e leído con atención la propuesta que ha publicado la UNAM, titulada Elementos para la construcción de una política de Estado para la seguridad y la justicia en democracia. Se trata de un pronunciamiento de enorme importancia por su contenido pero también porque la institución desde la que se hace la propuesta demuestra que el papel experto y contra-intuitivo de la intelligentzia universitaria resulta fundamental en la solución de uno de los problemas más importantes del país.
Los 36 puntos que contiene la propuesta articulan criterios de actuación de los que se desprende vocación civilizatoria –actitud que contrasta notoriamente con la posición beligerante que se ha asumido hasta ahora–, encuadrando el problema de la violencia y el delito en el contexto de pauperización que aqueja a importantes regiones del país, reconociendo la importancia que la corrupción ha tenido en el debilitamiento institucional del Estado en diversos sectores y alejándose del discurso simple y fácil que se basa en una supuesta maldad intrínseca, acríticamente atribuida a quienes participan de la delincuencia.
Con ese enfoque, la propuesta asume como presupuesto una actitud decidida de las autoridades en el más alto nivel para tomarse en serio el reto, alejarlo de los intereses políticos, electorales o partidistas y colocarlo como prioridad de Estado, con un énfasis preciso en el compromiso con la reducción de la corrupción a todos los niveles; en seguida, el documento señala la necesidad de ampliar el enfoque de la política criminal para que se articule con los pendientes de una justicia social débil o francamente ausente en el país, y en ese sentido, también plantea la necesidad de que se asignen recursos de manera racional, de acuerdo con este enfoque más integral.
Como propuesta seria que es, hace notar la necesidad de un diagnóstico del cual partir para lograr en efecto una política articulada con perspectiva nacional que tenga efectos directos en la población, no obstante que la responsabilidad sea municipal, estatal o federal. No tengo duda del valor del texto como punto de partida de una discusión sólida, racional y coherente frente a los principales focos rojos en materia de seguridad y justicia. Y sólo tendría alguna observación sobre la necesidad de un enfoque integral con perspectiva de derechos humanos.
Sobre la visión de la seguridad, plantea la necesidad de adoptar una visión de seguridad humana que rebasa con mucho el solo tema de la seguridad frente al delito. Pero el enfoque de derechos moldea la seguridad humana desde la transversalidad, la integralidad y la progresividad de los derechos, lo que confluye en la determinación de un enfoque basado en la libertad de las identidades y el compromiso con las diferencias situacionales en las que éstas se desenvuelven. De ahí que, cuando se aborda el tema de la política pública de adicciones, y aun cuando es claro que el enfoque punitivo debe dar lugar a un punto de vista más orientado a la prevención, cabría añadir que dicha perspectiva debe plantearse de modo que se avance a modelos en los que las decisiones de las personas en torno de la relación que quieren establecer con las drogas y el alcohol sean autónomas pero informadas, de modo que el riesgo de ingerirlas se acompañe de una asunción racional y corresponsable de sus consecuencias. El establecimiento de una nueva relación con las juventudes también destaca en el documento por su posición incluyente, pero es necesario hacer énfasis en el valor que la libertad juega como un mecanismo de respeto por las identidades juveniles para abandonar los enfoques asistencialistas y tomarse a la juventud, en serio, como sujetos de derechos. No me queda duda de que asumir este enfoque terminará salvando vidas, función primordial del Estado moderno.
Como he dicho, no tengo duda del alto valor de la propuesta y de que, como su nombre lo indica, es más una plataforma que un destino. Ojalá que las autoridades la tomen en serio porque en el fondo, lo que yo leo es un reclamo para que haya más Estado, para que éste funcione mejor, más eficientemente, con más transparencia y con más apertura para rendir cuentas de cara a construir ciudadanía. Felicidades al rector y a sus colaboradores cercanos, y enhorabuena a la UNAM. Como dicen los clásicos, el balón está en la cancha de la autoridad.
* Ombudsman de la ciudad de México