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México SA

Deuda externa y discurso

De Salinas a Calderón

Nivel histórico (al alza)

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En diez años de panismo México cubrió cinco veces su deuda externa, pero cada día debe másFoto Reuters
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n febrero de 1990 un inquilino de Los Pinos, chaparro y pelón, socializaba su felicidad tras renegociaciar definitivamente la deuda externa del país y, por lo mismo, a los habitantes de esta heroica república les exigió que notificaran a sus hijos que el problema de la deuda ya no existe. Veintún años después, otro inquilino igual de chaparro y pelón, pero con lentes, presume a los hijos de esos hijos que la deuda externa del sector público se encuentra en niveles históricamente bajos. Pero, ¡oh sorpresa!, la realidad no comparte la alegría de uno ni el estusiasmo del otro, y lo definitivo es que México carga un enorme, creciente y peligroso fardo por amortizaciones e intereses del débito foráneo, y por este concepto reporta niveles históricos sí, pero hacia arriba, no hacia abajo.

Una vez más se ubica al discurso oficial en su exacta dimensión. Como lo documentó La Jornada (Roberto González Amador) en su edición dominical, desde que el PAN se instaló en Los Pinos en diciembre de 2000, el gobierno federal transfirió al extranjero recursos públicos por 374 mil 929.5 millones de dólares para abonar a capital y pagar los intereses de la deuda pública externa, pasivo que, sin embargo, ha ido en aumento en ese periodo, revelaron datos oficiales. La cantidad de recursos transferida al exterior para cubrir el servicio del endeudamiento público externo en el periodo de referencia multiplica por cinco el saldo que tenía ese pasivo en diciembre de 2000, cuando asumió la Presidencia Vicente Fox, quien durante su estancia en la residencia oficial afirmó, una y otra vez, que el de la deuda externa es un problema superado.

En su información, González Amador precisa: “en diciembre de 2000 la deuda externa neta del sector público federal –que incluye al gobierno, las paraestatales y la banca de desarrollo– se situó en 70 mil 260.4 millones de dólares, de acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, contenida en el anexo estadístico del quinto Informe de gobierno. La cifra creció a 107 mil 396.2 millones de dólares en junio de 2011, el dato más reciente disponible. La variación significa que desde que el PAN accedió a la Presidencia la deuda externa se elevó en 52.8 por ciento”, respecto del cierre de la administración zedillista. Por si fuera poco, desde el cierre de 2000 y hasta junio pasado, las amortizaciones a capital de la deuda pública externa ascendieron a 298 mil 714 millones de dólares. En ese mismo periodo, el pago de intereses por el endeudamiento público externo fue de 76 mil 215.5 millones de dólares, según la fuente citada.

He allí, documentado con cifras oficiales, el tamaño de la mentira, disfrazada de verdad, divulgada por Salinas, Fox y Calderón, cada cual en su momento, sobre la deuda externa del gobierno federal. Los mexicanos pagan y pagan, su bienestar se hunde y se hunde, y el débito crece y crece, mientras el país se mantiene en un hoyo cada día más profundo. Cómo olvidar que el actual inquilino de Los Pinos centró su campaña electoral en denunciar histéricamente el peligro que para el país representaba el creciente saldo de la deuda pública del Distrito Federal (cuando la gobernaba López Obrador). Seis años después, por medio de su predilecto Ernesto Cordero, repite el numerito, pero ahora hacen escándalo con la deuda de los estados de la República (la de Coahuila, concretamente), aunque no le llama la atención que en diez años de panismo México cubrió cinco veces su deuda externa, pero cada día debe más.

En la década (perdida) panista, Fox y Calderón destinaron (hasta junio de 2011) alrededor de 32 por ciento del producto internmo bruto (a precios actuales) al pago del servicio de la deuda excterna (casi 375 mil millones de dólares), para que ésta, de todas maneras, se mantenga en un nivel histórico. En esos diez años, de las arcas nacionales han salido, cotidianamente, mil 233 millones de pesos, en promedio, sólo para cubrir dicho servicio, es decir casi un millón de pesos por hora a lo largo del cambio (Fox) con continuidad (Calderón). Y en pleno mes de la patria, a cantar el Himno Nacional: pienso, ¡oh patria querida!, que el cielo un deudor en cada hijo te dio.

Un paseo por el tema contribuye a entender de qué trata todo esto: en el echeverriato el saldo de la deuda pública externa se incrementó en poco más de 15 mil millones de dólares, cantidad espeluznante, pero no muy alejada de los 11 mil millones de dólares de recursos fiscales que el gobierno zedillista erogó para rescatar y sanear a Banca Serfin (mediante el Fobaproa), institución que terminó en manos de la trasnacional española Santander. José López Portillo sumó alrededor de 39 mil millones de dólares a dicho saldo, un monto grosero, pero inferior a los 40 mil millones de dólares que los mexicanos por esas fechas mantenían en Estados Unidos en depósitos bancarios y propiedades.

En su sexenio, Miguel de la Madrid aumentó en poco más de 22 mil millones de dólares al saldo de la deuda pública externa, sin contabilizar los cerca de 25 mil millones de dólares del Ficorca (encabezado por Ernesto Zedillo), destinados al subsidio cambiario para el pago de la deuda externa privada. Carlos Salinas, oficialmente, sólo endeudó al país con casi 5 mil millones de dólares, como resultado de su acuerdo definitivo del débito externo mexicano. Ello, sin considerar los más de 30 mil millones de dólares que en Tesobonos heredó a la administración zedillista. Para desaparecer el problema de la deuda, Vicente Fox la incrementó en casi 44 mil millones de dólares en sus dos versiones reconocidas (interna y externa), más todo lo contingente. Calderón, a su vez, la ha llevado a más de 107 mil millones de billetes verdes. De ese tamaño es la verdad del discurso oficial.

Las rebanadas del pastel

Un sentido adiós a don Javier Romero, periodista, analista, heterodoxo absoluto, antidogmático, ateo y socialista de nacimiento, admirador de Marx y de Engels (y de Chaplin), de ninguno creyente obtuso; fanático razonante de la buena gramática española y político, como él mismo se definía, no sin recordar que abominaba de horóscopos y otras zarandajas por el estilo. Oriundo de Champotón, Campeche (1923), además de autodidacta realizó estudios de medicina e historia en la UNAM. galardonado con el Premio Nacional de Periodismo en 1979 por artículo de fondo; en 1996 obtuvo el diploma Justo Sierra Méndez del estado de Campeche y en 2001 fue nombrado hijo predilecto de Champotón. Intachable padre, abuelo, maestro y amigo. Todo nuestro cariño a doña Lupis, Jorge Javier, Eleonora, Irma, los dos Raúles, Jaime Javier, Carlos Federico, José Mario y Juan José. Un fuerte abrazo para todos ellos. Gracias por incluirnos.