Una fuerte sacudida emocional, sicológica y sensorial es lo que suscita el espectáculo multidisciplinario Ismene, estrenado ayer en México por la compañía Khroma, de Bélgica, para inaugurar el 13 Festival Internacional Música y Escena.

Con poco más de una hora de duración, se trata de una puesta unipersonal, intepretada por la actriz y cantante belga Marianne Pousser (hija del compositor Henri Pousser), que bien podría ser considerada una tragedia contemporánea al estilo de la Grecia clásica.

La historia está basada en un texto del poeta griego Yannis Ritsos, cuyo personaje principal es aquella mítica mujer, producto del incestuoso matrimonio entre Edipo y Yocasta, hermana y antítesis de Antígona.

Las acciones transcurren dentro de la memoria de Ismene, quien se encuentra en el final de su vida y recorré los diversos paisajes de sus recuerdos. Se pregunta hasta qué punto vale la pena morir como héroe, como hizo su hermana, si finalmente la historia ha demostrado que nada ha cambiado: los seres humanos matan y mueren en su afán de poder, y parece que ése será por siempre su sino. La violencia sinsentido.

Es como una incursión en el jardín de la memoria, en la que el tiempo adquiere dimensión y significado distintos, una ritmo lento y sereno que parece enlongarse y perderse en el infinito.

La escenografía es en sumo austera, compuesta sólo por un piso de agua que ocupa casi la totalidad del escenario, un juego de lámparas colgantes y una vieja silla en uno de los ángulos de esa especie de estanque.

Es con base en un magistral diseño de la iluminación –del cual se ocupó el italiano Enrico Bagnoli, también director escénico– como el montaje obsequia una generosa serie de poéticas postales visuales, basadas en el juego de claroscuros, las sombras y los destellos sobre el agua. Esta obra es un reflejo de la sombra del alma humana, ha dicho el mencionado creador escénico.

A la par, desempeñan un papel fundamental dentro del discurso narrativo y la percepción sensorial del espectador las diversas proyecciones en video que se incrustan a lo largo de la pieza, así como la interpretación a capella que Pousser hace de la música del compositor griego Georges Aperghis, en ocasiones enriquecida por efectos sonoros que son emitidos en un diseño espacial de sonido electrónico envolvente (surround).

Ismene tendrá hoy su segunda y última presentación dentro del Festival Música y Escena, a las 18 horas, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.