José Sarukhán, coordinador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, advirtió ayer que el reto más importante que la humanidad tiene no es el terrorismo, ni las bombas atómicas o las armas de destrucción masiva, sino lograr un proceso de desarrollo equitativo y sensible de las limitaciones que el entorno ambiental impone.

Al participar en el foro Repensando el desarrollo: ética e inclusión social, que se efectuó en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), consideró que no hay voluntad política para asumir las enseñanzas de la naturaleza como límites de acción, y ello obedece a intereses económicos o políticos.

En algunas áreas gubernamentales, dijo, sí se aceptan las lecciones, pero en otras no, porque existen una serie de elementos que hacen interesante manipular las cosas en otra dirección. Por ejemplo, señaló que por un lado,se promueve una política de cuidado y reforestación de los bosques, pero por otro se fomenta la deforestación y el cambio de suelo de manera poco racional.

Sarukhán Kermez señaló que una concepción ética del desarrollo implica respetar el entorno ambiental, entendido como el trazo de acciones y políticas de Estado que permiten conservar el capital natural de un país.

Otro elemento de una concepción de este tipo es la responsabilidad hacia los otros miembros de la especie, puntualizó el ex rector de la UNAM, quien destacó la necesidad de introducir un fuerte cambio en la forma en que se percibe al ser humano, para que se vea como miembro de una especie y no de una sola sociedad.

El catedrático añadió que si la población no está convencida de que se debe cambiar, no habrá transformación en este tema, razón por la cual llamó a los medios de comunicación a ser transmisores conscientes, cuidadosos y permanentes de la información que se tiene, y no servir de marionetas que funcionan por los intereses que mantienen el actual estado de cosas.