México muestra el desconcertante panorama de una economía en que se liberalizó el comercio y se elevó notablemente la relación de las exportaciones de manufacturas al producto interno bruto (PIB), pero éste no ha podido mantener un ritmo rápido de crecimiento, advierte una investigación difundida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Tal situación es atribuible a que al mismo tiempo que crecieron las exportaciones, también lo hicieron las importaciones, pero la mayoría están vinculadas a las maquila, destinada también al comercio exterior.

En la investigación México: la maquila, el desajuste monetario y el crecimiento impulsado por las exportaciones, a cargo de Carlos Ibarra, se critica la posición del gobierno e instituciones mundiales que optaron por profundizar la liberación del mercado, con la idea de que permitiría mejorar el acceso a los bienes intermedios importados, incrementaría la competitividad de las empresas nacionales y aceleraría el crecimiento de las exportaciones y también del PIB. La experiencia muestra que puede aumentar el cociente de exportación de manera considerable y, no obstante, tener un efecto relativamente débil sobre el crecimiento promedio del PIB, sentencia el análisis.

La debilidad del crecimiento impulsado por las exportaciones en México, se explica, en gran parte, por dos características de la economía surgidas luego de la liberalización del comercio: la continua apreciación real del peso y la gran y creciente participación de la maquila en la canasta de exportaciones del país. Ambos factores determinan que los flujos de comercio tengan poco efecto sobre el crecimiento del PIB, asevera la Cepal.

Pondera que tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hubo dos momentos de aceleración del crecimiento en el país: el primero fue de 1996 a 2000, y el segundo entre 2004 y 2007, en los cuales el promedio anual de crecimiento del PIB aumentó de menos de uno por ciento registrado en el trienio anterior, a 5.5 y 3.8 por ciento para los episodios mencionados.

Sin embargo, nuevamente hace notar que tales episodios se caracterizaron por una depreciación inicial de la moneda (especialmente marcada en el primero) y la expansión de las exportaciones manufactureras.

Si bien destaca que la relación de las exportaciones de manufacturas con el PIB creció de 10 a 37 por ciento entre 1993 y 2007, y lo mismo sucedió con las importaciones, al pasar de 16 a 43 por ciento, aclara que los bienes intermedios representan en ambos casos 75 por ciento de las compras al exterior y la mayoría son insumos para las industrias automotriz y de ensamblado de computadoras.

Prevé que las importaciones de bienes intermedios seguirán creciendo, en la medida que la industria se desplace hacia las exportaciones: Es de esperarse que el intenso uso de importaciones en la producción de exportación, que ya era elevado cuando entró en vigencia el TLCAN, se incremente con el paso del tiempo como parte de la tenencia mundial a la especialización vertical de la producción industrial.