Economía
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Expertos consideran que con el paquete aprobado por el Senado no se resuelve el problema

Da Estados Unidos giro de una política de estímulo económico a recorte de gasto

Obama se compromete a crear más empleos y obligar a ricos a contribuir a reducir el déficit

Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de agosto de 2011, p. 27

Nueva York, 2 de agosto. Washington logró evitar el primer incumplimiento de pagos de sus obligaciones financieras en su historia, lo cual amenazaba con desestabilizar la economía mundial, al promulgar como ley una medida de austeridad fiscal que implica un giro de la política económica de estímulo económico a una de recortes de gasto ante una economía deprimida.

El Senado aprobó la iniciativa esta tarde por 74 votos a favor y 26 en contra, y la envió a la Casa Blanca, donde poco después el presidente Barack Obama la sancionó, es decir, la validó con su firma. La Cámara de Representantes aprobó la medida el lunes.

Así, menos de 12 horas antes de que venciera la autoridad del gobierno federal para continuar teniendo acceso a crédito para el pago de sus obligaciones, Washington superó meses de intensas disputas que asombraron al mundo y a los mercados financieros por el cada vez mayor riesgo que implicaba no llegar a un acuerdo hasta última hora.

Sin embargo, aunque se expresó alivio en el sector financiero y empresarial por la resolución del asunto de la deuda, en lugar de celebrar, los mercados financieros hicieron lo contrario ante una creciente preocupación frente a indicadores de un continuo deterioro en la economía y la cada vez más grande posibilidad de una segunda recesión.

Triunfo político republicano

En la Bolsa de Nueva York, las acciones del índice de Standard & Poor’s 500 sufrieron su peor día en un año (un desplome de 2.6 por ciento), con lo cual se esfumaron todos los avances en valores de 2011, mientras que el oro y el franco suizo subieron (indicadores de que los inversionistas están buscando refugios seguros), reportó la agencia Bloomberg.

La medida representa un triunfo político republicano al imponer recortes a programas sociales sin ningún nuevo impuesto y cargar así buena parte del costo de la solución a trabajadores y los sectores más vulnerables.

Ante ello, el presidente Obama intentó de inmediato cambiar este enfoque con un mensaje desde la Casa Blanca en el que subrayó que con esta emergencia superada, su compromiso de aquí en adelante será la generación de empleos, el impulso de la economía y obligar a que los más ricos contribuyan más a resolver el déficit: lo opuesto a las consecuencias que se esperan con la medida aprobada hoy.

La nueva ley permite elevar en una primera etapa el llamado techo de deuda por un monto equivalente al de los recortes en el presupuesto, seguida por una segunda etapa con mayores recortes que juntos sumarán por lo menos 2.1 billones de dólares a lo largo de los próximos 10 años. Incluye mecanismos para evaluar y aplicar estos recortes para reducir el déficit presupuestario, entre otros, en los rubros de defensa y programas sociales, pero no considera ningún incremento en los impuestos, ni para los más ricos.

Para los republicanos, el giro en la política económica que implica el acuerdo fue un gran triunfo. Este es un cambio de comportamiento del gasta, gasta, gasta al recorta, recorta, recorta, celebró el senador republicano Lamar Alexander.

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El capitolio estadunidense. El Senado votó ayer un paquete económico que recorta el gasto con el objetivo de reducir el déficit fiscalFoto Reuters

Críticos, incluso algunos republicanos y economistas en Wall Street, han advertido que el giro de una óptica de estímulo económico a una de reducción del déficit es justo lo opuesto a lo que se requiere ante una recuperación económica anémica con altas tasas de desempleo. Una amplia gama de la base demócrata, sobre todo el ala liberal, expresó su disgusto con un acuerdo que impone mayor austeridad a los trabajadores y los más necesitados sin ningún sacrificio para los banqueros, empresarios y familias más prósperas del país.

Ante ello, los primeros comentarios del presidente Obama después de que el Senado aprobó la medida se enfocaron sobre el empleo y mayor crecimiento económico. No podemos equilibrar el presupuesto sobre las espaldas justo de la misma gente que ha aguantado el peso mayor de esta recesión, declaró, al prometer que ahora batallará por nuevos empleos, mayores salarios y un crecimiento económico más rápido. Insistió en que el acuerdo aprobado hoy es sólo un primer paso y aseguró que permitirá continuar con inversiones en rubros que generarán empleo, y prometió que se requiere más trabajo para lograr una manera más equilibrada para reducir el déficit, incluyendo tanto reformas en algunos programas sociales como en el código de impuestos para que los estadunidenses más ricos y las empresas más grandes paguen su parte justa.

Pero los republicanos indicaron que para ellos éste también es sólo un primer paso en promover su agenda de mayores reducciones en el presupuesto, evitar todo nuevo impuesto y reducir el papel del gobierno.

El hecho es que, como lo caracterizó Greg Sargent, comentarista y bloguero del Washington Post, los republicanos están logrando “una victoria política que podría no tener precedente en la historia estadunidense… al usar como palanca la amenaza de un resultado potencial que ellos mismos reconocieron podría llevar a una catástrofe nacional para extraer enormes concesiones de los demócratas sin ceder nada significante a cambio”.

Robert Reich, ex secretario de Trabajo de Bill Clinton y profesor de la Universidad de California en Berkeley, coincidió con esta interpretación, afirmando que el acuerdo es el pago de rescate a los secuestradores republicanos de este asunto. El acuerdo, dijo, no sólo “no incrementa impuestos sobre los más ricos –quienes ahora llevan a casa el más grande porcentaje del ingreso y riqueza nacional en 80 años–, sino pone en riesgo los programas de asistencia social y limita la capacidad del gobierno a responder a la crisis de empleo y crecimiento económico”.

Reich concluye que el enfoque en el déficit está equivocado. El déficit del presupuesto no es el obstáculo más grande a nuestra prosperidad. Es la falta de empleo y crecimiento. Y la amenaza más grave a nuestra democracia es el surgimiento de una derecha radical capaz de conseguir casi todo el pago de rescate que demanda.