Las reliquias de Juan Pablo II arribaron anoche al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para iniciar un recorrido de cuatro meses por las 92 diócesis del país; el trayecto estará custodiado permanentemente por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública federal, que se coordinarán con los cuerpos de seguridad estatales.

Tras la llegada de las reliquias, que constan de una pequeña cápsula que contiene sangre del pontífice declarado beato recientemente y algunos de sus ornamentos papales, el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Víctor René Rodríguez Gómez, pidió a los mexicanos orar por la paz y unirse en los grandes valores.

En la Terminal 2 del aeropuerto capitalino, el también obispo auxiliar de la diócesis de Texcoco explicó que el recorrido empezará el próximo 25 de agosto de la nunciatura apostólica a la Basílica de Guadalupe, y de ahí a las primeras diócesis, que serán las del estado de México.

El recorrido planeado desde hace varios meses incluye ciudades con alta incidencia del crimen organizado. Así, estarán Apatzingán, Ciudad Juárez, Tijuana, Culiacán, Durango y Ciudad Victoria, y serán custodiadas permanentemente por elementos de seguridad pública de los tres niveles de gobierno, según informó el episcopado.

El presbítero Manuel Corral comentó que los trámites para dicha custodia se hicieron por medio de la Dirección de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, tal como se hizo con las peregrinaciones de las reliquias de San Juan Bosco y Santa Teresita del Niño Jesús, en agosto de 2010, y enero de 2001, respectivamente.

En tanto, El Observatorio Eclesial criticó que la Iglesia católica intente reavivar la fe mediante la veneración de parte de la vestimenta papal y fluidos del beato Juan Pablo II.

Gabriela Juárez Palacios, secretaria ejecutiva de dicho organismo, calificó el recorrido por el país de las reliquias del pontífice fallecido en 2005 como una práctica de adoración de la Edad Media. Añadió que si la Iglesia católica mexicana quiere reavivar el fervor religioso de la población debería optar por acercarse más a sus feligreses y entender sus necesidades, tanto de seguridad como de mitigación de pobreza, entre otras.

Este tipo de veneraciones dan risa, ya no responden a la época actual; son prácticas de antaño, de la Edad Media. Pareciera que con estas manifestaciones la Iglesia quiere tapar con un dedo la situación que se vive. Concretamente en México, sería más valido que la Iglesia hiciera un pronunciamiento acerca de la ley de seguridad nacional o que se manifestara en favor de la fe ante las problemáticas que tenemos en el contexto actual, antes de estar encabezando una peregrinación de reliquias.

En entrevista, Juárez Palacios indicó que el uso de elementos de seguridad federales para custodiar dichas reliquias muestra la cercanía existente entre la Iglesia católica y los gobiernos federal y estatales.