El INAH digitalizó esos tesoros para su consulta en la web, como parte de un proyecto
En casi 10 años se han procesado 98; ya no se manipulan y su difusión es amplia, asevera la directora del recinto
Catecismos en lenguas zapoteca y castellana, están disponibles en línea
Martes 16 de agosto de 2011, p. 4
En la actualidad, cinco códices mexicanos pueden ser consultados a escala mundial, debido a que se encuentran publicados en línea en las páginas electrónicas de la Biblioteca Digital Mundial (www.wdl.org) y en la Biblioteca Digital Mexicana (http://bdmx.mx/).
Asimismo, la tenaz labor realizada por especialistas durante casi una década ha permitido digitalizar 98 códices prehispánicos y colombinos, no obstante que ese proyecto comenzó desde 1994. Los materiales están resguardados en la bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Este corpus documental incluye documentos de Puebla, la zona mixteca (como el Códice colombino), Oaxaca, la región del Altiplano, Michoacán y el centro de México, entre otros. Luego de concluir ese complejo proceso
se encuentran a disposición de los interesados para consulta en línea en el mismo recinto o mediante discos compactos, de las cuales se realizaron una serie de réplicas para su difusión.
Los códices están en soportes de algodón, piel de venado o papel amate, y destaca en ello su amplio espectro de colores en tinturas naturales.
En ellos se encuentran distintos estilos y datan de la época prehispánica, la Colonia y del siglo XVIII; de este último resaltan documentos de varios pueblos.
Preservación de acervos
Entre las ventajas que aporta la digitalización, explicó Julieta Gil Elorduy, directora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, destaca el hecho de que los códices originales ya no son manipulados y, además, se pueden consultar el tiempo que sea necesario.
Al respecto, agregó la etnóloga Gil Elorduy, la digitalización permite la preservación y el respaldo de los acervos, así como una amplia difusión de estas joyas pictográficas.
La directora de ese recinto manifestó que el tiempo requerido para digitalizar cada uno de los códices estuvo sujeto al tamaño y al soporte en que fue plasmado el documento desde su origen. “Tenemos lienzos que miden entre siete y ocho metros, lo cual implica gran dificultad al digitalizar, porque requiere de más tiempo, más personal y medios tecnológicos.
Por ejemplo, los códices más grandes se colocaron en un lugar específico y la cámara tuvo que adaptarse a un andamiaje para que se captaran las imágenes sin mover el documento pictográfico
, aseveró Mi-guel Ángel Gasca Gómez, encargado de la digitalización de acervos en esa biblioteca.
En el proceso de digitalización, prosiguió quien encabeza el área de sistemas, participó un equipo interdisciplinario aboca-do a la planeación y ejecución de tan complejo trabajo.
Cuando iniciamos este proceso, en 1994, no existía esta tecnología y se trabajó mediante placas análogas, que permitieron fotografías de 4X5 pulgadas.
Incluso, señaló, la fotografía digital no era de alta resolución como la actual, pero se captaron tomas con un soporte análogo el cual fotografiaba por cuadrantes y luego se recurría a un escáner especial, y a partir de ese fase se realizaba la reunión digital de todo el material
.
Por ejemplo, destacó, las piezas de la mapoteca histórica también se captaron en placas análogas, pero a partir de 2000 fueron adquiridos escáners de cámara plana de gran formato y se empezaron a procesar otras colecciones a mayor velocidad y a un costo menor.
Asimismo, se intervinieron los archivos fotográficos de Pérez Salazar –que son cartas de visitas del siglo XIX–, álbumes, la colección de ex libris donada por Guillermo Tovar de Teresa, diversos impresos que datan de los siglos XVI al XIX, colecciones pertenecientes al Archivo Histórico, como el de los refugiados españoles y con los archivos de memoria oral.
Tan sólo este año serán procesadas un promedio de 27 mil imágenes de excelente calidad
, agregó.
Sobre los códices, Julieta Gil Elorduy dijo que se ha tenido la fortuna de hacer facsímiles y promoverlos sin que los originales salgan de la bóveda, excepto para consultas especializadas.
La idea es entregar un producto más accesible al usuario, lo cual se inició con la reproducción de los códices en discos compactos.
De los documentos pictográficos, que son nuestra memoria indígena
, existen otros, pero se encuentran diseminados en diversos recintos alrededor del mundo. Incluso, agregó, también tenemos una serie de catecismos originales que ya fueron digitalizados, algunos datan del siglo XVI y están en lenguas zapoteca y castellana.