México enfrenta un rezago respecto a Estados Unidos y la Unión Europea en normatividad de eficiencia energética vehicular y carece de un marco regulatorio para edificaciones limpias, concluye el estudio elaborado por el Centro Mario Molina para definir acciones que prevengan los efectos del cambio climático, financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Cámara de Diputados.

Hacer frente al cambio climático requiere de muchas medidas simultáneas, como usar energía con más eficiencia e incorporar a la economía el daño ambiental, señaló el premio Nobel de Química, Mario Molina, quien ante el director del Conacyt, Enrique Villa; el presidente de la comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, Reyes Tamez, e invitados, presentó el resultado de la investigación, que contó con un presupuesto inicial de 50 millones de pesos.

Temas sectoriales

El informe se dividió en tres temas sectoriales, que son transporte, construcción y educación ambiental, además de que se realizaron cinco estudios regionales para definir las estrategias que aceleren la transición de México hacia el desarrollo sustentable y de baja intensidad de carbono, detalló el director del centro, Carlos Mena.

En el estudio correspondiente a transporte, Rodolfo Lazy, investigador del Centro Mario Molina, explicó que actualmente el país no cuenta con una norma que regule la eficiencia energética y los compuestos de efecto invernadero de los vehículos que se producen en México, mientras los principales socios comerciales, como Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, sí lo hacen, por lo que la propuesta es establecer esta regulación y que los vehículos tengan un rendimiento de 20 kilómetros por litro para 2016.

En cuanto a la construcción, dijo que tampoco hay un marco normativo que regule el desempeño energético y ambiental, ya que lo que actualmente hay en el sector de la construcción es parcial y está enfocado a materiales, agregó.

Con el estudio se busca aportar las bases para la expedición de una norma oficial mexicana que especifique la eficiencia energética y el nivel de sustentabilidad requerido en la nueva construcción. Explicó que se busca inducir un diseño bioclimático de acuerdo con las regiones climáticas del país. También se hizo un estudio en educación, en el cual se desarrolló un libro que está a prueba en escuelas secundarias.

En cuanto a los estudios regionales, se eligieron el Golfo de California, la conurbación del centro del país, el Golfo de México, la región sur y la península de Yucatán. Este año terminarán de hacer los análisis para el resto del territorio nacional.

En el caso del centro del país, se tomó en cuenta el Valle de México, y las ciudades conurbadas como Cuernavaca y Toluca, a lo cual se le denominó megalópolis. En esta zona se concentra la tercera parte de la población nacional, se generan 40 por ciento de la basura y la tercera parte de las aguas residuales totales, indicó Guillermo Velasco, también investigador del Centro.

Agregó que en el sur del país existe un alto potencial de superficie para ser incorporada al programa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación, además de que esa región tiene un alto potencial de generación de energía eólica.

En el Golfo de California se encontró que la zona hotelera de Los Cabos es la que tiene mayor huella de carbono. La energía que se consume provoca una emisión de bióxido de carbono y otros contaminantes muy alta desde su generación, el transporte de combustóleo y la quema de éste. Esa región tiene potencial en materia de energía solar.

Mario Molina consideró que para impulsar estas iniciativas se busca comunicación con el gobierno. Dijo que son conscientes de la dificultad de impulsarlas, y precisó que hay avances y que se trabaja en temas como la norma de eficiencia energética.