Lunes 22 de agosto de 2011, p. 31
Madrid, 21 de agosto. Decenas de miles de personas se volcaron a las calles de esta capital para despedir al papa Benedicto XVI, quien realizó una visita de cuatro días para las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), en un contexto en el que el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero dijo que la actuación de la policía contra manifestantes laicos fue congruente y proprorcionada
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Las actividades de las JMJ culminaron con una despedida multitudinaria a Joseph Ratzinger, quien pidió a los jóvenes que sigan fieles
a la Iglesia católica, reiteró su rechazo a la investigación con células madres, al aborto y a los proyectos legales para permitir la eutanasia.
En ninguno de sus discursos el Papa alemán se refirió a las cuestiones que le demandaron las redes cristianas de base: el drama humano que se vive en el cuerno de África, en concreto en Somalia; los casos de pederastas en España y abusos cometidos por sacerdotes católicos, ni pidió perdón
por el apoyo de la Iglesia católica a la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).
Dolores Carrión, delegada del gobierno, dijo que los operativos contra los manifestantes laicos que se enfrentaron verbalmente a los asistentes a las JMJ se realizaron con congruencia y proporcionalidad
. Calificó de hechos aislados
las agresiones de la policía a ciudadanos que se manifestaban contra el uso de dinero público en la visita de Ratzinger a Madrid, las cuales quedaron registradas en no pocos videos y fotografías.
En tanto, Izquierda Unida solicitó la comparecencia ante el Congreso de los Diputados de Antonio Camacho, ministro del Interior y sucesor de Alfredo Pérez Rubalcaba en el cargo del candidato socialista en las elecciones del próximo 20 de noviembre, cuyo equipo de campaña también solicitó que se abra una investigación sobre la actuación de la policía. A esta petición se sumaron Esquerra Republicana per Cataluña e Iniciativa per Cataluña.
En este contexto, una joven que acudió a una comisaría a denunciar el robo de su bolsa aseguró que fue agredida e insultada por la policía.
La visita de Ratzinger a Madrid se promovió como una oportunidad
para el comercio de la capital, pero la Confederación de Comercio de Madrid reconoció que la ganancia fue mínima
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