e ha causado sorpresa averiguar, gracias a las informaciones de mi amiga Margarita de la Villa, de qué manera el viejo fascismo español, que hoy representa sin la menor duda el Partido Popular que encabeza Mariano Rajoy, agrede la memoria de los viejos republicanos. Una nueva edición del Diccionario Biográfico que publica la Real Academia de la Historia ha presentado una supuesta biografía de Manuel Azaña llena de falsedades tan evidentes que resulta muy sospechoso que hayan sido producidas por errores en la información.
No es extraño que suceda de esa manera. Las victorias del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones han provocado todo tipo de venganzas por parte del saldo del franquismo. No hay que desechar de todas maneras el hecho de que el PSOE no haya actuado de la mejor manera, salvo en los años de Felipe González. Aun así, tampoco es un hecho que en las próximas elecciones se imponga de nuevo la derecha española.
No ha sido fácil el gobierno de Rodríguez Zapatero. La situación económica de la Unión Europea, que se expresa de manera más dramática en Grecia, Italia, Portugal y España, que es en definitiva la expresión del fracaso de Europa y del euro, no ha hecho fácil el gobierno socialista y, ¿por qué no decirlo?, del capitalismo.
Lo que llama la atención es que el señor Rajoy tiene un entorno nada favorable. Los actos de corrupción en que han incurrido algunos de sus más notables amigos dejan una muestra de lo que podría ser un nuevo gobierno de la derecha. Pero hay, además, un movimiento que trata de actualizar las barbaridades cometidas durante la dictadura de Franco, que le están costando al juez Baltasar Garzón disgustos que no merece.
Aún tengo esperanzas de que el PSOE salga adelante en las elecciones. El candidato evidente, hoy vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba, a la distancia me parece una persona que maneja la política con dignidad y sabiduría. Y por supuesto que deberá aprovechar la experiencia de Zapatero para encargarle un puesto de responsabilidad.
Me ha dolido el fallecimiento de Jorge Semprún. Como escritor fue excepcional, pero su vida política, incluyendo la etapa dolorosa del campo de concentración, fue envidiable.
En los últimos años de su vida Semprún quedó incorporado al gobierno de Felipe González, a pesar de su evidente vinculación con el Partido Comunista. En cierto modo coincidimos sin conocernos en el tiempo que vivió en París y esa formación le sirvió enormemente para su heroica actividad política.
Creo que el PSOE tiene elementos y tradición para lograr un triunfo en las próximas elecciones. Confieso que la pérdida de Andalucía fue un mal augurio, pero los seguidores de Rajoy son tan reaccionarios que los andaluces, aparte de todas sus gracias, tienen inteligencia y sensibilidad política y constituyen un pueblo donde se hace notable la diferencia entre pobreza y riqueza, lo que los llevará a una especie de arrepentimiento y al buen ánimo de que Andalucía recupere su sensibilidad social.
Pronto sabremos qué pasará en España. Por ahora, la noticia negativa está en el incómodo desempleo. Si de alguna manera se puede detener esa tendencia, Andalucía recuperará la gracia que le es esencial y sin duda resulta incompatible con la antipatía de la derecha.