La cantante y actriz presenta su trabajo escénico Partir el pan en el teatro la Capilla
Propongo una búsqueda y un encuentro con los cuerpos ausentes y la memoria, dice
Martes 16 de agosto de 2011, p. 6
Con el trabajo escénico Partir el pan, la cantante y actriz Hebe Rosell comparte sus experiencias como hija, madre, esposa y abuela, siempre comprometida con la rebeldía y la necesidad de cambiar la realidad en beneficio de sus semejantes.
Su infancia y su padre ciego, su militancia en Argentina, sus exilios en Madrid y París hasta llegar a México, su trabajo como músicoterapeuta, los innumerables conciertos que ofreció como parte de la banda de Guillermo Briseño y su compromiso como cantante, en apoyo a distintos movimientos político-sociales, tanto en Argentina como en México, son algunos de los momentos que Hebe Rosell seleccionó de su vida para ese espectáculo en el que entreteje teatro, música, poesía y memoria.
Con idea original y textos de Hebe Rosell y con dramaturgia de Ángeles Hernández y asesoría escénica de Hugo Arrevillaga; Partir el pan es una búsqueda y un encuentro con los cuerpos ausentes, la unidad, la rebeldía, la sensualidad, la ferocidad ennoblecida, el humor, la memoria
, expresa la cantante y actriz, cuya voz personal, se convierte en colectiva, para acercar al espectador al sentido de comunidad, donde la confianza, el abrazo y los vínculos con el otro pueden reconstruir la esperanza.
Denunciar y seguir soñando
Con una larga mesa de madera como única escenografía, sobre la que se aprecian diversos recuerdos, objetos y un álbum con fotografías, poemas y testimonios de vida, Hebe Rosell confiesa que ha elegido nombrar, testimoniar, denunciar y seguir soñando
, para ello evoca las diferentes etapas de su vida, marcadas en ciertos casos por la valentía, el miedo, el amor y el anhelo de libertad.
Desde la intimidad recuerda y reconstruye diversos episodios familiares entretejidos con hechos históricos. Por ejemplo, el nacimiento de su hijo, su activismo político como integrante del grupo vocal e instrumental de música folclórica Huerque Mapu, creado en Buenos Aires, así como la represión de la Junta Militar de Argentina en los años 70 del siglo pasado.
Su entrañable labor de músicoterapeuta, sus exilios en Madrid y París. Sus amigos y conocidos, como Pablo Neruda, Alfredo Zitarrosa (padrino de su hijo), Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui, así como su llegada a México gracias al apoyo del grupo Sanampay, son parte de esos recuerdos que cierran una importante etapa de su vida.
Otra es la que vive en nuestro país, donde ha radicado desde 1977 y donde desde que arribó, dice, sabía que llegaba a casa
.
Con su infatigable capacidad de rebeldía, su estancia en México la llevó de la música folclórica al rock, con Guillermo Briseño. A cantar en apoyo a San Salvador Atenco, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y la Marcha de la Dignidad Indígena, entre otros.
Hebe se conmueve, se indigna y solidariza por lo ocurrido en Acteal; en la guardería ABC, de Hermosillo; por los asesinatos de Digna Ochoa; de doña Marisela, en Chihuahua; por Susana Chávez, quien dijo: Ni una muerta más
.
Hebe Rosell evoca, canta, dice poemas, es testigo de la violencia y la brutalidad, se convierta en voz de las víctimas, pero también ama, confiesa, celebra y comparte.
Partir el pan se inspira en la idea propuesta por la filósofa María Zambrano, explicó la cantante y actriz en entrevista. Ella sostenía que no vamos a poder librarnos de lo trágico de la historia a menos que juntos trabajemos la propuesta personal y comunitaria como algo que podamos compartir. Más allá de la confesión personal es el deseo de poder revertir la realidad propia, la soledad, el dolor, el sufrimiento; y en el momento mismo en que se comparte, el tema se convierte en un nosotros, en un reflejo de la vida y de la necesidad de rebelarse y cambiar
.
Partir el pan: una acción de palabra compartida para que la vida se rebele y se transforme, se presenta los domingos, a las 18 horas, y lunes, a las 20 horas, en el teatro La Capilla (Madrid 13, Coyoacán).