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Se ajustarán las normas migratorias a las condiciones actuales y futuras: Raúl Castro

El gobierno de Cuba confirma intención de facilitar viajes de ciudadanos al extranjero

Vigente, el estatus por el cual la persona que reside fuera del país debe entregar casa y bienes al gobierno

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El presidente de Cuba, Raúl Castro, a la izquierda, y el vicepresidente José Ramón Machado Ventura, ayer, durante una sesión de la Asamblea Nacional en La HabanaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 2 de agosto de 2011, p. 24

La Habana, 1º de agosto. El presidente Raúl Castro confirmó hoy tácitamente que el gobierno facilitará los viajes de los cubanos fuera de su país, como parte de una reforma a la política migratoria que ha mantenido Cuba durante medio siglo.

En un discurso ante el parlamento, el mandatario omitió precisiones, pero el contexto de sus palabras apuntó claramente a una reducción de las barreras que tienen los cubanos para viajar al exterior.

La declaración presidencial es el aviso más firme sobre un cambio que los cubanos habían pedido con fuerza durante reuniones públicas en 2007. También puede indicar que la discusión de este punto en el primer círculo del poder, que ya había consumido algunos años, finalmente arroja conclusiones.

El presidente argumentó que se ajustarán las normas migratorias a las condiciones del presente y el futuro previsible. La frase puede relacionarse con la expectativa del gobierno sobre el aumento del empleo en el exterior de personal calificado, como alternativa a la reducción de plazas prevista por la reforma económica en curso.

Castro explicó que se trata de medidas que se valoran en la senda de reducir prohibiciones y regulaciones emitidas en otro momento del proceso revolucionario, en legítima defensa ante las agresiones a que hemos sido sometidos por más de cincuenta años, y también modificar diferentes decisiones que jugaron su papel en determinadas circunstancias y después perduraron innecesariamente.

El congreso del Partido Comunista, en abril pasado, reconoció por primera vez en un documento oficial y público la necesidad de facilitar los viajes de los cubanos al exterior como turistas o como trabajadores.

Castro citó dos límites a la nueva política: Cuba podrá defenderse de los planes injerencistas y subversivos de Estados Unidos y habrá contramedidas frente al robo de talentos. El primer punto sugiere restricciones al ingreso de algunos emigrados al país; el segundo, la permanencia de prohibiciones para la salida de algunos profesionales o personal especializado.

Además de la visa extranjera, para salir de su país los cubanos ahora requieren un permiso, que otorga o niega discrecionalmente en cada caso el Ministerio del Interior. Esas autorizaciones aumentaron considerablemente en los años 90, cuando también surgió una fórmula legal para residir en el exterior y se facilitaron las visitas de los emigrados a la isla.

Sin embargo, aún existe el estatus de salida definitiva, por la cual la persona que se va a residir al exterior debe entregar al gobierno su vivienda y todas sus pertenencias.

También se mantiene la pro- hibición de facto para que algunos emigrados visiten Cuba, como los balseros que se fueron a Estados Unidos en la segunda mitad de la década de los 90. Un millón 800 mil cubanos viven fuera de su país, según informes oficiales.

Castro dijo que la reforma ayudaría al incremento de los vínculos de la nación con la comunidad de emigrantes. Apuntó que hoy los emigrados cubanos en su aplastante mayoría lo son por razones económicas y mantienen vínculos con su país, a diferencia de quienes salieron hace décadas en abierto enfrentamiento con el gobierno.

El mandatario recordó que Cuba es el único país a cuyos ciudadanos se les permite residir en Estados Unidos sin visa alguna, debido a una ley de 1966.