Sábado 17 de septiembre de 2011, p. a16
La idea en sí misma es genial. Llevarla a cabo implica sabiduría y destreza: interpretar el sonido del silencio. Hacer sonar el silencio.
Pat Metheny lo logró.
Su nueva grabación, What’s it all about se inicia con una lectura magistral del clásico de Paul Simon, The sound of silence (1964), ejecutado con la guitarra que inventó y bautizó Pikasso, de 42 cuerdas distribuidas en varios diapasones y que suena a muchos instrumentos, como pudimos constatar de nuevo el marzo pasado en el Teatro de la Ciudad, en su más reciente presentación en México.
Si bien John Cage estableció parteaguas en 1952 con su obra 4’33”, el silencio continúa como un ente ajeno a muchos escuchas, a pesar de su contundencia y el hecho de que la música se construye con sonidos... y silencios.
En menos de siete minutos, Pat Metheny hace del silencio un monumento: The sound of silence, que en la versión original, la de Paul Simon con Art Garfunkel suena en forma de poesía, aquí se escucha en una construcción armónica que tiene en el silencio su piedra filosofal.
En efecto, lo que más se escucha en estos siete minutos es el silencio. En una situación zen propiciada por el tañer de la guitarra Pikasso de Metheny, sobre todo cuando activa el encordado pequeño, como un arpa celta. Y en todo momento la evocación orienta hacia la música oriental.
Hay quienes juran estar escuchando un koto, ese instrumento milenario japonés. Otros oyen un shamisen, ese instrumento de cuerda chino. Lo que suena es una orquesta. Un manantial de atmósferas sonoras que genera magia.
El nuevo disco de Pat Me-theny, titulado What’s it all about (De lo que trata todo, o bien: El tema a tratar) involucra 10 clásicos, canciones caras a este nativo de Misuri, temas que en otras manos resultarían meros covers, pero que en la sapiencia de Metheny resultan lecturas sorprendentes.
Porque si bien es reconocible el tema principal de El sonido del silencio, el track central del disco, Garota de Ipanema, ese monumento femenino esculpido al alimón y a golpe de poesía por Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, el trabajo de deconstrucción realizado por Metheny hace irreconocible la melodía en tanto construye nuevas estructuras melódicas, sobre amplio césped de armonías y contrapuntos nuevos.
El diseño del track listing es impecable: abre con El sonido del silencio, pone en el centro a La chica de Ipanema y ubica en el extremo final And I love her, de la pareja Lenin y Big Mac.
Esta revisitación del clásico Y la amo, del Cuartito de Liverpool, resulta un homenaje a esa pareja de guitarristas pioneros: Santo y Johnny, los hermanos Farina, que hicieron de esta pieza una impronta. Al igual que Metheny, construyeron a su vez un artefacto sonoro, yacente y vertical, para expander los alcances sónicos de la guitarra.
Una delicia de principio a fin el nuevo disco de Metheny.
Quizá algunos escuchas consideren este material mero muzak. Y es que el riesgo que tomó Metheny se asemeja (incluso en sus logros sonoros) a la ironía formulada ante el muzak por el maestro Brian Eno.
En la humilde opinión del Disquero, estamos frente a una obra maestra.