Inaugura su exposición Laberinto de quimeras, en la galería Óscar Román
un juego de épocascon ropa interior femenina
Es el primero de cinco proyectos, cuyo hilo conductor son los zapatos
La fotógrafa reúne divertimento y desnudos mediante la intervención de obras de artistas como Miguel Ángel y Botticelli
Jueves 1º de septiembre de 2011, p. 3
Divertimento. Zapatos. Mujeres. Desnudos y semidesnudos. La intervención de obras conocidas, grabados y pinturas, en las que la fotógrafa mexicana Lourdes Almeida plasma parte de su imaginario y lo presenta en la exposición Laberinto de quimeras, que hoy se inaugura en la galería Óscar Román.
Laberinto de quimeras se inició hace 10 años y es el primero de cinco proyectos que concluirán en igual número de años. El hilo conductor son los zapatos. Este es un divertimento. Esta muestra quiere representar de una forma absolutamente lúdica esta fascinación que tenemos las mujeres por los zapatos y también, en cierta forma, por la ropa interior: pero la ropa interior como algo entrañable, no la representación sexy o erótica que a veces se quiere mostrar
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Las mujeres, añade, en la intimidad nos gustan las cosas más femeninas que sexys; habrá mujeres que no, pero nos encantan los encajes, las cosas más románticas, entonces la representación en estas imágenes es utilizar la ropa interior pero de diferentes épocas, no de la actualidad
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Todo es un juego
En las imágenes intervenidas hay desnudos o semidesnudos, pero, prosigue Lourdes Almeida, son muy sutiles, en un juego de épocas que me gusta mucho. Por ejemplo, todas las modelos tienen un tatuaje y, aunque no se vea, eso define mucho la época en la que se toman las fotografías. El juego de usar grabados del siglo XIX, cuadros del Renacimiento, piezas conocidas, no todas, pero algunas demasiado vistas para hacer este juego con lo que nos gusta a las mujeres
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Los zapatos, más que los desnudos o semidesnudos, son los protagonistas y así aparecen en grabados de Doré; La creación, de Miguel Ángel, y El nacimiento de Venus, de Botticelli, entre otros, y adquieren un nuevo significado con las modelos con zapatos de la colección de Alexander McQuinn: botas de minero o de tacón de aguja.
Todo es un juego
, subraya la artista. Siento que las mujeres hablamos en códigos. Las mujeres en mi proyecto tenemos un código. A mí, por ejemplo, los zapatos de McQuinn me fascinan, pero jamás me los pondría; no me interesa comprarlos, sin embargo, los uso mucho en mi proyecto, por insólitos, por extraños, por extravagantes
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El proyecto surgió hace 10 años por un par de zapatos a los que Almeida tenía especial apego y de los que no quería deshacerse, por lo que comenzó a tomarles fotografías; ese momento coincidió con el nacimiento de sus nietas y el acuerdo con su nuera para guardar todos los zapatos de las gemelas hasta que cumplieran 15 años.
Cuando llegue esa edad, explicó la fotógrafa, habrá una instalación que aún no tengo definida; “ahí se acabará el proyecto, pero en tanto voy a realizar otras propuestas relacionadas con los zapatos. Laberinto de quimeras es el primero y ya tengo otro en la cabeza: se llama Los olvidados, que ya comencé a retratar y son esos zapatos que te encuentras en la calle, colgados de los cables. Hay cosas tan dolorosas: todas las personas que pasan al otro lado van perdiendo los zapatos y te preguntas cómo harán sin ellos o llegan con el calzado deshecho, porque eran tenis y nadie les dijo que no aguantaban el calor del desierto.
“Todo eso es lo que pretendo abarcar poco a poco y cada año hacer un proyecto diferente. En otro, pido a quienes tienen historias con sus zapatos que me las cuenten para presentarlas en fotocollages.”
Cuarenta años en la fotografía
No es la primera ocasión en la que Lourdes Almeida interviene imágenes conocidas, generalmente libres de derechos de autor, y entre ellas figura la serie de ángeles que hizo hace algunos años.
“Llevo más de 20 años apropiándome imágenes y 40 dedicada a la fotografía. Cuando empiezas, crees que serás Cartier-Bresson o Manuel Álvarez Bravo, pero la verdad es que no encontré mi nicho en la parte documental.
“Cuando vi que no era lo que me gustaba, comencé a hacer cosas abstractas. Empecé con polaroid, siempre lo he combinado con otros trabajos, como con fotogra-fías para editoriales.
Vivo de la fotografía, siempre he vivido de la foto, no me va mal, pero no podría vivir de la foto como arte. Vendo, pero no tanto, pero sí he vivido de la foto editorial o reprografía de arte o retrato.
La inauguración de Laberinto de quimeras, con la curaduría de Graciela Cartofel, es este jueves a las 19 horas en la galería Óscar Román, localizada en Julio Verne 14, Polanco.