Ana Luisa Velasco presenta su trabajo al ingresar a la Academia Nacional de Medicina
Introducimos electrodos en sitios específicos del cerebro con la finalidad de enseñarlo a no sufrir el problema y, sin lesionarlo, mejoramos su estado cognitivo, explica la experta de la UNAM
Martes 16 de agosto de 2011, p. 2
En contraste con la creencia popular, la epilepsia sí es operable porque los métodos diagnósticos han avanzado tanto que los pacientes pueden ir directo a cirugía. Sin embargo, para quienes la intervención pudiera afectar alguna función como el lenguaje, la memoria o el movimiento, y no es claro el sitio donde se inician las crisis, es necesario introducir electrodos sobre o dentro del tejido cerebral, según estudios a los que se ha dedicado Ana Luisa Velasco Monroy, de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La especialista habló de su experiencia con los datos obtenidos mediante el registro con electrodos y su valor diagnóstico, así como el pronóstico en pacientes candidatos a cirugía, trabajo por el que, junto a su destacada experiencia profesional, ingresó como académica numeraria a la Academia Nacional de Medicina de México en el área de Neurología.
Sin duda, destacó la neuróloga y neurofisióloga, estos estudios también permiten detectar pacientes que no podemos operar con los métodos tradicionales, porque si el foco se encuentra en una zona del cerebro donde hay lenguaje, memoria o movimiento, al abatir la crisis podríamos afectar esas funciones. La mayor contribución de mi grupo de investigación ha sido aplicar la técnica de neuromodulación para corregir trances epilépticos.
Explicó: “Lo que hacemos es introducir electrodos en sitios específicos del cerebro que conectamos con cables que pasan debajo de la piel, dirigidos a marcapasos que se ajustan a control remoto por medio de una computadora.
Damos a los pacientes pequeños estímulos eléctricos, que para ellos son imperceptibles. Lo que hacemos es enseñar al cerebro a no tener crisis y, sin lesionarlo, mejoramos su estado cognitivo
, señaló.
La especialista agregó que estos estudios comenzaron hace tiempo y ya se aplican en todo el mundo; hoy la nueva tendencia en neurología es no dañar el cerebro, sino modularlo para enseñarle a funcionar adecuadamente
, destacó la también miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Integrante de la Sociedad Norteamericana de Neuromodulación, comentó: “Toda mi carrera he sido académica; mis especialidades son la neurología y la neurofisiología, lo que ha incluido la docencia y la investigación. Por ello, estar dentro de la academia era un paso necesario, un logro importante, porque ahí están los mejores médicos de nuestro país.
Ser miembro de la academia da prestigio, pero ésa es sólo la parte personal; lo más importante es que da la oportunidad de participar en el desarrollo de la medicina en México
, apuntó.
Comentó que la idea es colaborar en distintos niveles: con la participación en congresos, con publicaciones en la revista de la academia y, más adelante, tratar de participar en las políticas en materia de salud del país.
Velasco Monroy, fundadora de la Clínica de Epilepsia del Hospital General de México, consideró que México tiene gran fortaleza en su juventud y un investigador o académico no sólo se forma después de la carrera; parte de su preparación profesional debe ser la formación de recursos humanos
.
Imparte clases en el posgrado de ciencias médicas, biomédicas y sicología. Además, apoya al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en los veranos de investigación científica y al Grupo Afines de pregrado de la Facultad de Medicina; también tiene alumnos de servicio social.
Velasco Monroy se ha preparado primordialmente en la UNAM; hizo su posdoctorado en la Universidad de California de Los Ángeles. Creo que con mi trabajo no sólo pongo a mi país en alto, sino a la Universidad Nacional. Si me dedico a la docencia es para retribuir en algo lo que la UNAM me dio: una excelente preparación y un nivel muy reconocido y respetado a escala nacional e internacional
, concluyó.