París, 14 de septiembre. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto recibió este miércoles en nombre de esa entidad humanitaria el premio Félix Houphouet-Boigny por la Paz otorgado por la UNESCO, cuya directora, Irina Bokova, le agradeció la lección de humanidad que dieron al mundo entero.

Durante una multitudinaria y larga ceremonia a la que asistió la presidenta argentina Cristina Kirchner, otras tres abuelas y ocho de los 105 nietos recuperados desde 1977, Estela de Carloto expresó su enorme emoción y agradeció a Cristina y a Néstor, ex presidente argentino fallecido en 2010.

Tras referirse a la ternura que siempre despierta la palabra abuela, aclaró que esa imagen es la antípoda de lo que somos las Abuelas de Plaza de Mayo que estamos en incesante peregrinación en busca de sus nietos.

Toda nuestra trayectoria fue para luchar contra la impunidad (...) sin pensar que sería una misión para siempre, sostuvo ante el nutrido auditorio.

Faltan aún 400 más. Devolverles su identidad los hará libres, afirmó Estela de Carlotto que sigue buscando a su nieto Guido, minutos después de recibir la distinción del presidente del jurado, el ex mandatario portugués Mario Soares, mientras desde un rincón de la sala un grupo de asistentes repetía a viva voz Abuelas de la plaza, el mundo las abraza.

Bokova, responsable de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), subrayó la lucha sin reposo ni renuncia que desde hace 30 años llevan adelante las Abuelas de Plaza Mayo.

La entidad fue creada el 22 de octubre de 1977 para localizar y restituir a sus verdaderas familias a unos 500 nietos robados por la dictadura militar (1976-83).

¿Qué madre podrá olvidar cuando ha visto a su hija embarazada secuestrada por las milicias y metida en el baúl de un coche? No lo puede olvidar, sostuvo la directora general de la UNESCO tras afirmar que la paz no es una palabra, es un comportamiento.

Las Abuelas de Plaza de Mayo abrieron el camino para una nueva Argentina pues han hecho reconocer el derecho a la identidad como un derecho fundamental, destacó.

Gracias por esta lección de humanidad, afirmó Bokova, antes de fundirse en un abrazo con Estela de Carlotto que poco después le regaló un pañuelo blanco, enmarcado, símbolo de las Abuelas de Plaza de Mayo.

Otras tres integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo, Elisa Sánchez de Oesterheld, viuda del creador de El Eternauta; Rosa Rosinblit, vicepresidenta de la entidad y Buscarita Roa estuvieron entre los asistentes a esta bulliciosa ceremonia marcada por aplausos y ovaciones del importante público africano.

Quiero agradecerte Estela estos años de coraje, agradecerte la entereza, le dijo la presidenta argentina que también rindió homenaje a su difunto esposo, Néstor Kirchner, figura decisiva en la lucha contra la impunidad.

Nadie puede superar la muerte de un hijo y pienso que Estela hubiera querido seguir siendo directora de escuela en La Plata, en mi ciudad, y seguir siendo una abuela como millones de abuelas, afirmó la mandataria argentina que calificó de ejemplar la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo pues jamás, jamás (...) reclamaron venganza sino simplemente justicia frente a quienes habian violado todas las normas posibles.

El premio Félix Houphouet-Boigny fue creado en 1989 por la UNESCO y lleva el nombre del ex presidente marfileño fallecido en 1993. Está dotado de 150.000 euros.

A la ceremonia, que duró casi tres horas, asistieron varios presidentes de países africanos como el marfileño Alassane Ouattara o el senegalés Abdoulaye Wade y decenas de representantes de los 193 países que integran la UNESCO, cuyas banderas vestían el fondo del escenario del auditorio principal.

En nombre del pueblo marfileño, el presidente Ouattara saludó el coraje, la determinación y la justa lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo, mientras que Wade recordó a las integrantes de esa entidad arrojadas al mar por la dictadura.

Ustedes, Abuelas de Plaza de Mayo tuvieron el coraje de oponer la lucha pacífica a la barbarie, sostuvo Wade en su intervención.

No somos heroínas ni diferentes. Sólo somos mujeres, madres, y abuelas, respondió Carlotto al final de su discurso precedido de un cerrado aplauso de pie.