pero no en el sentido como muchos
los toman –como los pobres, o los
sujetos a los que hay que llevarles el desarrollo
porque son incapaces de generarlo
ellos mismos–. Es decir, que puedan
seguir reproduciendo su forma de
vida de una manera digna. Hoy vemos
políticas que atentan contra el modo
de vida campesino, como son las ciudades
rurales en Chiapas y en Puebla. La
dispersión territorial en que viven los
campesinos es asociada automáticamente
con pobreza. Entonces se piensa
que la solución para llevarles el “desarrollo”
es concentrarlos en un núcleo
poblacional compacto, con servicios,
sin considerar la vinculación que tienen
con la tierra, con sus ancestros, con los
panteones, las iglesias, etcétera.
3) Desde la ENAH estamos replanteando
la discusión antropológica en torno
a la forma de vida campesina. Hay
algunos proyectos de investigación
enfocados a eso y a comprender la importancia
del campesinado en la sobrevivencia
de la humanidad y de cara a la
crisis ambiental contemporánea. Hay
que seguir discutiendo sobre el tema,
pues a pesar de toda esta circunstancia
adversa, persiste y resiste la forma
de vida campesina. Necesitamos fortalecer
también el debate en distintos
espacios, en la agenda política, en las
academias, en las organizaciones sociales,
etcétera. En la ENAH tenemos
un seminario de investigación sobre
etnoecología: indagamos las formas de
relación que tienen los pueblos indígenas
y campesinos con la naturaleza y
nos damos cuenta no por la teoría, sino
por el trabajo de campo, que evidentemente
ésta es mucho más sustentable,
más racional, respecto de la visión dominante
occidental. |
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