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La UANL publica libro de ensayos de la autora, con ilustraciones de Vicente Rojo

Leer y escribir son mi forma de estar en el mundo, en la vida: Bárbara Jacobs

No cuento todos los secretos y obsesiones, todavía tengo un guardadito, manifiesta

El volumen será presentado el martes 20 en la sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes

Foto
Bárbara Jacobs, ayer, durante la entrevista con La JornadaFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de septiembre de 2011, p. 5

Leer, escribir. Escribir, leer. Dos acciones que conforman el contacto con el mundo de la escritora Bárbara Jacobs y que ahora los lleva a un libro de ensayo literario en el que, reconoce, se muestra de manera más personal que en su trabajo narrativo.

Ese volumen, titulado simplemente Leer, escribir, cuyas páginas son acompañadas por ilustraciones de Vicente Rojo, fue publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), institución en la que la autora de Lunas participa como articulista en la revista Armas y Letras.

Justamente el libro, que se presentará el día 20 en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, nació a partir de un artículo publicado en esa revista titulado Biblioteca personal.

Dividido en tres capítulos, el libro reúne 12 ensayos que van desde La condición voluntaria a Cómo empecé a escribir, La autora y su crítica y En búsqueda de la búsqueda. Un recuento de lo que ha leído, sus autores favoritos, sus escritos. Todos los secretos del oficio de lectora y escritora... o casi.

No cuento todos los secretos y obsesiones, todavía tengo un guardadito, pero sí recoge bastante de lo que he vivido como lectora y como escritora, señala la colaboradora de La Jornada en entrevista. Espero que este libro sea una invitación, pero también es una confesión de lo difícil que me ha sido y una advertencia de que no es un oficio fácil el de la escritura.

La ficción es un escudo

–¿No se siente más expuesta que en la narrativa? Habla de sus locuras, obsesiones y manías.

–Fíjate que estás señalando algo bastante cierto: la ficción, que es el género que estás manejando en una novela o en la narrativa en general, es una especie de escudo, de máscara, porque no nada más existen los personajes ficticios, están escondiendo al autor. La ficción sí es un escudo, una manera de protegerte. En cambio, el ensayo, que es lo que se maneja en el libro, es el género más personal. Cuando un ensayista usa el primer pronombre personal singular, que es yo, es realmente él quien está hablando; pero en una novela o un cuento, si dice yo, no es el autor quien lo dice, aun cuando sea autobiográfico. Efectivamente, diste en lo distintivo entre los dos géneros el ensayístico y el narrativo. En el ensayo sí te expones más. Eso es cierto.

También es cierto que ahora la cuentista se atreve a hablar más, aunque no oralmente, sino a través de lo que escribo. Me he ido atreviendo más, me siento más en mi mundo, en los libros, en la palabra escrita que en la hablada, me hallo más en la escritura y en la lectura que en la vida real.

–Escribe que no leía porque tenía miedo de que la succionara el libro. ¿Ya perdió ese miedo?

–No, porque ya me succionaron. Ahora más bien me da miedo estar afuera. La lectura y la escritura son mi forma de estar en el mundo, mi medio de comunicación, mi contacto con la vida, no tengo otro. Si no fuera porque estamos hablando de un libro, sería muy difícil que nos comunicáramos. No tengo otra manera de vivir que a través de lo que escribo, que obviamente está muy influido por lo que leo. Para mí qué pena, pero digamos la lectura, el lenguaje, es lo que nos diferencia de los seres irracionales, y el cultivo de esta herramienta o de esta facultad es lo que a mí me abre las puertas al conocimiento, a la civilización, que supongo que es para lo que estamos aquí.

Bárbara escribe y lee casi todo el día. Comienza a las cuatro o cinco de la madrugada con la lectura, después algunas tareas cotidianas, y escribe en cualquier momento y en cualquier lugar (como esa vez que redactó uno de sus artículos para La Jornada encerrada en su automóvil, estacionada en una calle tranquila).

Escribe con lápiz en cualquier cuaderno. Su diario, que lleva desde los 12 años, ése sí va escrito con tinta, y aunque prefiere los libros en formato tradicional, hace poco inició una nueva aventura: compró una iPad y todo por la impaciencia de leer un libro. Me ha satisfecho esa necesidad, esa urgencia que tuve de un libro específico y ya me abrió las puertas a todos lo demás, pero no me sustituye el papel, es decir, cuando en algún momento encuentre en papel el libro que me incitó a entrar al libro electrónico, lo compraré; aunque ya lo haya leído, no importa.

(Leer, escribir será presentado el martes 20 a las 19 horas en la sala Manuel M. Ponce.)