El sistema les ha hado una enseñanza de segunda y más empobrecida: Etelvina Sandoval
Los datos reflejan el fracaso del gobierno en los programas destinados a una de las poblaciones más vulnerables, en razón de que 76 de cada 100 subsisten en condiciones de pobreza, señalan
Miércoles 10 de agosto de 2011, p. 42
Aunque México es una de las naciones del mundo con mayor diversidad étnica y lingüística –casi 16 millones de personas se autodefinen indígenas–, el sistema educativo es expresión de la profunda desigualdad y exclusión, ya que sólo dos de cada 100 integrantes de los pueblos indios llegan a la educación superior.
El rezago y la falta de una oportunidad para acceder a la escuela viene de atrás: apenas 10 de cada 100 indígenas estudió primaria, siete de cada 100 tiene secundaria, y cinco de cada 100, bachillerato, de acuerdo con datos de la Subsecretaría de Educación Superior.
Para especialistas del ramo, lo anterior refleja el fracaso
del gobierno en los programas destinados a una de las poblaciones más vulnerables del país, en razón de que 76 de cada 100 indígenas subsisten en condiciones de pobreza.
Al celebrarse ayer el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la profesora-investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Etelvina Sandoval, destaca que a la situación de marginación y precariedad se suma que el sistema educativo siempre ha dado a esta población una educación de segunda
, con una enseñanza de menor calidad y más empobrecida, cuando la lógica tendría que ser al revés: dar una muy buena enseñanza a quienes más lo necesitan.
La menor presencia de integrantes de estas comunidades se registra en el nivel superior. La subsecretaria del ramo estima que hoy día existen alrededor de 60 mil estudiantes de los pueblos originarios en dicho nivel educativo, lo que representa 2 por ciento de la matrícula total, que asciende a más de 3 millones de estudiantes. Es decir, agrega, el peso de las comunidades indias en la población total es de casi 15 por ciento, pero la matrícula de educación superior apenas llega a 2 por ciento.
La realidad, dice por su parte la profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Claudia Santizo, es que el sistema no les ha proporcionado una opción educativa adecuada
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La situación dramática
de falta de acceso a la educación se remonta al inicio de la enseñanza básica, donde ya hay muchas dificultades para darles clases y que los niños aprendan en su lengua materna, expresa.
En el país hay 15.7 millones de integrantes de los pueblos indios, de los cuales 9.1 millones no hablan lengua indígena y 6.6 millones mantienen vivas 68 lenguas con más de 364 variantes.
El problema, continúa Santizo, es que no para todos hay herramientas en su lengua. ¿Entonces, con qué material didáctico les das educación, primero, en su lengua materna, para luego transitar al español? Si integras a un niño que solamente habla su lengua materna a un grupo de primaria normal se desincentiva, porque no entiende. La otra cuestión es que se requieren maestros de las mismas comunidades, porque de acuerdo con experiencias de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) los educadores comunitarios primero empiezan con entusiasmo, pero luego ven a la comunidad como un lugar temporal
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A lo anterior se añade la problemática de estos mentores, subraya, por su parte, Etelvina Sandoval, quien recuerda que se trata de maestros que provienen de un reclutamiento de jóvenes que recientemente terminaron secundaria o bachillerato y que al ingresar a la docencia tienen que tomar cursos en la UPN para obtener una plaza o permanecer como educadores. Es decir, son maestros que se forman en la práctica, sin apoyos, sin un salario digno y sin ninguna seguridad laboral, lo cual nos remonta a la época posrevolucionaria, cuando había maestros de primera, de segunda y tercera
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Por su parte, la SEP admite que la calidad educativa que reciben los integrantes de los pueblos originarios en el nivel básico y medio superior tiene escasa pertinencia cultural y lingüística, lo cual los pone en situación de desventaja para garantizar su ingreso y permanencia en instituciones de educación superior
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Además, los costos de oportunidad y de traslado, de sostenimiento o de estancia que implican el ingreso y permanencia de los jóvenes indígenas en el nivel profesional difícilmente pueden ser cubiertos por la familia, dada su vulnerabilidad económica.
Reflejo de lo anterior es que 98 de cada 100 localidades con importante presencia indígena enfrentan contextos de alta o muy alta marginación, donde la tasa de mortalidad infantil es 60 por ciento mayor a la del resto de la población mexicana.
Con una tasa de analfabetismo de los indígenas tres veces más alta que la media nacional, Claudia Santizo explica que al no existir opciones educativas en sus pueblos, pues puede haber una primaria bilingüe, pero no secundaria, provoca que los alumnos emigren en busca de una oportunidad, pero al ingresar a la fuerza de trabajo, hasta ahí llegó su educación
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En los hechos, sintetiza Etelvina Sandoval, ocurre una exclusión por inclusión, porque están excluidos de tener en las posibilidades de la educación una verdadera alternativa
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