Una metáfora de nuestra sociedad globalizada, en la que la soledad y la insatisfacción son causadas por el egoísmo inducido por el actual modelo económico de mercado, se escenifica en el montaje El Dragón Dorado, obra del dramaturgo Ronald Schimmelpfennig, cuyo estreno en nuestro país será el próximo 26 de agosto, en el teatro Santa Catarina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Con la dirección de Daniel Giménez Cacho, en El Dragón Dorado se cruzan las vidas de una decena de personajes, lo cual permite apreciar lo complejo y simultáneo que es la vida, comentó en charla con La Jornada el actor y creador escénico.

La historia se desarrolla en la cocina del restaurante de comida rápida llamado El Dragón Dorado, donde cinco inmigrantes asiáticos preparan todo tipo de comida de la gastronomía china, vietnamita y tailandensa.

Uno de ellos es un joven chino atormentado por un dolor de muelas, que no puede ser llevado al médico por su condición de indocumentado, y será otro de los cocineros quien tomará el papel de sacamuelas.

En tanto, en los departamentos de arriba del restaurante: una pareja se enfrenta a la llegada de un embarazo no esperado, deseando que todo fuese como antes; un hombre se lamenta de la infidelidad de su mujer; un anciano añora su juventud, y otro tiene su casa convertida en almacén de su negocio; además, dos amigas azafatas que comparten su vida privada.

La anécdota que detona la compleja interconexión de empleados, clientes y vecinos ocurre cuando una azafata encuentra en su sopa tailandesa la muela del joven chino.

Schimmelpfennig (Göttingen, 1967) es considerado uno de los autores alemanes más destacados en la actualidad. En 2010 fue distinguido en su país con el Premio Mejor Dramaturgo por El Dragón Dorado.

Su dramaturgia, consideró Giménez Cacho, “es muy original y novedosa, la cual en México también experimentan algunos jóvenes, con el término de narraturgia”.

Los que están integrados a su sociedad no son solidarios entre ellos, pues viven bajo un modelo en el que prima el individualismo, comentó el actor y director escénico en entrevistaFoto María Meléndrez Parada

Schimmelpfennig edita las escenas por fragmentos, con lo que establece una serie de puentes, algunos visibles y conscientes y otros no tanto. Toda la acción se encuentra interconectada, y es el espectador quien hace sus conexiones.

En esta obra, abundó Giménez Cacho, “todos buscan lo mismo: pertenecer a una sociedad y tener un sentido de la vida. Todos son víctimas de ello.

Los que están integrados a su sociedad no son solidarios entre ellos, pues viven bajo un modelo en el que prima el individualismo, y en los otros también hay una falta de solidaridad, pero por la necesidad de sobrevivencia.

Una cuestión interesante que refleja la obra “es cómo vivimos en una sociedad y sabemos y entendemos muchas cosas uno de otros, pero no podemos, no queremos o no sabemos hacer nada.

Estamos acostumbrados a vivir y convivir con la desgracia ajena, puntualiza el director.

Todo el tiempo el autor nos acerca y nos aleja de los hechos; así, el espectador aprecia una perspectiva global de lo que ocurre a todos.

La obra, concluyó, se acerca mucho a la sensación y a la idea de cómo en un momento de tu felicidad o desgracia pasan de manera simultánea otras miles de felicidades y desgracias. Y todo eso es la vida. Por eso es muy difícil hacer un juicio sobre la vida, pues es compleja y simultánea.

Con el auspicio de la Dirección de Teatro de la UNAM y de Por Piedad Teatro Producciones, El Dragón Dorado cuenta con las actuaciones de Arturo Ríos, Antonio Vega, José Sefami, Joaquín Cosío, Ana Graham y Concepción Márquez, quienes alternan funciones.

La obra se estrena el 26 de agosto a las 20 horas en el teatro Santa Catarina, Plaza Santa Catarina, esquina Francisco Sosa, Coyoacán.